Tras la victoria del alemán Martin Kaymer en el US PGA Championship, ya conocemos la identidad de los OCHO primeros clasificados para el equipo estadounidense de la Ryder Cup, con unas llamativas ausencias que no hacen sino reafirmar el cambio generacional que se está produciendo en la primera potencia golfística mundial, y que también tiene su correspondiente reflejo en el combinado europeo, con inesperados descalabros que van camino de convertirse en definitivos.
Phil Mickelson, Hunter Mahan, Bubba Watson, Jim Furyk, Steve Stricker, Dustin Johnson, Jeff Overton y Matt Kuchar se han ganado en el campo su plaza en el enfrentamiento bienal contra los europeos de octubre en el Celtic Manor Resort (Newport, País de Gales) dejando fuera, y a expensas de una socorrida invitación del capitán Corey Pavin, a ilustres como el número uno mundial, Tiger Woods, majoristas de la talla de Lucas Glover, Zach Johnson y Stewart Cink, y jugadores lastrados por las lesiones como Anthony Kim.
Dada la especial (y doble) dotación del cuarto major de la temporada, y con Anthony Kim y Lucas Glover fuera de concurso al no ser capaces de superar el corte, dos de las tres plazas que al inicio de esta última prueba puntuable se hallaban en franca competencia se abrían a los aspirantes Nick Watney (líder destacado tras la tercera ronda), Dustin Johnson, Zach Johnson y Bubba Watson, mientras Matt Kuchar resistía los envites de este grupo de perseguidores al moverse en torno al top 10.
Nick Watney fue el primero en sucumbir al vértigo de una primera victoria en un grande, y sobre todo, de representar a su país en el tercer acontecimiento deportivo más importante del mundo. Su doble bogey al 1 no fue más que el preludio de una accidentada vuelta trufada de bogeys que lo acabaría despertando del sueño de la Ryder, al concluir en una lejana decimoctava posición, cuando necesitaba, como mínimo, finalizar entre los cuatro primeros.
Con el líder cortocircuitado, comenzaba un nuevo torneo y el destino de las dos plazas restantes iba a decidirse entre la terna de aspirantes que aún seguía lidiando con la amenazante presencia de los dos jóvenes europeos, Martin Kaymer y Rory McIlroy, y del veterano de la semana, el australiano Steve Elkington, ganador en 1995, y resucitado para la ocasión, como viene siendo costumbre de un tiempo a esta parte en todo major que se precie de serlo.
Tras sacar un valioso birdie al 16, último par 5 del recorrido, Zach Johnson necesitaba enjugar un golpe para abrirse la posibilidad de un playoff que le permitiera sumar los dólares que le faltaban para meterse en el equipo y salvar así la diferencia de casi mil puntos con la que comenzó el torneo. Sin embargo, no consiguió alcanzar ninguno de los dos greenes, y con un putt de par de tres metros en el 18 se aseguraba la tercera posición final, eso sí, insuficiente para meterse en el equipo.
Dustin Johnson y Bubba Watson merecen capítulo aparte. Su clasificación para la Ryder Cup es el premio de consolación para un major que tocaron con la yema de los dedos. El primero dispuso, incluso, de un putt de birdie de dos metros en el 18 con el que romper el triple empate con su compatriota y Martin Kaymer, a la postre intrascendente, tras la penalización por apoyar la cara del palo sobre un búnker invisible entre la maraña de público que lo transitaba. El segundo, por ceder en el playoff tras enviar la bola al agua en el 18 y desperdiciar así la tempranera ventaja conseguida con el birdie en el 10, el primero de los tres hoyos del desempate.
¿Y ahora qué? Pues que estamos a tres semanas antes de que Corey Pavin haga públicos los destinatarios de sus cuatro wild cards. En el horizonte más cercano se divisan los nombres de veteranos (Tiger Woods y Stewart Cink), de majoristas y miembros de pasadas Presidents Cup (Lucas Glover) o Ryder Cup (Zach Johnson), de lesionados y héroes de la última edición (Anthony Kim, Boo Weekley)… y hasta de leyendas del Champions Tour (Tom Watson y Fred Couples).
