“El proyecto tiene por objeto crear una identidad única y singular, una refundación del lugar a partir de los elementos que componen el conjunto: el medio natural del campo de golf y el paisaje circundante de la Bahía de Santander y los Picos de Europa, el medio artificial creado por la arquitectura y la plaza como elemento unificador de ambos. La plaza como naturaleza artificial que sirve como primer punto de encuentro.
Ante nosotros aparece el volumen del Centro de Interpretación, volumen del que se extrae el vacío de la gran sala de exposición. La puerta de entrada define el punto de cambio y de paso de lo abierto a lo semicubierto.
Se trata de crear un conjunto de volúmenes independientes conectados entre sí por corredores de vidrio, de modo que se establece una relación más estrecha entre arquitectura y el medio natural. Estos espacios se ven a su vez unificados por la terraza mirador, que ejerce de cubierta.
Esos volúmenes van generando unos pequeños patios ajardinados que crean unos paisajes de fondo, de escenario a las distintas estancias, paisajes dentro del gran paisaje. Los árboles que arrancan de esos pequeños patios asoman por encima de la terraza mirador, propiciando que esta se configure como un jardín mirador, en el que la naturaleza está presente. En esta cubierta aparece, a su vez, el mirador cubierto. Se trata de un volumen que se conforma a partir de las vistas del medio natural, del horizonte de la bahía y el frente de la ciudad de Santander, del horizonte del sistema montañoso y del campo de golf de La Junquera. En el volumen se recortan tres grandes huecos que enmarcan las vistas del entorno.
La envolvente exterior se configura con dos materiales, vidrio y una chapa de aluminio microperforada lacada en un verde similar a los árboles del exterior. En horario diurno queda oculto el interior del edificio, mientras que por la noche la perforación deja salir la luz del interior hacia el exterior provocando un efecto linterna.”
Linterna que quizás algún día podamos ver encendida, ya que la obra del Centro de Interpretación del Golf “Severiano Ballesteros” en Pedreña está en estado de abandono desde principios del año 2013.
Los primeros párrafos de este texto se extraen de la memoria del concurso ganado por los arquitectos Patricia Hernández Tejada y Carlos de Riaño Lozano en el año 2008.
Por poner al lector en antecedentes, el Proyecto Básico y de Ejecución de dicha obra es el resultado de un concurso convocado por el Ayuntamiento de Marina de Cudeyo para la casa club del campo de golf municipal de La Junquera y Centro de Interpretación del Golf “Severiano Ballesteros” en el año 2008, dentro del ámbito de actuación del Plan de Dinamización del Producto Turístico de dicho municipio. En él estaban implicados no sólo el Ayuntamiento de Marina de Cudeyo, sino también el Gobierno de Cantabria y el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
En dicho plan estaba previsto también el acondicionamiento del Centro de Interpretación como museo de golf dedicado a la figura de Seve Ballesteros, así como el Proyecto de Urbanización del entorno del edificio, nexo de unión entre este y el campo de golf.
Siete años han pasado ya desde sus comienzos y diferentes siglas políticas han pasado por su ayuntamiento y por el gobierno de Cantabria en todo este tiempo, sin que la obra haya podido ser concluida.
En el año 2011 dieron comienzo las obras, después de dos años desde la adjudicación del primer premio en el concurso antes mencionado y no pocas zancadillas. La empresa adjudicataria de las obras debía terminarlas en seis meses y medio, tal y como firmaba en su contrato con el ayuntamiento. A principios del año 2013 dicha empresa adjudicataria dio la obra por finalizada, sin que los técnicos responsables de la dirección de la misma diéramos nuestra conformidad al resultado obtenido. La obra presentaba un total de 39 reparos entre partidas inacabadas y otras con deficiencias a subsanar, que deberían corregirse para dar la obra por acabada y bien recibida. Después de agotar todos los plazos legales sin que esto sucediera, el Consejo de Estado dictaminó que el contrato a la empresa adjudicataria de las obras debía resolverse por incumplimiento del mismo. Existía causa clara para la resolución del contrato imputable únicamente a la contrata, que no había atendido en muchos puntos ni al proyecto, ni a las instrucciones de los directores de obra, ni a las normas de la buena construcción, lo que propició que la obra no alcanzara la calidad exigida y de ahí el rechazo a su recepción por parte de los técnicos responsables.
