El martes pasado John Daly se descolgaba con unas declaraciones en las que indicaba que el programa de control antidopaje del PGA Tour era “una broma”. Se quejaba de que la supuesta aleatoriedad de los análisis no era tal y que, como prueba, era el quinto año consecutivo en el que tenía que pasar las pruebas durante el Valspar Championship. Además, suele tener que hacer estas pruebas entre seis y nueve veces al año cuando, en teoría, el objetivo es hacerlo un par de veces a todos los jugadores.
Daly se despachó a gusto diciendo que al circuito no se tomaba tan en serio la lucha contra el dopaje como la liga de béisbol profesional, y que aquellos que quisieran tomar ventaja por medio de sustancias prohibidas tendrían “el trabajo hecho” gracias a la falta de aleatoriedad en la elección de los jugadores elegidos para someterse a los tests, ya que sabrán cuándo van a tener que pasarlos.
Tras un día en silencio, el circuito ha sacado un comunicado explicando que los tests son “aleatorios y selectivos a la vez” y que “al contrario de lo que afirma, John Daly nunca ha sido un objetivo para las pruebas y no es cierto lo que apunta acerca de que los jugadores saben cuando van a ser escogidos”. Aunque la muestra sea exigua, el dato parece respaldarlo lo ocurrido durante el reciente Cadillac, al terminar la primera ronda, uno de los elegidos para pasar el test fue Mickelson, que había terminado con 74 golpes mientras que Holmes, que se sacaba de la manga un 62, no era solicitado.
Por otro lado, tampoco parece una sorpresa que el PGA Tour esté un poco más encima de Daly, un jugador que a lo largo de los años ha sido multado con casi 100.000 dólares y suspendido hasta cinco veces. En cualquier caso, la falta de transparencia del circuito por su decisión de no divulgar las suspensiones que surgen del consumo de drogas recreativas ayuda a dar una imagen de opacidad que, desde luego, no viene nada bien al PGA Tour. Baste el ejemplo de Dustin Johnson, sobre el que se han vertido multitud de acusaciones acerca de si era un ejemplo de suspensión encubierta por consumo de drogas. Puede que sea así, o no, pero la duda queda en el aire y en caso de que Johnson estuviera limpio la falta de transparencia ha provocado un aluvión de noticias y especulaciones que ya no tendrán rectificación ni marcha atrás.
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