El Circuito Europeo, olvidando a los fabricantes, sponsors, cifras, estadísticas o incluso a los espectadores, es competir. Escalar al siguiente piso y, tras conquistarlo, emprender la escalada del siguiente. No hay una cumbre definitiva, pues siempre existe otra más alta que alcanzar. Le sucede a Tiger con sus 79 victorias en el PGA Tour y sus 14 grandes, todavía buscando a Nicklaus como si de un perro hambriento se tratara. Y ahí está, escalando como si fuera el primer día, como si no hubiese logrado nada hasta hoy, como si fuera el último torneo que disputa. La semana pasada estaba en Torrey Pines (California) y hoy se encuentra en Dubai, a medio planeta de distancia. Yo apuesto a que preferiría quedarse en casa.
Pero una vez más, Woods ha descargado la mochila de los buenos recuerdos y olvidado quién es para llegar en buena forma al Masters. Necesita estar aquí si quiere rendir bien en Pebble Beach, el Accenture Match Play o el Arnold Palmer Invitational; necesita competir para abandonar la zona de confort que persigue a los grandes campeones. En este sentido, el Circuito Europeo o el Americano son un ascensor dentro de la carrera de los golfistas. Él mira a todos desde arriba en Dubai, quizá junto a Rory McIlroy o Henrik Stenson. Han ganado torneos de todas las clases, se han instalado en lo más alto del Ranking Mundial y, evidentemente, son favoritos. Se lo han ganado, pero el elogio les persigue como una trampa.
En el siguiente piso están los grandes aspirantes, jugadores que ya han saboreado las mieles del triunfo y están ansiosos por demostrar su valía, es decir, instalarse con ellos en la azotea. Tanto Branden Grace, como Francesco Molinari, Matteo Manassero, Rafael Cabrera-Bello, Pablo Larrazábal, Álvaro Quirós o Peter Hanson cuentan con brillantes momentos en su palmarés, pero no los suficientes como para poder relajarse. No hay un límite en esta carrera y sus objetivos son múltiples: no sufrir para afianzarse entre los cincuenta mejores del mundo, acudir a los grandes o, en general, comenzar a ser competitivos en las citas importantes, y no solo durante dos o tres semanas al año. Ellos son el futuro, les habrán dicho, y sienten la obligación y el deseo de demostrarlo.
Y justo por debajo de ellos llegan las grandes promesas. Son chicos o jóvenes que no solo han sabido destacar entre sus compañeros de partido, los que jugaban con ellos cuando ni siquiera eran mayores de edad. Llegaron a los circuitos satélite, al Challenge y, por fin, consiguieron vivir del deporte que les apasionaba. Basta con mirar a Tommy Fleetwood, Mikko Ilonen, Peter Uihlein, Brooks Koepka o Thorbjorn Olesen para apreciar todo el deseo que tienen de acudir un día a una Ryder Cup o verse en el compromiso de defender un liderato en Augusta. Les da miedo, todavía, pero en semanas como esta, en el Omega Dubai Desert Classic, les brillan los ojos. Tienen a Woods o a McIlroy mirándoles desde arriba y una ocasión bañada en oro de destacar y aprender de ellos.
El Circuito es un ascensor y otros no han hecho más que llamarlo desde las plantas inferiores, como Nacho Elvira, Eduardo de la Riva, Alejandro Cañizares, Carlos del Moral, Jorge Campillo o Adrián Otaegui; necesitan ganar para explorar todo el edificio. Algunos, ya veteranos, han visitado casi todos sus recovecos, como Jiménez, Olazábal, Els, Couples o Björn; suben y bajan según su físico y ambiciones se lo permiten. Todos saben que para ascender rápido no hay que tener prisa y que muchas veces es incómodo, como le sucede a Tiger. Tienen que lanzarse al vacío, al nuevo reto de la próxima planta. Y ahí fuera, en el campo, hace frío, aunque sea en Dubai.
Adrián Otaegui Alejandro Cañizares Álvaro Quirós Branden Grace Brooks Koepka Carlos del Moral como Francesco Molinari Eduardo de la Riva Ernie Els European Tour Fred Couples Henrik Stenson Jorge Campillo José María Olazábal Matteo Manassero Miguel Ángel Jiménez Mikko Ilonen Nacho Elvira Omega Dubai Desert Classic Pablo Larrazábal Peter Hanson Peter Uihlein Race to Dubai 2014 Rafa Cabrera-Bello Rory McIlroy Thomas Björn Thorbjorn Olesen Tiger Woods Tommy Fleetwood
2 comentarios a “El ascensor del Circuito”
Si.. seguro que no es por lo millones que le dan solo por presentarse a jugar…
Yo creo que de dólares andará algo suelto, no? Lo digo porque lleva siendo el deportista mejor pagado del mundo durante la mayor parte de su carrera. Tiene que haber algo más 🙂
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