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Zona Pro

¿Es el The Players Championship el quinto ‘grande’?

Alfonso Martínez | 12 de mayo de 2011

Álvaro Quirós y Sergio García inician dentro de unas horas el asalto al The Players Championship, el torneo más importante del calendario regular del PGA Tour y que, fiel a su cita, regresa con una nueva entrega de su eterno debate acerca de su presumible status de major.

Como viene sucediendo en los últimos años, siempre que nos adentramos en la semana del The Players Championship florece la recurrente pregunta sobre su nivel de tratamiento. ¿Es el The Players Championship el quinto grande? ¿Merece ser encuadrado en el Olimpo de los majors junto a los centenarios Abiertos de Gran Bretaña y de los Estados Unidos, el campeonato de la PGA norteamericana y el torneo de Maestros del Augusta National? ¿Es realmente una prueba imprescindible para el golf internacional, no solo el estadounidense?

Antes de seguir con nuestro razonamiento, conviene dejar meridianamente claro que en la actualidad el The Players no disfruta de la categoría de major, por mucho que desde los despachos de Sawgrass, sede del torneo y cuartel general del PGA Tour, se ha hecho y se esté haciendo todo lo posible para situarlo a la altura de los cuatro grandes.

Por un lado, con sus nueve millones y medio de dólares en premios es el torneo económicamente más potente de cuantos habitan en el competitivo calendario profesional, aunque de materializarse la creación de un quinto campeonato de las Series Mundiales en Sudáfrica bien podría verse de nuevo amenazado tras la fallida intentona del Dubai World Championship del Circuito Europeo en 2009.

Es el único campeonato cuyo ganador recibe una exención para disputar los cuatro grandes de la temporada (tres años en el caso del The Masters Tournament y el The Open Championship —al igual que el BMW PGA Championship—, y un año para el US Open Championship y el PGA Championship), y tiene un peso reconocido en el baremo de puntuación del ránking mundial que lo sitúa con sus ochenta puntos del OWGR solo por detrás de los cuatro majors (100) y algo por encima de los campeonatos de las Series Mundiales de Golf disputados en suelo estadounidense, que se mueven en torno a los 74 – 78 puntos.

La plana mayor del PGA Tour se reúne en Sawgrass

La plana mayor del PGA Tour se reúne en Sawgrass

Su lista de entradas es, estadísticamente, la más potente del año, gracias a unos cuidados criterios de clasificación donde no repercute el límite de aforo del Masters (noventa y nueve jugadores, por ciento cincuenta y seis del The Players), el carácter de abierto del British y el US Open (los cuales reservan un significativo número de plazas a las distintas fases previas) o la invitación a profesionales del PGA Championship, aunque en los últimos tiempos se esté encontrando con la renuncia de significativas figuras europeas y asiáticas, y que este año han causado un gran revuelo los desplantes de Lee Westwood, número uno mundial, Rory McIlroy (6º), Miguel Ángel Jiménez (23º), Kim kyung Tae (35º), Anders Hansen (44º) y Ryo Ishikawa (50º).

Así, desde un punto de vista cuantitativo se podría decir que el The Players Championship reúne todo lo necesario para ser considerado un ‘grande’. ¿Y desde el cualitativo? También, porque el PGA Tour parece seguir la hoja de ruta del Masters de Augusta: no incluye los nombres de los patrocinadores (Pricewater House Coopers, Jeld-Wen) en el título del torneo, ha terminado por suprimir la jornada de Pro-Am del miércoles previo al comienzo del mismo y es fácilmente identificable con el recorrido donde se disputa anualmente, el TPC de Sawgrass, sede ininterrumpida desde 1982 y que lleva la firma del prestigioso arquitecto Peter Dye (1979, y remodelado en 2006).

Si el Masters se enorgullece de su verde e impoluto Augusta National y su Amen Corner, el TPC hace lo propio con su hoyo 17 un par 3 en isla de 137 yardas rodeado de gradas y anfiteatros en los que se congregan varios miles de espectadores.

