John Daly dijo una vez que el primer torneo no era el más difícil de ganar, sino el segundo. El estadounidense había vencido en el PGA Championship con tan solo veinticinco años, en una semana en la que todo le había salido bien, y tuvo que afrontar después los peligros a los que se expone todo campeón: la dormidera del éxito, la sensación de seguridad, la debilidad del elogio. Son legión los profesionales encumbrados una semana y condenados al olvido durante varias temporadas seguidas, que un día se creyeron mejores y se instalaron en una zona de confort que les impidió seguir exponiéndose a la más alta de las exigencias.
Beatriz Recari también sabe, por su propia experiencia, que ganar esconde un trabajo monumental a la sombra. Su primera victoria llegó en 2010 y tuvo que esperar tres años más a conseguir la segunda, hace unas semanas en el KIA Classic. Lleva 39 cortes consecutivos, ha disputado los últimos 58 torneos que se han celebrado en el LPGA Tour y, además, ha finalizado tres veces entre las diez primeras esta temporada. El suyo ha sido un camino largo y paciente para llegar de nuevo a lo más alto y en ningún momento tiene pensado quitar el pie del acelerador. Tras terminar vigésimo quinta en el primer grande del año, el Kraft Nabisco Championship, Beatriz sale de nuevo disparada hacia la victoria en el LPGA Lotte Championship, que se disputa esta semana en el Ko Olina Golf Club (Hawaii).
En un primer día de competición marcado por la ausencia de viento, algo poco común por estas tierras, la navarra cogió trece calles, catorce greenes en regulación y necesitó de solo 27 putts para alcanzar los 67 golpes (menos cinco). Seis birdies y un bogey que le sitúan a solo tres impactos de la cabeza y la señalan como una aspirante muy a tener en cuenta en una nueva carrera hacia el domingo. “La victoria fue muy especial”, comentó tras firmar su tarjeta. “Cuando ganas quieres seguir haciéndolo. No sentí que quisiera relajarme y disfrutar. Obviamente quieres volver a ponerte en disposición de hacerlo otra vez y espero conseguir más trofeos. No siento ninguna presión. Me sentí genial con esa segunda victoria y quiero hacerlo de nuevo. Quiero más”.
La competencia será atroz. Un total de 77 jugadoras consiguieron bajar del par del campo y 15 de ellas lo consiguieron además por debajo de los 68 impactos. En lo más alto de la tabla se encuentra Ariya Jutanugarn, que tras cometer un triple bogey en el último hoyo del Abierto de Tailandia busca redimirse y conseguir su primer triunfo en el LPGA Tour, algo que ya consiguió en el LET en Marruecos hace dos semanas. A pesar de contar solo con diecisiete primaveras, se ha demostrado así misma que tiene todo lo necesario para salir victoriosa de cada torneo que dispute. “Tuve unos muy buenos nueve primeros hoyos”, comentó en casa club. “Solo quería seguir haciendo birdies porque mi récord es menos ocho, y quería batirlo”. La tailandesa se clasificó el lunes en la previa del torneo, tras entregar 68 golpes, y espera pasar por todas las etapas necesarias para llegar al domingo con opciones de victoria. Su primera tarjeta, de 64, debería ayudarle a conseguirlo.
Suzann Pettersen y Hee Kyung Seo son segundas tras realizar 65 impactos, mientras Danielle Kang y Hyo-Joo Kim son cuartas tras necesitar de uno más. En la lucha por el número uno del mundo, Stacy Lewis empató con Beatriz en la sexta plaza (67), Inbee Park se situó en menos dos y Yani Tseng en menos uno.
Estos resultados tan bajos han provocado que el corte se sitúe provisionalmente en menos uno, justo el que consiguieron alcanzar Carlota Ciganda y Belén Mozo. Azahara Muñoz se encuentra al par, por lo que necesitará remontar en la segunda jornada para poder competir el fin de semana. A su favor cuenta con las facilidades que está otorgando el recorrido y, por supuesto, su gran capacidad para encadenar birdies.
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