Esta semana se celebra la octogésimo quinta edición del Open de España en el Real Club de Golf El Prat de Terrassa (Barcelona), un torneo que comparte con su homólogo neerlandés el privilegio de ser el tercer abierto nacional más antiguo de Europa en activo, solo por detrás de los centenarios The Open Championship y el Open de France.
Con el Open de España, el Circuito Europeo se asienta definitivamente en el continente que le da nombre e inicia una gira de tres semanas por la soleada piel de toro que vivirá su momento culminante del 19 al 22 de mayo en el costasoleño recorrido de Finca Cortesín con el Volvo World Match Play Championship, un campeonato que hará justicia a su calificativo de “mundial” con una excelsa participación de veinticuatro afortunados golfistas encabezada por los tres primeros jugadores del ránking mundial, los ganadores de los últimos cuatro majors disputados, nueve de los doce integrantes del victorioso equipo europeo de la Ryder Cup (los tres restantes no han podido clasificarse) y nuestros compatriotas Miguel Ángel Jiménez y Álvaro Quirós, a la caza y captura de uno de los mayores premios del calendario profesional masculino, cifrado en 800.000 € y una buena bolsa de puntos del OWGR.
Volviendo a la actualidad del torneo que nos ocupa, el Open de España cumple además cinco años desde que la Real Federación Española de Golf (RFEG) apostara por tomar las riendas de su principal torneo y pusiera fin al desigual sistema de gestión realizado por la empresa de Severiano Ballesteros, Amen Corner, promotora del Abierto Nacional desde 1986 y bajo el patrocinio de la automovilística Peugeot (1986–2000), la desaparecida plataforma de televisión Vía Digital (2001), y las consejerías de turismo de las Comunidades Autónomas canaria y andaluza (2002–2006).
En 2007, y con el modelo francés como referencia, la RFEG limpió de apellidos y prefijos el nombre del Open de España y de la mano de una importante cartera de patrocinadores públicos y privados, con la aseguradora Reale como principal compañero de viaje, se decidió a moverlo por los principales recorridos de nuestra geografía, no sin antes dejar constancia de su compromiso con la popularización de este deporte y albergarlo en el Centro Nacional de Golf (campo público gestionado por la propia Federación, levantado sobre una antigua escombrera de la ciudad de Madrid y perfectamente comunicado con el transporte público metropolitano). ¿Quién ha dicho que el golf no es un deporte al alcance de todos los bolsillos y respetuoso con el medio ambiente?
Al año siguiente nuestro Abierto Nacional recalaría en el reconocido y multipremiado Real Club de Golf de Sevilla, sede de la celebérrima Copa del Mundo por países de 2004, cuando la pareja española formada por Miguel Ángel Jiménez y Sergio García estuvo a punto de dar la campanada ante más de cincuenta mil enfervorizados aficionados y donde solo cedió ante el empuje final de los ingleses Paul Casey y Luke Donald.
Y en 2009, se trasladaría al PGA Golf Catalunya para regresar al recorrido hispalense en 2010 y volver a saborear una victoria nacional en un Open de España que se nos resistía desde la ya lejana victoria de Sergio García en el año 2002. La fórmula de alternancia catalano-sevillana comenzaba a dar sus frutos, y el público respondía a tanto esfuerzo acudiendo masivamente al evento, especialmente si lo comparamos con el discreto resultado de la edición de 2006 en el New Course de San Roque, la última antes de la “recuperación” del Abierto.
Si echamos la vista atrás de estos cuatro años, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que se ha cumplido el objetivo de la RFEG de elevar el status del Open de España y devolverlo a los niveles que disfrutó en la década de los setenta y de los ochenta, cuando ganadores de la talla de Arnold Palmer (1975), Severiano Ballesteros (1981, 1985), Bernhard Langer (1984, 1989) y Nick Faldo (1987) jalonaban el palmarés de un torneo que ha estado presente en todas y cada una de las temporadas del Circuito Europeo desde su creación en 1972, recordada por el triplete protagonizado por Antonio Garrido, Valentín Barrios y Ángel Gallardo al frente de la clasificación final y que nunca más se ha vuelto a repetir.
O al menos en las parcelas que pueden achacársele a la propia Federación, como la subida de más del veinte por ciento en premios con respecto a 2006, la impecable presentación y preparación de los tres campos de golf que lo han albergado desde entonces, los precios populares de las entradas con el pase diario a 12 € y el abono semanal a 30 € (y acceso gratuito a los federados este año) lo que ha posibilitado que por tercer año consecutivo se hayan conseguido cifras de asistencia de público superiores a las treinta mil personas, o la completísima oferta lúdica que complementa al desarrollo de la propia competición; porque lo cierto es que hay un aspecto donde algunos podrían considerar que cojea el Open de España, como es la profundidad de la lista de entradas.
Con una dotación económica de dos millones de euros, el torneo se encuentra situado en la zona media de los cincuenta que integran el calendario de 2011 de la Race To Dubai del Circuito Europeo, y sin la capacidad que otros campeonatos de montante similar tienen de ofrecer fijos de salida como las paradas del golfo Pérsico o la recientemente finalizada gira por el sudeste asiático (no es el momento de detenernos en los entresijos de la participación de John Daly en la edición de 2008, polémica para unos, satisfactoria al menos para quien esto escribe, con más de diez mil personas congregadas en torno al tee del 1 de la primera jornada del jueves en el Real Club de Golf de Sevilla), no puede hacer frente a la poderosa competencia del estadounidense Wells Fargo Championship, antesala del The Players Championship del PGA Tour y que se disputa en la misma semana.
Afortunadamente, este aspecto ha ido mejorando en las últimas ediciones del Abierto, y como veremos en el artículo que le dedicaremos a la nómina de participantes, el torneo vuelve a reunir a la práctica totalidad de la armada española (nuevamente es sonora la ausencia de Sergio García, que disputa el paralelo torneo de Charlotte), con los enrachados Miguel Ángel Jiménez y Álvaro Quirós (Omega Dubai Desert Classic de 2011) a la cabeza, y una más que notable participación internacional, con la presencia del fenómeno mediático italiano Matteo Manassero (Castelló Masters de 2010, Maybank Malaysian Open de 2011), el danés Anders Hansen (dos veces ganador del BMW PGA Championship), el francés Grégory Havret (subcampeón del The US Open Championship de 2010), o vencedores este año en el Circuito como Nicolas Colsaerts (Volvo China Open), Thomas Björn (Qatar Masters), David Horsey (Trophée Hassan II), Raphäel Jacquelin (Sicilian Open) o Paul Lawrie (Open de Andalucía de Golf).
Si nos dejamos guiar por la experiencia de 2009 en el PGA Golf Catalunya de Girona, la edición de 2011 del Open de España en el Real Club de Golf El Prat tiene todas las papeletas para traducirse en un nuevo éxito organizativo y de público de la RFEG y del golf español, algo a tener muy en cuenta dado que a finales de mes se decidirá en las oficinas del londinense club de Wentworth el nombre de la sede de la Ryder Cup de 2018, y en la que la candidatura española (Tres Cantos, Madrid) intentará dar la sorpresa frente a la favorita francesa (Le Golf National, Paris).
España ya tuvo el privilegio de albergar en 1997 la primera Ryder Cup que se celebraba fuera de territorio británico. Siendo realistas es improbable que nos concedan la edición de 2018, aunque todo este esfuerzo lejos de caer en saco roto servirá para potenciar nuestras opciones para las ediciones de 2022 o 2026, alguna de las cuales recalará en suelo español.
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