Cuando el 25 de abril de 1999 Jarmo Sandelin dejaba a los españoles Miguel Ángel Jiménez e Ignacio Garrido a cuatro golpes de adjudicarse el Open de España, era un secreto a voces que el Real Club de Golf El Prat se encontraba buscando un nuevo emplazamiento en el que sobrevivir a la orden de expropiación por la inminente ampliación del aeropuerto internacional de Barcelona.
Atrás quedaban más de cuarenta años de historia desde que en 1954 se inaugurara el primer recorrido del Club, un coqueto diseño de Javier Arana (El Saler, Aloha, Guadalmina Sur) esculpido en perfecta comunión sobre el pinar existente, y con el que los socios catalanes solventaban los problemas de “masificación” de Sant Cugat surgidos tras la desaparición del Real Club de Golf de Pedralbes por el ensanchamiento de la ciudad de Barcelona.
Dos años después, en 1956, El Prat veía reconocida su incipiente calidad con la organización de su primer Open de España, ganado por el inglés Peter Allis, actualmente dedicado a su faceta de presentador y comentarista en la BBC pero con un palmarés donde sobresalen tres (British) PGA Championship y diecinueve títulos en la prehistoria del Circuito Europeo.
Esta fecha marcaba el inicio de una fructífera relación del Real Club de Golf El Prat y Catalunya con el golf profesional español y europeo. Tres años después, en 1959, repetiría como sede del Abierto Nacional y pese a resistirse aún el triunfo español, el torneo y el campo obtendrían la recompensa con la celebrada victoria de todo un cuatro veces ganador del The Open Championship, el australiano Peter Thompson, que en 1965 cerraría su repóquer de British.
En 1963, el recorrido de Javier Arana volvía a acoger un Open de España y esta vez sí se cumplía el tan manido dicho de “a la tercera va la vencida” porque el cántabro Ramón Sota se convertía en el primer español en ganar un torneo europeo en suelo catalán. Unos meses después, lograría en el Royal Lytham & St Annes Golf Club su mejor resultado en un The Open Championship, finalizando en séptima posición, todo un presagio de lo que llegaría a conseguir su sobrino casi dos décadas más tarde, el gran Severiano Ballesteros.
Antes de que en 1971 El Prat recibiera de nuevo el encargo de la Federación Española de albergar el Abierto, en 1968 el club de golf amplió su oferta deportiva con un tercera vuelta de nueve hoyos, también con la rúbrica de Javier Arana, y con la que ponía al alcance de los socios la posibilidad de combinar los veintisiete hoyos existentes en tres recorridos distintos.
Ya bajo el paraguas del Circuito Europeo de golf (constituido como tal en 1972), en 1978 El Prat debutó en la máxima división profesional continental y en 1981 asistió al primero de los tres entorchados nacionales de Severiano Ballesteros (en 1985 firmaría el doblete en Vallromanes, y en 1995 su definitivo triplete en el Club de Campo de Madrid).
Posteriormente, el club de golf barcelonés supliría el “olvido” de la Federación Española (el Abierto seguía haciendo gala de su acertada política de rotación por todo el territorio nacional) con la organización entre 1983 y 1986 del Sanyo Open, un torneo menor del Circuito Europeo que en sus dos últimas ediciones se encontraría con dos ganadores de la talla del genio de Pedreña y un jovencísimo Txema Olazábal.
1988 es otro año que debe recordarse en la dilatada trayectoria del Real Club de Golf El Prat. En ese año, se vuelve a ampliar la oferta deportiva con una cuarta tanda de nueve hoyos, a cargo del galés David Thomas (segundo en el The Open Championship de 1958 y 1966, y exitoso diseñador de recorridos como los Brabazon, Derby y PGA National del santuario europeo de la Ryder Cup, The Belfry), y con el que se completaba una jubilosa combinación de treinta y seis hoyos y hasta cuatro itinerarios distintos de juego. Además, albergaba la única edición disputada del Torras Hostench Barcelona Open de una ciudad condal ya embebida del espíritu olímpico y en el primer año de la era Volvo del Circuito Europeo.
En 1997, los socios del club recibieron la desagradable noticia de una próxima expropiación de sus terrenos para hacer frente a la necesaria ampliación del aeropuerto de El Prat. Antes de que la forzada mudanza cerrara uno de los capítulos más importantes de la historia del golf catalán, la Federación Española apostó por celebrar las ediciones de 1998 y 1999 en este magnífico enclave y rendirle así un más que merecido homenaje.
El siempre difícil y traumático proceso de la búsqueda de unos nuevos terrenos donde reubicar y reconstruir las instalaciones del club de golf quedó a cargo de la junta directiva del propio club. Tal y como recogen en su página web, “se buscaron fincas con posibilidades, tanto en tamaño, proximidad, paisaje, clima y todas las características necesarias para acoger unas instalaciones que tuvieran como mínimo la calidad y capacidad de las existentes en el Prat de Llobregat.
Después de ver muchas fincas, se eligió la más idónea, situada a unos veintiséis kilómetros de Barcelona entre Terrassa y Sabadell, con doscientas cincuenta hectáreas en un terreno que cumplía con las características necesarias. Una vez localizada, se comenzaron los trabajos de solicitud de permisos y licencias hasta que el 1 de enero de 2002, se iniciaron los trabajos de construcción.
El diseño se encargó al conocido jugador y diseñador australiano Greg Norman (número uno del mundo durante trescientas treinta y una semanas y ganador de dos British, en 1986 y 1993), ya que de todos los arquitectos seleccionados éste fue el que ofreció mayores garantías de éxito.”
En 2004, se procedió a la inauguración del nuevo Real Club de Golf El Prat, y siete años después (el mismo tiempo que llevaba José María Olazábal sin disputar el Open de España), ha sido elegido por la RFEG para la octogésimo quinta edición del torneo más antiguo del país.
Una vez que hemos desempolvado la trayectoria de este club de golf, nos adentramos ahora en los aspectos más técnicos del campo de golf que recibirá a los ciento cincuenta y seis golfistas que tratarán de suceder al guadiareño Álvaro Quirós en el palmarés del Open de España.
El Real Club de Golf El Prat cuenta con cuarenta y cinco hoyos divididos en dos recorridos de dieciocho y uno de nueve hoyos intercalables. Para el Open de España se ha optado por el itinerario “violeta”, integrado por los nueve segundos hoyos del recorrido “amarillo” y del “rosa” dando lugar a un exigente parkland de 6.672 metros, par 72, que se caracteriza por sus calles escoltadas de omnipresentes pinos y unos greenes grandes y ondulados que correrán a una velocidad de 11 en el stimpmeter durante el torneo.
Si tuviéramos que quedarnos con algún hoyo, éstos serían el 9 y el 12. El primero por ser un larguísimo par 4 de 426 metros cuesta arriba con un green cruzado defendido medialmente por una tumba de arena y lateralmente por una depresión que causará estragos en los profesionales menos acertados con su juego de approach. El segundo por ofrecer pese a su menor longitud (par 4 de 337 metros) un verdadero examen de precisión y evitar así los once búnkeres que trufan un hoyo donde la calle se abre a la derecha y el green descansa a la izquierda.
La previsión meteorológica anuncia tiempo parcialmente nuboso durante las cuatro jornadas de competición con posibilidad de chubascos en la tarde del sábado, temperaturas en torno a los veinte grados centígrados y rachas de viento de alrededor de veinte kilómetros de hora, con componente variable y máximos de treinta kilómetros por hora en la lluviosa tercera ronda.
Fotografías: RFEG
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