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Anatomía de un links

José Ramón Rodríguez | 18 de enero de 2016

Kingsbarns, un links canónico de diseño reciente

Desde sus inicios el Open Championship se ha jugado en links, pero no fue hasta los años veinte del siglo pasado cuando el Royal & Ancient formuló explícitamente esa condición. Un links es un tipo de campo extraño porque su aspecto se separa radicalmente de todo lo que el aficionado está acostumbrado a ver y porque menos de un uno por ciento de los más de 32000 campos de golf que hay en el mundo son links. Sin embargo, este año es la primera vez en la historia en que los todos los Grandes con sedes rotatorias podrían disputarse en links (el Masters nunca se disputará en un links por motivos evidentes, aunque tenga una profunda vinculación con los links clásicos). Y si escribimos en condicional es porque la definición precisa de lo que es un links sigue resultando esquiva.

Links como sinónimo de campo de golf

Según el Diccionario de Inglés de Oxford, la palabra links aparece por primera vez en el año 931 con la grafía hlincas (plural de hlinc) y el significado de cresta o terreno elevado. Tienen que transcurrir ocho siglos para que adquiera un significado próximo al que entendemos hoy. En el siglo XVIII comienza a usarse para designar amplias parcelas de terreno de titularidad pública destinadas generalmente al ocio y esparcimiento de los habitantes de las distintas poblaciones. Fueron muy reconocidos en esa época el Pilmour Links de St Andrews (en cuyo seno fue tomando forma el actual Old Course) y el Links de Dornoch, del que se decía que era “el mejor y más grande links de toda Escocia […] adecuado para el tiro con arco, el golf, la equitación y cualquier otro ejercicio”. Aunque esos links tenían un uso fundamentalmente recreativo, en casos como Pilmour Links desempeñaron un papel esencial en la economía y la vida cotidiana de la ciudad. Si bien era un terreno no apto para un uso agropecuario, era el lugar donde los pescadores reparaban y ponían a secar las redes, donde las lavanderas acudían a hacer la colada y de donde se sacaba el barro con el que construir las casas menos pudientes.

Esos terrenos se originaron tras las glaciaciones del Pleistoceno, cuando la retirada de los hielos dejó a la vista un terreno irregular, surcado por regatos de meandros caprichosos, que la arena transportada por el viento fue cubriendo y las deyecciones de la fauna haciendo lo suficientemente fértil como para que crecieran hierbas locales.

La llegada del golf a esos terrenos comunales hizo que el término links se asociara inmediatamente con el golf y que el significado de links pasara a ser el de campo de golf, sin más precisión ni limitaciones. Usando ese significado clásico de la palabra links todos los campos de golf serían links, con lo que hace al caso contextualizar los términos para ponerles límites. Durante los primeros años de la historia del golf, cuando solo se jugaba en contados sitios de litoral escocés, era apropiado usar links como sinónimo de campo de golf porque todos los campos de golf eran links. Sin embargo, cuando el golf empieza a desplazarse al interior y a extenderse fuera de Escocia se empieza a hacer una distinción entre los links y el resto, a los que se llamó inicialmente “greens”, después “golfing courses” y finalmente “golf courses”. Aun así, la costumbre de llamar links un campo de golf persiste y ha llegado a nuestros días, especialmente si el campo es costero como en el caso de Pebble Beach, Harbour Town o Alcaidesa, entre otros, a pesar de repetidas llamadas al orden, como la de Oscar Bane Keeler, actor, escritor y biógrafo de Bobby Jones: “Somos propensos a emplear esos términos [links y campo de golf] como sinónimos, en parte por descuido y en parte porque la palabra links es más corta y cuadra mejor en los titulares”. A las razones de Keeler hay que sumar la mercadotecnia que explota la palabra links como sinónimo de calidad y pureza de un campo.

Identificar los links
Vista del hoyo 1 del links irlandés de Doonbeg

Vista del hoyo 1 del links irlandés de Doonbeg

Si bien no hay una definición oficial de lo que es un links, sí la hay de linksland (terreno links). Según el Museo Británico de Golf con sede en St Andrews, linksland es “una franja de tierra próxima a la costa […] que se caracteriza por su terreno ondulado, frecuentemente asociado a dunas, a un suelo arenoso e infértil y a la presencia de hierbas autóctonas como el centeno de arena, el barrón, las festucas y las agrostis, que cuando se cuidan apropiadamente producen una superficie de hierba densa por las que los links son famosos”.