De su actuación en los dos primeros playoffs de la FedEx Cup, el The Barclays y el Deutsche Bank Championship, dependerá en gran medida la decisión del capitán… y de la presión mediática, donde ya han comenzado las primeras filtraciones que aseguran la presencia del californiano.
A este lado del Atlántico, la victoria de Martin Kaymer en el US PGA Championship, la segunda de un europeo desde Pádraig Harrington en 2008, y la primera de un continental desde el Masters de Txema Olazábal en 1999, ha provocado un auténtico cataclismo que no hace sino poner en entredicho la rotundidad de las palabras del capitán Colin Montgomerie cuando afirmaba su deseo de que los aspirantes a las tan preciadas invitaciones se midieran en el último torneo puntuable, el Johnnie Walker Championship at Gleneagles.
Para empezar, Martin Kaymer progresa hasta la tercera posición de la RCWPL a costa de un Luke Donald que pierde su sitio y se descuelga del equipo europeo tras haber comprometido, ¿en vano?, su temporada estadounidense disputando torneos en Europa (Madrid Masters y Wales Open, principalmente).
Automáticamente, el alemán libera su plaza de la RCEPL, que va a parar a Paul Casey que obtiene así una recompensa inesperada tras remontar en los greenes del Straits Course de Whistling Straits hasta la duodécima posición y quedarse a 11.998 € de Miguel Ángel Jiménez, que a su vez conserva su billete de la Ryder Cup tras fallar el corte, al igual que su más inmediato perseguidor, el campeonísimo irlandés, Pádraig Harrington, al que le han faltado mil euros para superar al inglés.
Así, en estos momentos cuatro golfistas del top 25 del OWGR (los mencionados Luke Donald y Pádraig Harrington, y el italiano Edoardo Molinari y el inglés Justin Rose) estarían fuera del equipo europeo, y seis si ampliamos al top 30 (los suecos Robert Karlsson y Henrik Stenson).
Para colmo de males, Paul Casey, Luke Donald, Pádraig Harrington, Justin Rose y Henrik Stenson ya han confirmado su renuncia a disputar alguno de los dos torneos europeos que restan, centrados ya en el inicio de los playoffs de la FedEx Cup del PGA Tour. Dramática situación para los cinco, al depender del imprevisible criterio del capitán escocés.
Como las cuatro plazas de la RCWPL están ya asignadas a Lee Westwood, Rory McIlroy, Martin Kaymer y Graeme McDowell (dado que es matemáticamente imposible que alguien pueda destronarlos dada la reducida cifra de puntos del OWGR que otorgan el Wyndham Championship (último torneo del PGA Tour puntuable), el Czech Open y el Johnnie Walker Championship), el escenario se traslada a la RCEPL, donde aún siguen en el aire los dos últimos puestos, en posesión de Miguel Ángel Jiménez y Paul Casey.
Una victoria en el Abierto de la República Checa son 333.330 €, mientras que el segundo y el tercer puesto se cobran a 222.220 € y 125.200 €, respectivamente. En el campeonato de Gleneagles el montante es aún inferior, y la primera posición no llega a los 300.000 €.
Con este nivel de premios, los aspirantes en la RCEPL se reducen a Ross McGowan (presente tanto en Chequia como en Escocia), Álvaro Quirós (Escocia), Edoardo Molinari (Escocia), Peter Hanson (Chequia y Escocia), Simon Dyson (Chequia y Escocia), y Oliver Wilson (Chequia y Escocia).
Lo que sí es seguro es que los galeses se han quedado sin representación, al borrarse Rhys Davies de la lista de entradas del Abierto Checo, necesitado de un descanso tras disputar veinte torneos en lo que llevamos de temporada, y diez de los últimos trece.
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