Cualquiera que juegue al golf sabe lo frustrante que puede llegar a ser en ocasiones. No hay razones que expliquen cómo algunos días se puede jugar tan por debajo del nivel al que uno está acostumbrado. Simplemente: nada sale bien y lo único que puede hacerse es agachar la cabeza, seguir practicando y esperar mejores vueltas. Los profesionales no están libres de los caprichosos vuelcos que a veces se dan en este deporte y también sufren, incluso más que los aficionados. Unos optan por retirarse de un torneo en jornadas así, mientras que otros hacen lo mismo que Michael Bembenick.
Profesional en el Meridian Hills Country Club (Indianapolis), Bembenick entregó una tarjeta de 89 golpes (mas diecisiete) en su primera vuelta del United Leasing Championship, perteneciente al Web.com Tour. Parecía que nada podía salirle peor en la segunda, pero de nuevo el golf se cebó con él y llegó a firmar 103 impactos. Sí, mas treinta y uno. Dos pares, seis bogeys, seis dobles bogeys, tres triples bogeys y un cuádruple bogey en su último hoyo. Probablemente la vuelta más larga y dolorosa de su vida.
Sin embargo, Michael optó por no retirarse, a pesar de que en algunos momentos del día pensara que no era más que un estorbo para sus compañeros de partido. “Creo que es importante dar ejemplo y enseñar a los más jóvenes que no importa lo mal que juegues; hay que terminar”, declaró el protagonista. “A nadie le gusta ver a alguien que se rinde. No conozco a ninguno de los socios de mi club o ninguno de los estudiantes que quiera ver cómo lo hago yo”.
Su historia contrasta claramente con una acontecida en el día de hoy. Michelle Wie firmó unos meritorios 80 golpes en la primera jornada del US Women’s Open, sobre todo porque terminó con tres birdies en sus últimos cuatro hoyos. El escenario era mucho más fiero y la presión incomparable, pero la estadounidense es todavía blanco de muchas críticas por no ser capaz de explotar todo su potencial. Puede que fuera lo que le llevó a retirarse en el hoyo 17 antes de finalizar su segunda jornada, solo con uno por jugar. Michelle marchaba con mas once en el global y no acudió a terminar su vuelta –suspendida por niebla– el sábado por la mañana, alegando que estaba enferma. Candie Kung, con un resultado similar, también optó por retirarse, aunque sin explicación alguna.
Si bien es cierto que ninguna de las dos tenía opciones reales de pasar el corte, llama la atención ver cómo un profesional a quien nadie conoce se esfuerza en terminar una mala vuelta mientras que otras, en la élite, optan por desaparecer de los torneos. Rory McIlroy también recurrió a una excusa para hacerlo en el pasado Honda Classic, arrepintiéndose poco después por su decisión. Es por ello que el caso de Michael entraña un gran mérito. Puede que no llegue nunca a jugar con los mejores del mundo, pero sabe muy bien de qué va este deporte.
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