Lejos quedan aquellos tiempos en los que para organizar un torneo de golf profesional se necesitaba poco más que un patrocinador con los bolsillos bien provistos y ganas de pasear su marca por el mundo. El carácter cada vez más profesionalizado de los principales circuitos y el reparto de poderes en el atractivo mercado del golf hacen que la puesta en marcha de ciertas pruebas, sobre todo en determinados escenarios, se haya convertido en un auténtico encaje de bolillos geoestratégico.
Véase el ejemplo de esta semana. El European Tour hace la primera de las tres paradas de la temporada en China para celebrar la vigésima edición del Volvo China Open, una auténtica «pica» puesta desde hace tiempo en el corazón de la principal potencia golfística de la Asia continental (con permiso de la India), un gigante que tendrá un peso fundamental en el futuro del golf. Para ello, el European Tour cuenta con un potentísimo e histórico aliado (Volvo, que está en manos chinas desde 2010, no lo olvidemos) y colabora con dos entidades con las que ha tenido algún roce en los últimos tiempos a raíz del enfrentamiento EurAsia Cup – Royal Trophy. Aun así, el pragmatismo siempre se impone en los negocios, sobre todo ahora que el PGA Tour ha establecido su circuito filial en la zona, una amenaza directa para los intereses asiáticos de su contrapartida europea.
Dejando al margen las altas finanzas, en el aspecto deportivo el Volvo China Open cuenta con un plantel espectacular en el que destacan el número 3 del mundo, Henrik Stenson, que acude al Genzon Golf Club, nueva sede del torneo, acompañado por un buen número de habituales del PGA Tour como Jason Dufner, Ian Poulter o Nicolas Colsaerts, ganador del torneo en 2011 y segundo clasificado la semana pasada en Malasia.
Entre los defensores de las esencias europeas encontramos a Francesco Molinari y a Pablo Larrazábal, que jugó un gran Maybank Malaysian Open pese a lo atribulado de su paso por el torneo asiático, como explica a nuestros compañeros del European Tour.
«Fue una semana rarísima con la historia del viernes, y luego el domingo justo antes de salir se me rompieron los pantalones… una de esas semanas en las que pasa de todo, así que el top diez fue muy bueno. El viernes después de 13 hoyos ni siquiera sabía si podría terminar la vuelta y esa noche solo pude dormir media hora por el dolor de cabeza. Pero me llevo sensaciones positivas de Malasia porque jugué francamente bien, sobre todo dadas las circunstancias», explicaba el barcelonés.
El año pasado, Larrazábal estuvo muy acertado en el Volvo China Open pero el cambio de sede introduce una nueva variable en el torneo y añade incertidumbre al rendimiento de los veteranos en esta prueba.
«El año pasado jugué muy bien este torneo pero este año el campo es nuevo para todos nosotros. En cualquier caso me encuentro confiado. Si consigo meter la bola en calle espero tener otra buena semana porque estoy clavando los hierros y pateando con mucha confianza. Tengo un pat nuevo, la semana pasada cambié el grip y estoy mejorando por días», terminaba Pablo.
Otros siete españoles acompañarán a Pablo Larrazábal en Genzon: Rafa Cabrera-Bello, Jorge Campillo, Alejandro Cañizares, Nacho Elvira, Adrián Otaegui, Álvaro Quirós y Eduardo de la Riva, estos dos últimos con la moral bien alta después de su gran papel en Malasia.
En el plano internacional, también hay que destacar la presencia del estadounidense Peter Uihlein, el australiano Brett Rumford, que defiende el título, y el prodigio de quince años Guan Tianlang, quien el año pasado se convirtió en el jugador más joven que superaba el corte en el Masters con solo catorce años y cinco meses.
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