A día de hoy las obras están aún sin concluir. Mientras tanto, en todo este tiempo, desde enero de 2013, la obra se encuentra en estado de abandono y decadencia, y cada día que pase se acrecentará.
Por parte del Ayuntamiento de Marina de Cudeyo existe voluntad de reanudar los trámites para finalizar la obra, pero sus medios económicos son limitados y no contemplan los incrementos que se han producido por todos los acontecimientos ocurridos: el deterioro a que está sometida día tras día la obra, el paso de los años (cinco años han pasado desde que se presentó el Proyecto de Ejecución y los costes de materia prima y de todos los procesos y subprocesos de la obra se han incrementado notablemente), la necesidad de volver a realizar un proyecto para que la obra salga a licitación pública, etc. Por no hablar del dinero que estaba destinado para el acondicionamiento museográfico.
La partida presupuestaria del Plan de Dinamización del Producto Turístico que estaba destinada al acondicionamiento del Centro de Interpretación “Seve Ballesteros” fue empleada para un fin muy distinto al que estaba previsto, la construcción de la cancha de prácticas del campo de golf municipal de La Junquera, que por cierto, también continúa sin abrirse al público. Según los responsables municipales, hasta que la obra no estuviera concluida no se podía emplear esa partida en el acondicionamiento del Centro de Interpretación y por ello la emplearon en otro asunto. Suponiendo que esto fuera así, este sería un daño colateral más que añadir a los muchos que existen, causado por la empresa adjudicataria de las obras, entendemos que reclamable a dicha empresa. ¿Por qué no se reclama?
Es preocupante, con todos estos antecedentes, el destino del edificio. ¿Se terminará la obra? ¿Cuándo y de qué manera se terminará? ¿Habrá medios suficientes para acabarlo según lo previsto? ¿Se destinará al uso al que estaba previsto?
Los implicados inicialmente en este proyecto global, ayuntamiento, Gobierno de Cantabria y Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, ¿no deberían unir sus fuerzas para concluir el proyecto que iniciaron juntos?
Infinidad de veces hemos oído en Cantabria a los diferentes gobiernos su apuesta electoral por la construcción de campos de golf en la región, una actividad con un aval insuperable como es la figura de Severiano Ballesteros. Seve llevó el nombre de Santander, Cantabria y España con orgullo por todo el mundo. Poco hay que decir sobre él que no se haya dicho ya. Deportivamente hablando, su palmarés habla por sí mismo, uno de los más grandes del deporte del golf, sin que haga falta repetir su trayectoria. Un símbolo de los mejores valores, el trabajo, el esfuerzo constante, la superación, el respeto. Un gran embajador de su país, de su deporte y de sí mismo, todo pasión y carisma. Un ser único y maravilloso, como mejor le definía su amigo José María Olazábal.
El homenaje a su figura, con un edificio en el pueblo que le vio nacer, que lleva su nombre y que está destinado a mostrar sus éxitos como figura de primera línea mundial en el deporte del golf, está más que justificado. Es más, es una obligación moral. Creo que debemos imitar a los británicos en el respeto, admiración y cariño que muestran constantemente hacia él. Allí Seve es idolatrado, cosa que parece no suceder en su propio país, ni en su propia provincia, ni en su propio pueblo. Un claro ejemplo de ello es la película sobre sus comienzos, rodada íntegramente en Cantabria en 2013 y estrenada en los cines británicos en 2014, y que, de momento, en España no hay visos de que vaya a ser estrenada. O la escultura dedicada a él que reposa desde 2008 debajo de una escalera en el ayuntamiento de Pedreña, con los contenedores de reciclaje de plásticos, papel y cartón como compañeros. O la pequeña escultura (una cabeza de una madera realizada en bronce) en un cruce de carreteras en Pedreña que pasa absolutamente desapercibida y que es freno de accidentes automovilísticos.
