A veces, las victorias, los cheques con seis cifras y las sonrisas de los ganadores en el photocall acompañados de trofeos a cuál más estrambótico nos hacen olvidar que en cada torneo hay muchos jugadores que salen a buscar la supervivencia y labrarse un futuro en la élite del golf mundial. Cada año ocurre lo mismo: al final de temporada, después de miles de golpes e inumerables oportunidades, un buen puñado de golfistas se encuentran al filo de perder los derechos de juego en el European Tour (u otros circuitos), convirtiendo los últimos compromisos en auténticas novelas dramáticas donde los nervios afloran y las oportunidades perdidas vuelven a la memoria. Esta semana, el ISPS Handa Perth International era la bala en la recámara para muchos de ellos.
El número que todos tenían en la cabeza era el 111. Ese era el tope, dentro de la orden de mérito del circuito, para conservar los derechos de juego intactos para la temporada que viene y el torneo fue el encargado de repartir las cartas a los aspirantes. A David Drysdale le entregó un as en forma de putt de casi diez metros tras pegar un gran hierro tres a green en el último hoyo de su recorrido. El inglés arañaba así la cuarta plaza en el último golpe de la temporada regular, entrando directamente en el puesto 103º, aliviado y todavía con “las manos temblando por ese último putt”, como declaraba Drysdale, que además añadía que “no ha sido uno de mis mejores días y he tenido que pelear mucho. Ver caer el putt en el hoyo ha sido increíble. Vine pensando que un séptimo puesto me valía así que estoy encantado”.
También le salió cara en el torneo a Matthew Nixon, que llegaba justo en el límite de los elegidos y que tuvo tres aliados para poder cerrar su tarjeta para el año que viene. El primero él mismo, que con un vigésimo tercer puesto en el torneo se llevaba el montante suficiente como para andar tranquilo. Los otros dos fueron un par de compañeros, Anthony Wall y Lee Slattery. Ambos partían a la caza de Nixon como si de un Watergate golfístico se tratara, pero ninguno de los dos supo ni pudo llevar a cabo la tarea y ambos se quedaron en el corte del torneo con desigual suerte.
Por un lado, Wall se metía dentro de los 111 primeros del ranking a pesar de no pasar el corte ya que por detrás nadie le puso en aprietos, como decía el propio jugador inglés en un tuit: “Nunca he estado tan contento de terminar el último”. Por su parte, Lee Slattery se quedó, como Aníbal, a las puertas y su decimoquinto corte no pasado le dejó en la 112ª posición y con la mirada puesta en la escuela de clasificación.
Pero si trágico es perder los derechos no pasando el corte, peor ha sido lo que le ha ocurrido a Andrea Pavan. El italiano se encontraba con menos cinco a la salida del hoyo 15. Con ese tanteador sumaría menos trece en el agregado, lo que le hubiera colocado tercero en solitario y con la tarjeta en el bolsillo. En el 16 el italiano firmó su segundo bogey del día y aun así un tercero empatado le hubiera bastado. Sin embargo, las cartas venían marcadas y el doble bogey en el 18 le llevó al noveno puesto, insuficiente para su objetivo.
“He jugado bien 69 hoyos pero no los últimos tres. Así es el golf, lo peleé pero no era mi momento”, se lamentó el italiano.
Por parte española, día trágico también con cuatro de los nuestros que tendrán que volver a la escuela. Carlos del Moral es el que más cerca se ha quedado, a solo tres puestos del 111º. Llegó a ocupar la trigésimo novena plaza en la lista de ganancias gracias a su cuarto puesto en el Tshwane Open en el tramo inicial de la temporada pero le ha destrozado la funesta racha que encadenó en septiembre y octubre, con un corte superado (el de Perth) en los últimos siete. El valenciano finaliza la temporada con un total de 14 de 29 cortes superados.
Por su parte, Eduardo de la Riva (115º) jugaba el fin de semana en 15 de 27 torneos durante el año, pero tampoco le bastaba. A su primera mitad de temporada impecable (11 de 13 cortes superados, dos top ten), hay que unir una segunda mitad dolorosísima, con cuatro cortes superados desde el Irish Open hasta el final. Era optimista tras el noveno puesto en Hong Kong pero cayó estrepitosamente en Perth, pese a iniciar la semana a solo tres puestos de la salvación.
Adrián Otaegui (119º) y Nacho Elvira (122º) son los “iron man” españoles con 32 torneos jugados este año, pero ambos han corrido la misma suerte. Otaegui se acercó a la tarjeta con su duodécimo puesto en Portugal, pero falló el corte en Hong Kong y Perth. Ambos vivieron vidas paralelas en la segunda mitad de la temporada: muchos cortes superados pero poco rendimiento por alguna mala tarjeta durante el fin de semana.
Mientras Otaegui lograba superar 15 de 32 en cortes con un top ten, Nacho Elvira se mostraba tremendamente regular en su primera temporada en el circuito pero le ha faltado algo de chispa para rematar. Pese a su notable rendimiento en el tramo decisivo, superando los nueve últimos cortes consecutivos, el cántabro se queda provisionalmente fuera del circuito. En total, 21 de 32 cortes superados pero sin lograr ningún top ten.
En cualquier caso, y después de asimilar el revés de quedarse al borde de la salvación, los cuatro tienen la oportunidad de la final de la escuela, aunque todos ellos saben que las opciones de juego de cara al año que viene escasearán incluso si consiguen salvar la tarjeta en el PGA Catalunya. En cualquier caso, y por estrecha que sea, no deja de ser otra puerta abierta para seguir un año más en la élite.
Deja un comentario