Cuando comenzó este año, Henrik Stenson era el número 53 del mundo. Su última victoria databa del año 2009 (The Players Championship), sus estadísticas eran sinónimo de mediocridad y, en general, su carrera parecía correr peligro de instalarse en el silencio más profundo. Las cosas, por suerte para él, han cambiado drásticamente hasta que el pasado domingo le escuchamos decir: “Esta temporada ha sido un sueño”. Esto es lo que ha conseguido el ahora número tres del mundo:
– Segundo en el Open Championship.
– Tercero en el PGA Championship.
– Ganador del Deutsche Bank Championship y del Tour Championship (PGA Tour).
– Ganador del DP World Tour Championship (European Tour).
– Primer vencedor de la historia de la FedEx Cup y la Race to Dubai en la misma temporada.
– Séptimo en precisión con el driver, primero en greenes en regulación, cuarto en media de golpes del circuito americano.
“Esta jugando el mejor golf del mundo en la actualidad”, declaró Ian Poulter, segundo en Dubai el pasado domingo. ¿Cuándo comenzó esta racha de resultados? El caddie del sueco, Gareth Lord, lo indicó en declaraciones a la BBC: “Fue en el US Open de Merion. Teníamos una oportunidad de ganar con nueve hoyos por delante y casi nadie lo sabe: estábamos solo dos o tres por detrás del líder. No lo hicimos muy bien en lo que quedaba pero no era su tipo de campo. Estar aquella semana entre los mejores nos indicó que íbamos por el buen camino. Mirando atrás, fue el inicio de todo esto”.
La única respuesta a este nuevo Henrik es el trabajo. Junto a Pete Cowen, que ha entrenado a jugadores como Louis Oosthuizen, Graeme McDowell o Lee Westwood, llegó a la conclusión de que debía usar más su driver, uno de los puntos fuertes de su bolsa. “Estaba viendo sus drives que llegaban a los 300 metros rectos como una flecha”, continuó su caddie. “Llegamos al hoyo 8 de Akron (donde se disputó el Bridgestone Invitational) y me dijo: ‘Siempre he pegado madera 3 aquí’. Yo me preguntaba por qué. No podía entenderlo y me contestó: ‘Vale. Vamos con el driver’. Ahora le pega genial. Estamos intentando dejar la bola en ciertos puntos, ya sea con la madera tres, la cuatro, el hierro tres o el driver. Él pega lo que necesita para llegar ahí”.
Estaba preparado mentalmente y el talento le ha llevado en volandas hasta los éxitos, pero el que probablemente sea el mejor jugador del mundo de la actualidad todavía no tiene un grande. Sus mejores resultados han llegado este año, pero en el 2008, también en el Open y el PGA, firmó un tercer y un cuarto puestos respectivamente. No es ajeno a esa presión, por lo que el siguiente peldaño de su carrera está muy claro: “Es muy difícil ganar uno”, declaró Henrik. “Solo hay cuatro y juegas contra los mejores del mundo. Se trata de trabajar duro y aprovechar una oportunidad. He sacado muchas conclusiones positivas este verano, pero todavía siento que puedo dar un paso más en mi juego. He demostrado esta semana (Dubai) que puedo responder a las expectativas. Se trata de concentrarte en lo importante. Espero mucho de mí mismo, por lo que me encantaría ganar uno o dos”.
Sería el primer sueco que lo consigue. El golf profesional, mientras tanto, sigue cambiando de rey. En el principio de siglo fue Tiger, sucedido por el joven Rory y, ahora, un jugador que parecía perdido en un lugar oscuro y solitario surge para dominar el deporte más imprevisible. Los grandes, sin embargo, esperan poner a prueba su mandato.
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