Con el refuerzo de los recién celebrados Juegos Olímpicos de Londres y las manifestaciones públicas de unas cuantas vacas sagradas del golf, que ya han anunciado que representarían con orgullo a su país en la cita de Río, se ha dado el pistoletazo de salida al periplo de cuatro años que desembocará en el regreso de este deporte al programa olímpico después de 112 años.
El refrendo de la principal referencia mediática, Tiger Woods, que ha hecho pública su disposición a participar en esta primera cita si se clasifica para ella, y las declaraciones de golfistas de la talla de Dustin Johnson o Sergio García sirven para generar expectación aunque aún estemos a cuatro años vista y todavía haya que solventar varios problemas de peso (como buscar hueco a la cita olímpica en un apretadísimo calendario y resolver la construcción del diseño de Gil Hanse, enmarañada por varias disputas legales).
Tampoco se tiene clara la fórmula de juego, aunque en principio se disputarán 72 hoyos en stroke play para averiguar la identidad de los campeones olímpicos. Con respecto a la nómina de jugadores, en principio participarán 60 golfistas en cada categoría y estarán clasificados automáticamente los 15 mejores del ranking mundial. A partir de ahí, se seguirá el ranking para ir completando el plantel con un máximo de dos jugadores por país, y si un país ya cuenta con dos jugadores en el top 15 del mundo, “correría turno”. Todavía no se sabe si Brasil contaría con alguna plaza de cortesía como país organizador, ya que de momento no tendría a ningún jugador clasificado de oficio.
Como ya hicimos durante el pasado mes de noviembre, hemos realizado un ejercicio de “deporte-ficción” para simular la lista de participantes masculina y femenina y, aunque esto no es más que un divertimento a cuatro años vista, los resultados son llamativos.
Para empezar, destacan tanto las ausencias como las presencias. En el field masculino llama la atención el potencial de Gran Bretaña (con cinco representantes) y Estados Unidos (con nueve jugadores en el top 15), pero en el caso de los representantes de las barras y las estrellas no estarían golfistas de la talla de Phil Mickelson, Rickie Fowler, Dustin Johnson y Jim Furyk, junto a otros jugadores internacionales como Charl Schwartzel, Ian Poulter, Gonzalo Fernández-Castaño o Álvaro Quirós. En total, quedarían fuera de los Juegos Olímpicos 21 de los 50 mejores jugadores del mundo y en los 60 participantes estarían representados 32 países en total.
Echando un vistazo rápido, el plantel resultante es notable. Por un lado, no hay que mesarse los cabellos por las ausencias: ya sucede lo mismo en otras disciplinas olímpicas dominadas por atletas de un determinado país (por ejemplo, pese a su aplastante dominio en las pruebas de medio fondo y fondo Kenia solo puede presentar a tres deportistas, lo mismo que sucede con Estados Unidos o Jamaica en las pruebas de velocidad).
Por otro, la fórmula de selección no diluye la calidad del plantel: el peor clasificado en el ranking mundial sería Robert-Jan Derksen, ganador en el European Tour y actual 304º en el OWGR, y el segundo peor sería el noruego Espen Kofstad, 225º del mundo. No veremos a golfistas de países exóticos incapaces de bajar de 80 golpes, ni tampoco tendrán sitio deportistas de otras disciplinas, como el extenista Yevgeny Kafelnikov, que intentan abrirse hueco en el golf profesional para representar a países con escasa tradición golfística. Quien opte por esta vía tendrá que esforzarse para entrar en el top 300 del mundo (aproximadamente) en 2016.
En cuanto al ranking femenino, la polarización del golf alrededor de las tres principales potencias (Corea del Sur, Estados Unidos y Japón) hace que las ausencias sean más significativas, ya que se quedarían fuera 27 jugadoras del top 50 del mundo (casi todas de estos tres países) y estarían representadas en la competición olímpica 31 naciones.
Del mismo modo, el peso de esas tres potencias hace que la media del nivel de las participantes, al menos sobre el papel, sea algo más flojo y encontramos como “peor clasificada” a la colombiana Paola Moreno, que actualmente ocupa la 430ª posición en los Rolex Rankings. Este efecto se ve potenciado por el desequilibrio entre los puntos de ranking otorgados en los circuitos estadounidense y japonés con respecto a los que se reparten en el Ladies European Tour. Si rizamos el rizo, sumando los puestos del ranking mundial de todos los participantes y lo dividimos entre 60 (el número de jugadores de la competición olímpica), vemos que la media de ranking mundial del plantel masculino es de poco más de 88, mientras que la media femenina se va por encima del 127.
Con respecto a los españoles, actualmente representarían a nuestro país Sergio García y Rafa Cabrera-Bello, en categoría masculina, y Azahara Muñoz y Beatriz Recari, en categoría femenina. Sin duda, buenas opciones de medalla.
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