Siguiendo esa definición se puede hacer una lista de links puros, puesto que solo podría ser un links aquello que esté en linksland. Ese es el criterio que sigue Geoff Shackelford en su libro Grounds for golf para afirmar que solo hay 161 links en todo el mundo: unos 100 en Gran Bretaña (la mayoría en Escocia), alrededor de 50 en Irlanda y una decena en el resto del mundo.

La propuesta de Shackelford es demasiado restrictiva porque identifica en la práctica links con linksland, de forma todo campo en linksland es un links, cosa que no es del todo cierta, y niega que haya links fuera de ese tipo de terreno, cuando emplazamientos como los brezales de interior tienen características edafológicas análogas a los linksland y pueden ser la base para magníficos campos links.

Otra forma de aproximarse al tema es tratar de identificar una serie de características físicas que sirvan para definir un links. De manera estricta, un links debería cumplir con todos estos requisitos:

– Estar situado en el estuario de un río con vistas al mar, al menos parcialmente
– Tener pocos árboles
– Tener abundancia de bunkers
– Tener un diseño out-in (en el hoyo 1 se sale de la casa club y no se vuelve a ella hasta el 18).

Esa lista de requisitos serviría para identificar un buen número de links, pero dejaría fuera a unos cuantos de los más renombrados. Royal Lytham & St Annes está encajonado entre casas y una línea férrea y separado del mar por unos 800 metros; los árboles abundan en Carnoustie; Royal Portrush solo tiene 22 bunkers y Muirfield tiene una disposición impropia para la época porque está organizado en dos bucles de 9 hoyos que empiezan y acaban en la casa club, tal como ocurre en los campos posteriores. Es evidente que un campo situado en linksland que además cumpla con los requisitos previos será un links, pero quedarán fuera campos que también lo son.

Experiencia y juego en un links
Hoyo 13 de Pacific Dunes, diseño de Tom Doak que forma parte del complejo de Bandon Dunes

Hoyo 13 de Pacific Dunes, diseño de Tom Doak que forma parte del complejo de Bandon Dunes

El suelo arenoso de los links proporciona un drenaje excepcional (como pudo comprobarse en el último Open Championship disputado en St Andrews) haciendo que su superficie esté siempre compacta, seca y firme de forma natural, produciendo un terreno de juego duro y rápido en el que la bola rueda incansable. Esa misma dureza se extiende a los greenes, que además suelen estar poco protegidos por obstáculos, propiciando el juego corto por abajo y a rodar buscando la bandera, en lugar de esos televisivos golpes de approach de trayectoria balística en que la bola acaba muerta cerca del hoyo. Además de las dureza del suelo, las hierbas autóctonas, como la bentgrass de hoja pequeña y fina, contribuyen dar velocidad al campo.

Las calles de un links están poco definidas y con un perfil esencialmente llano, sin que haya apenas cambios de elevación dentro de un hoyo o entre hoyos. Sin embargo, no es infrecuente encontrarse con tiros ciegos porque las calles tienen profusión de montículos y depresiones que afectan tanto al reposo de la bola como al stance del jugador. La unión de terreno duro y calles irregulares introduce una parte de azar en el resultado de un golpe que el jugador ha de saber entender y aceptar. Esa pequeña parte incontrolable en el resultado de un golpe quiso incorporarla Bobby Jones al diseño de Augusta National, inspirado en el Old Course, ocultando algún bunker a la vista del jugador, pero se encontró con la frontal oposición de Alister MacKenzie, que prefería que el jugador tuviera siempre a la vista aquello a lo que se enfrentaba.

El viento, protagonista del Open 2015

El viento, protagonista del Open 2015

Un links es un campo típicamente expuesto a los elementos, sobre todo al viento que desempeña el papel de otro obstáculo más del campo. Como dicen los escoceses: “Nae wind, nae gowf… nae fun!” (sin viento no hay golf… ¡ni diversión!). La influencia del viento condiciona que las calles sean anchas (no tendría sentido plantear una calle estrecha para que se juegue habitualmente con un fuerte viento cruzado) y sin doglegs. Además el viento obliga al jugador a buscar bolas bajas para librarse de su influencia.

Hoylake presentó en 2006 las mejores condiciones que se recuerdan para la disputa de un Open Championship. En un campo seco, que para el aficionado parecía descuidado y quemado por el sol, y con un viento fuerte y constante, Tiger Woods sentó cátedra dando la mejor exhibición de juego en un links que se había visto en años. Esa y no otra es la forma de enfrentarse a un links. Cualquier otra aproximación está condenada al fracaso.

