Ha pasado más de medio siglo desde que Mark McCormack tuviera la idea de concebir al atleta como una marca. Antes de 1960, los deportistas solían tener acuerdos con la televisión o la radio, pero ninguno ganaba en exceso en concepto de patrocinios. Todo esto cambio cuando McCormack conoció a Arnold Palmer, que estaba revolucionando un deporte tan minoritario como el golf. Su aspecto, su pasado en la marina y sus orígenes humildes eran perfectos para sacar adelante sus planes.
Pasaron muchos años en los que Arnold era el único cliente de McCormack. Pero su empresa, International Management Group (IMG), estaba a punto de dar un salto de gigante en su cotización. Palmer le dio visibilidad y, poco después, fichó a su segundo cliente golfista, un tal Jack Nicklaus. Fueron los comienzos de la agencia de representación más grande e importante del mundo del deporte.
Ya fue sorprendente cuando Golf Digest, a finales de 2013, publicó una lista de los golfistas que más ingresos recibían en concepto de patrocinios, es decir, los que eran completamente ajenos a cómo rendían en el campo. El primero, evidentemente, era un tal Tiger Woods, seguido por Phil Mickelson. Esas dos primeras plazas se han mantenido prácticamente invariables durante los últimos diez años, pero la tercera llamaba mucho más la atención: Arnold Palmer, un hombre que ganó por última vez en el PGA Tour hace cuarenta años.
En 1967, Palmer se convirtió en el primer golfista de la historia en alcanzar un millón de dólares en ganancias. Nada que ver con lo que vemos hoy día. En su caso, siete grandes y sesenta y dos triunfos en el circuito le otorgaron un total de 1.861.670 dólares. Toda una carrera en una cifra que hoy Woods multiplica varias veces por temporada.
Pero en 2013, Palmer, su marca deportiva y el sueño de muchos patrocinadores, alcanzó la impresionante cifra de cuarenta millones de dólares en ganancias, que incluyen servicios de publicidad, arquitectura de campos de golf, derechos de licencia o incluso su propio catálogo de bebidas. Ha sido su año más exitoso fuera de los campos de golf, a pesar de que la economía no pasa por sus mejores momentos en Estados Unidos.
Y quizá lo realmente impresionante es que solo unos pocos deportistas (en activo o retirados) sean capaces de superarle. La lista Forbes, que cataloga a las personas más ricas del mundo según su profesión, publicó a finales del pasado año que Arnold estaba el cuarto por ingresos de patrocinio. Estos eran los doce primeros:
El Imperio Palmer sigue creciendo. ¿Cuál ha sido el principal cambio respecto a otras temporadas? Pues que el golf se ha ido extendiendo por Asia, haciendo que sus diseños se expandan por el globo y que su marca de ropa se venda con facilidad. Además, cuenta con un grupo que se dedica a gestionar campos de golf (Arnold Palmer Golf Management) que cuenta con más de tres mil empleados. ¿Que ya no juega al golf? Bueno, eso no le impide tener un acuerdo de patrocinio con Callaway, Rolex o Ex-Go Golf Carts. Ni siquiera Rory McIlroy, tras firmar un acuerdo estratosférico con Nike, se acerca a las cifras de El Rey.
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