Si en el fondo y en la forma reúne todo lo necesario para ser un ‘grande’, ¿qué le falta para ser considerado como tal? Dos factores, a mi juicio capitales e insalvables: la tradición y la localización.

Los orígenes de este torneo se remontan a 1974, aunque no sería hasta 1989 cuando se adoptaría la actual denominación y se iniciaría la carrera por verlo elevado a la categoría de major. Demasiado poco recorrido si lo comparamos con la centenaria historia del The US Open y el The Open Championships, o la nonagenaria y octogenaria trayectorias del PGA Championship y el The Masters Tournament, respectivamente.

El emblema del TPC de Sawgrass, el hoyo 17

El emblema del TPC de Sawgrass, el hoyo 17

El golf es un deporte que en los últimos años ha adquirido una expresión global, como lo demuestran la organización de dos de los campeonatos de las Series Mundiales de Golf en China y Sudáfrica, o la celebración de la gran final del Circuito Europeo en el emirato de Dubai, y no se puede sostener la idea de albergar un cuarto major en territorio estadounidense.

El resto de circuitos profesionales no reconocen al The Players Championship en sus respectivos calendarios, circunstancia que sí ocurre con los cuatro grandes en el caso del los circuitos europeo y japonés; y aunque casi ningún golfista quiera perderse la millonaria cita de Sawgrass, no se alcanza el mismo consenso cuando se les pregunta acerca de la naturaleza del mismo: europeos e internacionales lo sitúan en su mayoría al mismo nivel que los campeonatos de las Series Mundiales pero por debajo, no solo de los majors, sino hasta de los torneos estrella de sus respectivos circuitos, el BMW PGA Championship (Lee Westwood), el Australian Open (Geoff Ogilvy) o el South African Open Championship (Louis Oosthuizen).

Otro elemento que debemos tener en cuenta es la necesidad por parte del PGA Tour de disparar el montante de premios del The Players para obtener un argumento de peso a la hora de reforzar su posición. Cualquier jugador disputaría uno de los cuatro grandes solo por el prestigio que supone, no ya ganarlo, sino pisar su césped, y esta circunstancia no puede hacerse extensible al torneo de Sawgrass. Llevando este extremo al límite tenemos el ejemplo de la Ryder Cup, una competición de exhibición, por equipos, que no reparte dinero oficial y que cada dos años centra la atención del golf profesional y se convierte en un objeto de deseo a ambos lados del Atlántico.

Además, no aporta nada nuevo al universo de los cuatro grandes. A saber, el Masters nos ofrece el espectáculo único del Augusta National (que se lo digan a EA Sports que está rentabilizando y con creces su acertada apuesta de incluir el recorrido de las magnolias en su último videojuego), el British el regreso al origen del golf, especialmente cuando la rotación por los links británicos depara una visita al Old Course de St. Andrews, el US Open la prueba más dura a la que puede enfrentarse un profesional, con rapidísimos y peladísimos greenes y duro y salvaje rough, y el PGA Championship… bueno, el PGA Championship nos reserva la última posibilidad de coronarse de la temporada, el The Glory’s Last Shot.

Que le pregunten a Sergio García si cambiaría su The Players Championship de 2008 por su primer major...

Que le pregunten a Sergio García si cambiaría su The Players Championship de 2008 por su primer major...

Resumiendo, un grandísimo torneo, a la altura de los campeonatos de las Series Mundiales de Golf y señalado en rojo en las agendas de los miembros del PGA Tour, pero que con el imparable crecimiento del golf internacional cada vez se aleja más de su sueño de major ante los cuales palidece.

Casualmente, es la misma situación en la que se encuentra la Presidents Cup, el enfrentamiento bienal entre los Estados Unidos y un combinado internacional no europeo, y donde el PGA Tour también recurre a la comparación con la exitosa Ryder Cup. Resulta cuanto menos “curioso” que el Circuito más poderoso del golf profesional no cese en su empeño de hacerse con una porción de los dos pasteles que no controla: los majors y la Ryder Cup.

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