¿Por qué se pierden tantas oportunidades de honrar a nuestras máximas figuras? Las palabras deben ser acompañadas por actos, y aunque pienso que los homenajes se tienen que hacer en vida, no se debe perder esta oportunidad de mostrar al mundo con orgullo la grandeza de la figura de Seve Ballesteros, realizando un edificio que lleve su nombre, reclamo turístico y de interés para los aficionados al golf, no solo españoles si no de todas las partes del mundo, y seguro que en especial, para los británicos. Más allá del homenaje, esta iniciativa tiene su lado «egoísta» ya que puede ayudar al turismo de la Comunidad y ser fuente de ingresos tanto para el municipio, como para la región.
Confiamos en que exista interés por parte de los responsables políticos en que esto sea así y que no se desperdicie una oportunidad más y dicho edificio acabe destinado a un simple almacén municipal, o incluso a nada, a que el edificio quede abandonado a su suerte con la idea de lo que un día pudo ser.
En este proyecto hemos puesto toda nuestra ilusión desde el comienzo, desde el concurso hasta ahora, ya que además de arquitecto soy una gran aficionada al golf. Por tanto en este proyecto se conjugan dos de mis grandes pasiones, la arquitectura y el golf. Hemos luchado por el proyecto desde el comienzo, lo seguimos haciendo y haremos todo lo posible para que se termine tal y como Seve lo vio nacer en el concurso. Para nosotros es un gran honor hacer este edificio que va a llevar su nombre y una gran responsabilidad por tener que estar a la altura de este nombre, ya que Seve puso el listón en lo más alto. Con la máxima emoción hicimos el concurso, que en su día ganamos, y con la máxima emoción y cariño lo terminaremos. Y no dejaremos de luchar hasta que así sea, como hacía Seve.
Patricia Hernández Tejada es arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Empezó colaborando con el arquitecto portugués Álvaro Siza, premio Pritzker de Arquitectura, en el Plan Especial Prado-Recoletos de Madrid, entre otros proyectos. En 2008 se establece definitivamente por cuenta propia en su estudio de Santander. Ha obtenido diversos premios de carácter nacional e internacional y su trabajo ha sido editado en distintas publicaciones.
3 comentarios a “El Centro de Interpretación Seve Ballesteros, en peligro”
Señores, como siempre ocurre en estos casos, todos han hecho la «cosas» bien, Quién lo contrató, quien lo construyó, quien lo dirigió y quien lo pagó.
Por lo tanto, queda claro que los culpables de esta situación, somos los que NO HEMOS INTERVENIDO EN NADA…. y estamos viendo con incredulidad, que ésto no avanza. ¡¡¡¡¡ QUE PAIS !!!!
Es una pena, pero es lo que pasa con las adjudicaciones de obras en este país, la empresa que lo haga por menos dinero se lleva la obra. No importa que el presupuesto de licitación haya sido ajustado a los precios actuales de comstrucción, hay que hacer una baja del 30% como mínimo para llevarse la obra y luego ya se verá. Si además tiene la suerte de que el arquitecto sea un cantamañanas y le de todo igual, le firma la recepción de la obra, la cobra, y a por otra.
Por suerte, hay gente que no desprecia la Arquitectura y pone todo el empeño del mundo para que las cosas se hagan no milimétricamente y exquisitamente perfectas, sino bien, correctas. Gracias Patricia.
Doy fe del último párrafo y me uno al deseo del penúltimo. Cruzaremos los dedos.
Muchas gracias por tu comentario, Eduardo. No puede ser más acertado. Es una radiografía fiel de la obra pública en nuestro país. En esta obra la baja económica estaba limitada al 10%, por tanto, todas las empresas jugaban con las mismas reglas. Es decir, se podía elegir al mejor, al que mejor calidad ofreciese.
Lo más fácil hubiera sido claudicar, firmar la obra como estaba y no encontrarnos en esta situación de incertidumbre e indefensión. Pero como bien dices, nos encontramos dentro de ese grupo de arquitectos que apreciamos la Arquitectura y ponemos todo nuestro empeño en que las cosas se hagan correctamente. No entendemos las cosas de otra manera. Y por eso luchamos por ello.
Gracias otra vez por tus palabras.
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