Algo ha debido de removerse en el interior de Ross Fisher al contemplar como Europa remontó cuatro puntos de desventaja a Estados Unidos en la pasada Ryder Cup. El inglés estuvo en Celtic Manor y sabe lo que mueve esta competición, el éxtasis que explota al saberse ganador y las emociones en torno a un punto ganado para tu equipo. Siempre es doloroso para los grandes jugadores perderse la Ryder, pero lo es aún más si ya se ha vivido la experiencia, si se sabe lo que está en juego. Su reacción para llegar a Glenagles en 2014 no se ha hecho esperar demasiado.
El inglés lidera el Portugal Masters al finalizar la segunda jornada con 67 impactos (-4), un global de diez bajo par y una ventaja de tres golpes sobre sus más inmediatos perseguidores, Bernd Wiesberger y Stephen Gallacher. Un resbalón en el hoyo 1 estuvo a punto de tirar al traste sus opciones de victoria pero después de que un fisioterapeuta le aplicara un vendaje, Ross pudo continuar con su vuelta, no exenta de dificultades. «No pensé en ello durante dos o tres hoyos pero luego comenzó a inflamarse», comentó el líder. «El fisco me comentó que no le haría ningún daño por seguir jugando. Fue incómodo durante un rato pero al final me sentía bien, por lo que estoy aliviado de haber terminado».
Dos temporadas aciagas para un jugador con su historial parecen estar llegando a su fin. Su segundo puesto el pasado junio en el Nordea Masters ponía fin a una racha demasiado larga sin opciones de victoria y, poco a poco, su juego comienza a dar muestras de tiempos pasados, en los que ir de calle a green era un trámite y no una odisea. «Estar liderando es muy agradable. Era complicado pegar a través de la bola y ha resultado todo un desafío elegir el palo adecuado. No tenía muy buen equilibrio pero intenté sobreponerme y afortunadamente he terminado con un buen resultado», concluyó Fisher.
El Oceanico Victoria no muestra características demasiado distintas a ediciones pasadas del Portugal Masters. Los profesionales consiguen birdies con cotidianidad y es probable que el resultado vencedor vuelva a ser bajo, aunque algo alejado del menos veintiuno de Tom Lewis la temporada anterior. En este escenario el par del campo ha marcado el corte para jugar el fin de semana, que han conseguido pasar seis españoles: Miguel Ángel Jiménez (-5), Gonzalo Fernández-Castaño y Rafael Cabrera-Bello (-3), Carlos del Moral (-1) y Alejandro Cañizares y Pablo Larrazábal (par).
El vicecapitán del equipo europeo aún se resiente de la gran semana vivida en el Medinah Country Club, y a pesar de encontrarse a cinco golpes del liderato opta por la prudencia. Comentó sentirse arrepentido de haber jugado el Alfred Dunhill Links Championship en Escocia la semana pasada, y reconoció necesitar un descanso. Su gran caballo de batalla durante esta temporada, el putter, parece estar funcionando algo mejor en el Algarve y durante esta segunda jornada consiguió cuatro birdies en su vuelta para finalizar con 68 golpes (-3).
Por su parte, Rafael Cabrera-Bello y Gonzalo Fernández-Castaño no consiguieron recortarle golpes al recorrido y finalizaron al par, manteniendo aún sus opciones de cara al fin de semana y obligados a una gran vuelta para poder luchar por la victoria. No será nada sencillo. Además de Fisher, Weisberger y Gallacher, varios jugadores con sobrada experiencia merodean los primeros puestos de la clasificación. Desde Padraig Harrington con menos seis a Michael Campbell con menos cinco.
José Manuel Lara (+5), Pablo Martín y Jorge Campillo (+6), José María Olazábal (+8), Álvaro Quirós (+9) e Ignacio Garrido (+10) no consiguieron pasar el corte.
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