Este sitio emplea cookies de Google para analizar el tráfico. Google recibe información sobre tu uso de este sitio web. Si utilizas este sitio web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies.

Zona Pro

El fin del sueño americano

Israel Sastre | 09 de octubre de 2014

Mientras las botellas de champán corrían desbocadas por el vestuario del equipo europeo, los dardos envenenados lanzados por Mickelson en rueda de prensa contra su capitán, Tom Watson, apenas situado a unos metros de él, fueron el detonante de una serie de acontecimientos que han llevado a la PGA of America al centro del huracán. Jugadores, analistas, técnicos y periodistas piden una catarsis y un nuevo modelo a la hora de elegir capitán para la próxima edición de la Ryder Cup. Después de tres derrotas consecutivas, el honor americano está en juego y es hora de tomar medidas.

Y todo comenzó con las palabras de Mickelson cuestionando el cambio de estilo que se hizo después de 2008, la última victoria del equipo estadounidense. Mickelson, más que abogar por la vuelta de Azinger, valoraba en gran medida el sistema de trabajo y la forma de tomar decisiones que este tenía. Digamos que tenían un plan, al igual que la plantilla o modelo del que hablaba McGinley y que parece ser que, en parte, se apoya en ir escogiendo los vicecapitanes adecuados para ir formándolos y que se enfrenten de primera mano a los problemas y decisiones que afrontarán como máximos responsables.

En el caso estadounidense, el famoso modelo de Azinger surgió mientras veía en la televisión un programa en el que mostraban cómo preparaban a los Navy SEALS, la unidad del ejército estadounidense mejor preparada. En el documental explicaban que su técnica consistía en separar a los hombres en grupos pequeños, que vivían, comían, respiraban y luchaban juntos hasta terminar pensando como quienes tienen al lado. Esto es lo que aplicó Azinger a su equipo, además de tener una forma peculiar de escoger las tres elecciones del capitán. En cuanto tuvo a los nueve golfistas clasificados, seleccionó a una serie de jugadores que podrían encajar con ellos y preguntó a los nueve cuáles les parecerían mejor, de tal manera que al final fueron los propios jugadores los que eligieron a sus compañeros. Esto es lo que echaba de menos Mickelson cuando decía que no se les consultó para nada.

En resumidas cuentas, la elección del nuevo capitán del equipo estadounidense se ha convertido en una cuestión de estado y, tras las filtraciones acerca del duro comportamiento de Tom Watson (al rechazar un regalo de todos los jugadores en la noche del sábado junto a familiares y caddies, o mostrarse implacable con Simpson delante de otros tres compañeros), la actuación de esta leyenda está cada vez más cuestionada y se busca otro «librillo». Más allá de su trabajo estratégico, lo que sí parece claro es que un jugador necesita sentirse cómodo para dar lo máximo en una competición por equipos y no parece que Watson haya estado acertado con ello, ni que sea precisamente el rey de la empatía, además de ser acusado de someter a demasiada presión al equipo.

Sin embargo, surgen algunas dudas de que sea un problema de falta de sistema. Colin Montgomerie tampoco es el tipo más empático del planeta y el equipo europeo se llevó el triunfo en Celtic Manor. Además, en Medinah, Davis Love III hizo un trabajo fantástico, dejó para el futuro dos o tres parejas excelentes y durante dos días apabulló al equipo de Olazábal. Incluso la elección del orden de jugadores para el domingo no tenía fisuras. Ahí sí había sistema, nadie se quejaba. Con lo que no contaba es con que Paul Lawrie se iba a disfrazar de Tiger, que Furyk iba a fallar putts de tres metros, que Kaymer iba a aparecer en el momento más determinante o que Justin Rose iba a meter el putt de su vida ante un Mickelson que no se lo creía. Los europeos fueron mejores ese domingo. Punto y final, no se trataba de sistemas ni estrategias deslumbrantes, solo coraje, ambición, mucha determinación y un poco de suerte. Al estilo Tom Watson.

En cualquier caso aquello dolió, pero lo de Gleneagles ha sido una puñalada al corazón del imperio. No entraba en los planes una derrota así. Ya no hay excusas y dentro de dos años el equipo estadounidense tiene una cita que se antoja crucial y todo el discurso mediático está enfocado a la búsqueda del próximo capitán del equipo. La vuelta de Azinger y su sistema, la elección de jugadores respetados y queridos como Stricker (aunque no haya ganado un major y eso es una cuestión de estado en la capitanía) o Duval, la consulta a vacas sagradas como Mickelson o Tiger o el factor Couples, son las variantes que se manejan. En realidad, todos tienen sus argumentos pero en lo que coinciden es en que las cosas no pueden seguir así y se necesita un golpe de efecto por parte de la PGA of America. Aunque de momento pocos se han hecho la pregunta clave: «¿y no será que son mejores que nosotros?».

Mientras en Europa, se anuncia a David Howell como uno de los que elegirá el próximo capitán del equipo junto a Paul McGinley, Colin Montgomerie, José María Olazábal y George O’Grady. Ahí tienen la plantilla, modelo o como quieran llamarlo. David Howell posiblemente sea capitán en el futuro.

Deja un comentario

Si estás registrado, la publicación de tus comentarios será instantánea. Asegúrate de escribir correctamente tanto tu nombre de usuario como la dirección de correo electrónico que incluiste durante el registro.
Si no estás registrado, tus comentarios quedarán pendientes de moderación. Regístrate aquí.

Comentario: