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Zona Pro

El relevo ya está aquí

Óscar Díaz | 09 de agosto de 2014

Un vistazo somero a la clasificación del PGA Championship sirve para transmitir una idea clara: Tiger ya no está (a decir verdad, nunca ha llegado a estar en este último major de la temporada), pero lo que se ve en el tablero es una muestra perfecta de lo que ofrece el mundo del golf como alternativa de poder al californiano durante los próximos años.

En primer lugar, el sucesor natural, el delfín elegido por Nike para dar continuidad al legado de triunfos de Woods y que está respondiendo a esa confianza con títulos y buen juego, un Rory McIlroy encaramado ya al número 1 del mundo y que vuelve a salir como líder en otro torneo grande.

«Mentalmente me encuentro fuerte y no me adelanto en el campo de golf. Me mantengo en el presente. Evidentemente, en el aspecto técnico ahora mismo el swing está bien. Tengo confianza y llevo una buena racha», declaraba el norirlandés, al que ya le habríamos asignado el trofeo Wanamaker y su tercer título consecutivo después del Open y el Bridgestone si no llega a ser por la notable respuesta de algunos de sus compañeros de generación y otros veteranos incombustibles.

Uno de esos «jovenzuelos» con aspiraciones es Jason Day, cuya progresión este año se vio interrumpida por una lesión inoportuna (y cuándo no lo son) en un dedo. El australiano se crece en las grandes citas y ayer entregó un 65 estelar, la mejor vuelta del día, para colocarse a un solo golpe de McIlroy. Su concepción del juego es muy parecido: agresividad de tee a green y capacidad de respuesta con el juego corto cuando esa agresividad le lleva a meterse en algún problema (las menos de las veces).

Junto a Day, un Furyk que, con Mickelson, se ha convertido en el defensor de la causa de los veteranos, pero que tiene sobre sí el interrogante de la falta de capacidad a la hora de resolver torneos. Su regularidad es innegable, pero lleva desde el Tour Championship de 2010 acumulando segundos puestos y buenos cheques, pero quedándose un paso por detrás en los momentos decisivos.

Y a dos impactos, en la cuarta plaza, un terceto heterogéneo en el que se encuentran Ryan Palmer, un «obrero cualificado», Mikko Ilonen, la sorpresa por el momento en un torneo que está siendo propicio para los jugadores de la Europa continental (junto al finés, véase el rendimiento de Wiesberger, Stenson, Luiten y Dubuisson) y… Rickie Fowler, la gran esperanza golfística y mediática para los estadounidenses.

Como se dice en inglés, es complicado «subirse a los zapatos» de Woods, pero Fowler (y quizá Watson, si se quitara de en medio esa manía persecutoria que le lleva a enfrentarse a todo hijo de vecino) es uno de los jugadores de más tirón y que más posibilidades tiene de ocupar esa posición… e incluso aumentar la «llegada» del golf entre los más jóvenes, porque las nuevas generaciones ya no han visto a un Woods en plenitud pero sí están deslumbrados por el perfil amable y vistoso de Fowler.

En cualquier caso, Fowler es el único que lleva tres top 5 en los tres primeros majors de la temporada y vuelve a estar ahí, a solo dos golpes de McIlroy y tirando de un repertorio similar al del norirlandés y Day. En la Ryder de Celtic Manor su convocatoria se consideró un intento de responder al impacto mediático de McIlroy y, cuatro años después, este duelo con reminiscencias continentales se repite con insistencia. Ellos mismos mantienen una magnífica relación y, como declaraba el estadounidense, les gustaría crear una rivalidad sana y duradera entre ellos.

«Espero que podamos jugar buenas vueltas y vernos en el partido estelar el domingo. Tengo ganas de jugar con él para fomentar la amistad y la rivalidad entre nosotros. Sé que es divertido hacer cosas juntos, pero también lo es intentar ganarlo», declaraba Fowler.

Sin duda, sería el mejor de los guiones para los rectores de la PGA, un partido estelar McIlroy-Fowler con Day y Mickelson (actualmente séptimo y ganando enteros) en segundo plano.

Y por qué no soñar con la remontada de alguno de los tres españoles que han superado el corte. De momento, Rafa Cabrera Bello es vigésimo sexto con -2, Gonzalo Fernández-Castaño, trigésimo primero con -1, y Sergio García, quincuagésimo tercero al par. Para ello necesitarán dos vueltas impecables en un Valhalla Golf Club que está dando cierta tregua a los jugadores y, hasta la fecha, ha permitido buenas vueltas.

Por su parte, Tiger Woods, protagonista de los días previos al torneo y de estas dos primeras jornadas, sale del PGA Championship con un +6 en el acumulado en el cuarto corte que falla en un grande, rodeado de incertidumbre, ausente en los playoffs de la FedEx Cup y, salvo sorpresa, descartado para la Ryder Cup que se jugará en Gleneagles dentro de mes y medio. Ahora le toca recuperarse, replantearse su situación y tomar las medidas necesarias (si su cuerpo se lo permite) para dejar atrás la triste imagen que ha paseado estos días por Valhalla, una mera sombra del mejor jugador del mundo.

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