Las dudas matan al jugador. Lo vemos cada vez que un novato parte en primera posición con opciones de victoria: el desparpajo puede derivar en errores en un abrir y cerrar de ojos. Por eso, en el golf, se suele decir que la experiencia es un valor importantísimo, como cuando Jack Nicklaus dijo que pensaba que su yo más veterano sería capaz de batir al más joven, potente y flexible. Ser capaz de identificar el momento para atacar o ser conservador es tan vital como ejecutar buenos golpes.
Peter Uihlein fue hoy ese talento en bruto que partió con alguna pregunta de más en la cabeza. Había desplegado un golf fantástico durante tres jornadas, alcanzando un acumulado de menos siete y partiendo con tres impactos de ventaja sobre sus más inmediatos perseguidores. Todo parecía fluir cuando se le veía caminar por Celtic Manor seguro, concentrado, paciente. Pero la última jornada del Abierto de Gales era el examen definitivo, la prueba que determinaría si esa versión madura era capaz de cerrar también un torneo. A sus veintitrés años, estuvo cerca, pero no lo suficiente.
Un birdie en su segundo hoyo fue un gran comienzo, pero mientras el viernes o el sábado Uihlein sacaba sin miedos el driver de la bolsa, hoy optó por una estrategia más conservadora, más acorde con la defensa que con un certero ataque. No supuso un gran cambio en la forma en que jugó los hoyos, pero sí demostró serlo en la mentalidad con la que los afrontaba. Peter no tiró tantas veces para birdie como el resto de la semana y sus planes más moderados derivaron en pares, no en aciertos. Su ventaja fue derribándose a medida que pasaban los hoyos. Tres bogeys, en el 3, 4 y 10, le hicieron reaccionar, pero otro hombre había salido disparado hacia la victoria sin ningún tipo de titubeo.
Grégory Bourdy había finalizado tercero en el Alfred Dunhill Championship, segundo en el Africa Open y octavo en el Abierto de Austria. Sólido a lo largo de la temporada, pero todavía sin recompensa a los continuos esfuerzos por destacar. Su trayectoria es la misma que la de muchos jugadores que han conseguido triunfar últimamente; primero se acercaron en varias ocasiones, olieron la sangre y se quedaron con la miel en los labios. Y claro, como competidores, la buscaron desesperadamente en las siguientes citas. Cuando el francés vio que el líder se tambaleaba, se acordó de todas esas oportunidades perdidas. Tuvo tres errores a lo largo de la jornada, como cualquiera de los participantes que se enfrentaron a este recorrido, pero un eagle al 2 y cinco birdies –tres de ellos en los tres últimos hoyos– le permitieron llegar hasta los 67 impactos.
No se esperaba una reacción así al comienzo del día. Su menos cuatro le permitió alcanzar el menos ocho global y finalizar con dos golpes de ventaja sobre Uihlein (72) y tres sobre Soren Kjeldsen, que dio entregó un sorprendente 66. John Parry y Joost Luiten fueron cuartos con menos tres.
Gonzalo Fernández-Castaño, a pesar de reconocer que no ha estado ante su mejor semana de juego, firmó un 69 que le permitió ascender hasta la octava posición, con menos uno. Son siempre buenas noticias cuando un despliegue irregular desemboca en top 10 y, si mira a Bourdy, seguro que presiente que la primera victoria del año no está demasiado lejos. Eduardo de la Riva (más uno) y Rafael Cabrera-Bello (más tres) fueron decimoquintos con un acumulado de par, mientras que José Manuel Lara y Jorge Campillo terminaron en la cuadragésimo tercera posición con más cinco.
Alejandro Cañizares Álvaro Quirós Carlos del Moral Celtic Manor Eduardo de la Riva Emiliano Grillo Espen Kofstad European Tour Gonzalo Fernández-Castaño Graeme Storm Gregory Bourdy Ignacio Garrido ISPS Handa Wales Open Jorge Campillo José Manuel Lara José María Olazábal Laim Bond Mark Foster Miguel Ángel Jiménez Pablo Larrazábal Paul McGinley Peter Uihlein Race to Dubai Race to Dubai 2013 Rafa Cabrera-Bello Thomas Björn Tjaart van der Walt
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