Este sitio emplea cookies de Google para analizar el tráfico. Google recibe información sobre tu uso de este sitio web. Si utilizas este sitio web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies.

Blog

Blue Course del Circolo Golf Torino: realeza transalpina

Alfredo Calle | 18 de septiembre de 2013

No se equivocó Victor Manuel II de Saboya. Él, primer rey de la Italia unificada, se mudó al Borgo Castello en 1863 antes de que La Mandria se convirtiese en lo que es hoy. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, es posible que sólo Versalles o Caserta puedan equipararse en magnificencia y fastuosidad a este palacio real de belleza incomparable, aunque sólo allá, a las afueras de Turín, se encuentra el mayor parque vallado de Europa. Más de 3.000 hectáreas de terreno rodeadas por un muro que el propio padre de Italia ordenó construir allá por el siglo XIX y que aún se extiende a lo largo de 35 kilómetros. Hogar de reyes, hogar del Circolo Golf Torino.

Edoardo y Francesco Molinari son su orgullo. Más ahora que regresa un Abierto de Italia que no se jugaba en esta sede desde 1999 y con el sabor dulce de arrebatárselo al famoso Royal Park I Roveri que ha albergado el torneo en los últimos años y que, en ocasiones, mantiene en la sombra al Circolo con su prestigio. Guerra de egos interminable, pues ambos se encuentran dentro de los muros del parque regional de La Mandria y aquello que enorgullece a uno es motivo de satisfacción para el otro por idéntico motivo.

Se estima que ya en el siglo XVI la familia Saboya utilizaba La Mandria como coto privado de caza. Aves como el martín pescador, las cigüeñas negras, grullas y garzas convivían con zorros, ciervos o tortugas de pantano… y todos ellos rodeados por los entonces interminables bosques de roble común, hoy prácticamente extintos. Estos árboles son seña de identidad de un campo de golf que nació en 1920, en pleno período de entreguerras, fruto del sueño de once «locos». Primero cerca del bajo Canavese, compartiendo espacio con maniobras militares. Más tarde, en el hipódromo de Mirafiori para, finalmente, ya en 1956, encontrar acomodo en su ubicación actual y, al fin, contar con un recorrido de 18 hoyos.

El arquitecto John Morrison convirtió los establos de aquel coto de caza en el germen del Circolo Golf Torino, pues fue la firma Harris y los también arquitectos Marco Croze y Graham Cooke quienes, con el tiempo, completaron los 36 hoyos actuales retocados una y otra vez por el canadiense Graham Cooke desde 1996.

El «Blue Course», el diseño original de Morrison (el otro recorrido es el «Yellow Course»), es el campo donde se disputa el Abierto de Italia, un campo largo, estrechó y con esos escasos robles comunes delimitando cada una de las calles a la espera de un drive errado. La precisión, sobre todo desde el tee, se convierte pues en la mayor exigencia de un recorrido bastante plano y cuyo hoyo signature podría ser el par tres del 13: 170 metros a un green elevado y rodeado por árboles en tres de sus cuatro lados y excepcionalmente defendido por delante con agua y con hasta tres bunkers esperando a los valientes.

Alfredo Calle, autor de este texto, lleva toda la vida vinculado al mundo del golf y en su faceta de emprendedor acaba de poner en marcha Golf Dest, un club de golf virtual donde encontraréis descripciones de campos, fotos espectaculares, noticias de destinos, ofertas, torneos, circuitos amateur… y todo ello con unos precios muy especiales para todos sus integrantes. Mientras ultiman su página web, podéis encontrarlos en Facebook y Twitter.

Deja un comentario

Si estás registrado, la publicación de tus comentarios será instantánea. Asegúrate de escribir correctamente tanto tu nombre de usuario como la dirección de correo electrónico que incluiste durante el registro.
Si no estás registrado, tus comentarios quedarán pendientes de moderación. Regístrate aquí.

Comentario: