No llega a ser una apuesta a todo o nada, pero se le parece bastante. Gonzalo Fernández-Castaño afronta a partir de esta semana el tramo decisivo de su temporada, las cinco últimas pruebas de su calendario regular (a día de hoy no está clasificado para el PGA Championship ni para el Bridgestone Invitational), cinco finales en las que tendrá que alcanzar el puesto 125 de la lista de ganancias para asegurarse la tarjeta de juego y clasificarse para los playoffs.
El primero de esos cinco torneos es el Barbasol Championship, que se juega en el recorrido Lake del complejo RTJ Trail (Grand National) en Auburn, Alabama, y que ofrece una recompensa magra en puntos FedEx Cup a sus participantes por su condición de «coetáneo» con el Open Championship. Aun así, los 300 puntos con los que premiará al ganador le servirían al madrileño para colocarse en la zona segura de la FedEx Cup y meterse entre los cien primeros.
A favor de Gonzalo, su estado de forma actual, que le ha llevado a superar dos cortes en el PGA Tour de manera consecutiva (en el The Greenbrier Classic y el John Deere Classic, con dos buenas actuaciones) por segunda vez en la temporada. En contra, la ansiedad por su incómoda situación y el posible cansancio, dado que el español juega su séptimo torneo en ocho semanas.
Aun así, y ante un plantel menguado por el Open Championship, aprovechar el el Barbasol Championship es casi una obligación para Fernández-Castaño. Frente a él, jugadores de la talla de Scott Piercy, Chris Stroud, el argentino Andrés Romero o Patton Kizzire, el jugador de Auburn que lidera la clasificación del Web.com Tour y que intentará aprovechar su condición de local para exhibirse en la primera división del golf estadounidense.
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