Tiger Woods ganó seis torneos seguidos en dos ocasiones distintas. Antes del comienzo del Arnold Palmer Invitational, decíamos que afrontaba una gran prueba de cara al Masters, pero sobre todo una oportunidad en la que demostrar que todavía es capaz de rendir a su mejor nivel con cotidianidad, algo que no consiguió en 2012. Tres días después, Woods vuelve a afrontar un torneo desde lo más alto de la tabla. No sucedió como en Torrey Pines, bajo un dominio aplastante, sino como en Doral, cometiendo errores a lo largo de sus vueltas y compensándolos en los greenes. No es una casualidad que en ambos torneos haya finalizado la tercera jornada metiendo un putt que consolide su liderato.
Pero para que Woods afrontara el domingo desde la primera posición, era necesario que Justin Rose no tuviera un buen día. El inglés jugó al mismo buen nivel que durante las dos primeras jornadas, pero cuando se encontraba en un radio de dos metros del hoyo titubeó como si no hubiera ganado un solo torneo en su carrera. En más de cinco ocasiones para salvar el par o contestar a los ataques del resto de contendientes con un birdie, la bola de Rose no tocó siquiera el borde del agujero. Su resultado, al par del campo, dejaba el torneo en unas manos desconocidas y Woods había salido con un objetivo en mente. “El doble dígito”, desveló al finalizar su vuelta. Y el Tiger de 2013 casi siempre consigue lo que se propone.
Birdie al 4, birdie al 6 y al 7, birdie al 10 y bogey al 13. El número dos del mundo estaba jugando bien pero, al igual que durante la segunda jornada, corría el riesgo de no ser capaz de entregar un resultado tan bueno como quería. Woods miró a la clasificación y vio cómo Rose no terminaba de despegar y entonces, como llegado de la nada, llegó al 16 y firmó un eagle con la rapidez con la que muerde una serpiente. Fue el punto de inflexión en su vuelta y en el campeonato porque, por primera vez, su nombre estaba en lo más alto de la clasificación. Quién sabe si habrá alguien capaz de moverlo de ahí.
Había promediado algo menos de 26 putts en sus últimas seis vueltas, tras la ayuda de Steve Stricker, y ayer volvió a quedarse en 25 tras necesitar solo de uno en once hoyos. No hace mucho nos preguntábamos qué sería del golf tras las rotundas victorias de Rory McIlroy, a finales de 2012, y poco a poco parecemos ir encontrando la respuesta. El futuro era esto: el mejor pateador al sur de Brandt Snedeker y una mente privilegiada para cerrar los torneos. Mañana intentará volver a argumentar su discurso favorito: “La victoria según Tiger Woods”, y hay algo que empieza a ser familiar en su retórica. Como decía Dante Panzeri hace unos cuantos años: “No hay nada nuevo; hay cosas viejas que estaban olvidadas”.
“Simplemente entiendo cómo arreglar mi juego”, comentó al finalizar. “Me ha llevado una temporada. Estuve lesionado mucho tiempo. Los cambios para llevar mi swing desde donde estaba a este punto han sido grandes. Pegué un golpe malo aquí y allí, pero es fácil arreglarlo. Sé lo que tengo que hacer y eso supone una gran diferencia”. Si nada cambia, ya conocen las estadísticas: octava victoria en la misma prueba (iguala el récord de Sam Snead), número uno del mundo y número uno de la FedEx Cup.
A su lado durante todo el día estuvo Gonzalo Fernández-Castaño, que vio cómo su rival jugaba a algo distinto a lo que practican el resto de contendientes. Eso, hace tiempo, podría haberle descentrado a lo largo de la jornada pero ya no se trata de un jugador sin experiencia en las grandes citas. Gonzalo lleva curtiéndose con los mejores durante unos cuantos meses y cada vez lo hace a mejor nivel, dejando el listón más y más alto. Ayer finalizó con 68 golpes gracias a cuatro birdies y un eagle, que compensaron sus dos errores en el 9 y el 15. “Quién sabe mañana…”, escribió en Twitter al terminar. Quién sabe, pero echando la vista atrás nos encontramos con un jugador que no ha parado de crecer desde la pasada Ryder y, con que siga a ese ritmo, los resultados llegarán solos. Está a tres de la cabeza.
Sergio García firmó una tarjeta con 73 golpes y bajó ocho posiciones en la tabla, hasta la vigésimo quinta, pero todavía en buena disposición de concretar una gran semana antes del Masters.
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