En la madrugada del 12 de abril del 2007, mientras volvía de patrullar durante una misión en Irak, el vehículo en el que viajaba Chad Pfeifer saltó por los aires al pasar por encima de un artefacto explosivo. Fue el único que resultó herido de su patrulla, pero el atentado le había amputado parte de su pierna izquierda.
Tras su paso por un hospital alemán, Pfeifer fue enviado a San Antonio para que le pudieran poner una prótesis y permitirle hacer una vida normal, aunque la situación había cambiado. Para un tipo acostumbrado a la acción y con un pasado de atleta casi profesional en sus años de estudiante, el accidente le había causado profundas heridas no solo físicas sino también psicológicas, y la rabia y la frustración le estaban conduciendo a un estado depresivo. Sin embargo, el golf lo cambió todo.
Uno de los doctores que le trataba le sugirió que jugara al golf como medio de rehabilitación y Pfeifer accedió. A partir de ese momento su pasión por este deporte fue creciendo hasta que lo convirtió en, prácticamente, su vida.
“Una vez que empecé a jugar al golf, encontré una escapatoria para mi depresión, me sacó del hospital y me permitió descargar mi agresividad pegando a las bolas en vez de tomarla con la gente que tenía alrededor”, explicaba Pfeifer cuyo juego fue creciendo hasta conseguir imponerse en el National Amputee Championship en 2011 y en el Warrior Open, torneo para veteranos heridos, en 2011 y 2012.
A día de hoy, Pfeifer compagina su trabajo en la tienda del Golf Club of Estrella con su intento por entrar en los grandes circuitos. Si al final consiguiera abrirse paso, sería el segundo jugador con amputaciones, tras Ken Green, que ha participado en alguno de los tres circuitos estadounidenses principales. Pero si hay algo de lo que se siente orgulloso es de poder servir de inspiración para muchos de las personas que se encuentran en la situación que él ha vivido y ayudarles a superar esos momentos.
Aquí os dejamos un excelente vídeo de Golf Digest donde cuentan la historia de Pfeifer y, aunque está en inglés, es absolutamente recomendable.
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