Diseños minimalistas
Panorámica de Bandon Dunes Resort, uno de los links modernos y legítimos

Panorámica de Bandon Dunes Resort, uno de los links modernos y legítimos

Por último, otra de las características que definen un links es su aspecto natural. La mayoría de links son campos centenarios, diseñados en una época en que la capacidad de modificar el paisaje era escasa, si bien hay notables excepciones, como Kingsbarns o Bandon Dunes, con apenas quince años de historia,.

Los campos más antiguos no tiene diseñador conocido porque fue la fuerza de la costumbre la que los perfiló. Los jugadores se enfrentaban al reto de llevar una bola de un sitio a otro, sorteando los obstáculos que encontraban en su camino. Las repetición constante de aquellas rutas que se probaban más seguras o mejores se perpetuaron dejando una impronta indeleble en forma de hoyo de golf en un terreno propicio para el juego.

Los primeros diseñadores, los Morris, Anderson, Park o Robertson, no trabajaban de forma muy distinta. Limitada como tenían su capacidad de alterar el paisaje moviendo tierras o replantando árboles, más allá de ensanchar determinadas zonas segando la hierba o de levantar un montículo que sirviera como green, se limitaban a extraer de una parcela el mejor campo posible, señalando el mejor emplazamiento para cada hoyo en función de lo que ofreciera el terreno y de su privilegiada visión fundamentada en su amplísima experiencia fruto de años dedicados al golf.

Ese planteamiento minimalista, obligado por las limitaciones técnicas de la época, fue el que siempre defendió MacKenzie con su famoso “menos es más” y el que se ha adoptado en tiempos recientes para la recuperación de campos clásicos como Pinehurst nº 2 (que no es un links) o la construcción de nuevos links como los mencionados Kingsbarns, Bandon Dunes o el novísimo The Renaissance Club. Puede que el planteamiento minimalista sea el más apropiado a la hora de diseñar un links, porque como apuntó en su momento Robert Hunter, colaborador de MacKenzie y miembro del equipo que remodeló de Pebble Beach en 1929: “Los contornos de un links son tan exquisitos que es imposible reproducirlos por el hombre”.

La lista
El Golf de Granville, único links en Francia

El Golf de Granville, único links en Francia

Parece, pues, que intentar definir un links en términos estéticos, geológicos o edafológicos sigue siendo una tarea pendiente. Mientras que la definición precisa de links se muestra elusiva, su carácter y la experiencia de juego que proporcionan es algo concreto y definido y a eso hay que recurrir a la hora de decidir lo que es y lo que no es un links. Teniendo en cuenta todas las consideraciones hechas, The Links Association hizo pública recientemente una lista con todos los campos verdaderamente links existentes. Son un total de 246 (incluyendo campos de 9 hoyos), de los cuales 210 están en las islas Británicas, 14 en la Europa Continental (ninguno de ellos en España), 16 en Australia y Nueva Zelanda, 5 en Estados Unidos y solo 1 en África.

Que un campo haya quedado fuera de tan selecta lista no debe suponer ninguna afrenta ni menoscabo de su calidad. De hecho, según la lista de los 100 mejores campos de golf del mundo de Golf Digest, solo hay 9 links entre los 25 mejores campos del mundo, y solo uno entre los cinco primeros, Royal County Down en el puesto 4 por detrás de Pine Valley, Cypress Point y Augusta National.

Por si hay alguien inquieto aún por la resolución de lo que se anunciaba en el primer párrafo, pero sin ganas de leer la lista completa de The Links Association, hemos de decir que no, que ni Chambers Bay ni Whistling Straits están dentro de los 246 elegidos, ni lo están tampoco ninguno de los campos que hayan albergado alguna vez el US Open o el PGA Championship, de manera que el único Grande que se juega en un links sigue siendo el Open Champioship.

Humewood Golf Club, el único links africano de la lista de The Links Association

Humewood Golf Club, el único links africano de la lista de The Links Association

2 comentarios a “Anatomía de un links”

  1. El 14 de agosto de 2015 Jesus G. Sanjuan ha dicho:

    Felicidades desde Escocia por tu magnífico y adecuado artículo!!! Mi más sincera enhorabuena

  2. El 16 de agosto de 2015 Javier gervas ha dicho:

    Que gusto da leer un artículo tan detallado y bien explicado sobre los links. Enhorabuena. El artículo Describe tu gran pasión por el golf y por aprender leyendo cultura golfistica internacional.

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