Igualó el récord del campo, supo responder a una vuelta muy buena con otra bajo par, retomó de nuevo las riendas de la competición en el día del movimiento y, finalmente, lo cerró. El despliegue de Thorbjorn Olesen en Perth, Australia, ha sido el mismo que el de otros ganadores del Circuito Europeo a lo largo de la temporada. Todo lo ha marcado él: el ritmo de birdies necesario para ganar, la referencia a la que el resto miraba en la clasificación.
Y el día de hoy, a pesar de ser en el que más cerca estaba de la victoria, le habrá parecido el más difícil. En poco se parecerá esta última jornada a la primera, en la que jugaba suelto y sin preocupaciones por Lake Karrinyup. Hasta uno sobre par llegó a situarse durante sus segundos nueve hoyos. El chico de veinticuatro años ya no estaba jugando como un joven, sino como un hombre con miedo. “Fue duro. Las condiciones no eran sencillas hoy”, explicó al terminar.
Tuvo suerte, ya que ninguno de los jugadores que estaban llamados a responder a sus fallos tuvo su día. Drysdale se quedó en un menos uno y Sihwan Kim, el segundo ayer, se fue hasta el más tres. Ante tantas facilidades en el camino al triunfo, a Olesen le salió un enemigo inesperado, alguien a quien no le importaba ganar. En quince hoyos, Victor Dubuisson había realizado seis birdies y no había fallado. Miraba a un lado y a otro con esa cara que no parece percatarse de nada de lo que acontece alrededor, aunque esté en la Ryder Cup o esta última ronda. Su 66 final puso contra las cuerdas a un Olesen con un más uno en el día.
“Fallé unos pocos putts cortos a mitad de vuelta y creo que mi liderato se quedó en un solo golpe, pero yo me dediqué a pensar en que tenía que volver a jugar bajo par, mantenerme concentrado, y ver si podía realizar algún birdie en el final del recorrido”. Era Olesen, hablándose a sí mismo en los segundos nueve hoyos. Ni el récord del campo, ni su magnífica tercera jornada le ayudaron tanto a ganar su segundo título en el Circuito Europeo como esos pensamientos. Ahí fue cuando ni Dubuisson, ni las condiciones difíciles tuvieron mayor relevancia. El torneo volvió a tener el guión que él quiso.
“Han pasado un par de años desde que gané por última vez”, dijo. “Esto me da mucha confianza y fe para las últimas semanas de la temporada. Esta ha sido genial y he disfrutado mucho estar aquí”.
Son las palabras del ganador, muy distintas a las de los cuatro españoles que se jugaban aquí la tarjeta del circuito: Adrián Otaegui, Eduardo de la Riva, Carlos del Moral y Nacho Elvira solo tenían esta prueba para meterse entre los 110 primeros clasificados de la Race to Dubai, pero ninguno lo consiguió. Carlos y Nacho superaron el corte pero sus posiciones (trigésimo y quincuagésimo tercero, respectivamente) no implicaban los euros necesarios para ese salto en la Orden de Mérito. Ahora toca trabajar, centrarse en la escuela y planear un nuevo año.
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