Jose María Olazábal anunció en rueda de prensa en Gleneagles quiénes eran sus dos elecciones personales de cara a la disputa de la Ryder Cup. Ian Poulter y Nicolas Colsaerts formarán parte de un equipo que, comparado al que salió victorioso en 2010 de Celtic Manor, cuenta con cuatro caras nuevas: Sergio García, Paul Lawrie, Justin Rose y el propio Colsaerts, que además será el único que debute en la competición. Ross Fisher, Padraig Harrington, Edoardo Molinari y Miguel Ángel Jiménez, que pasa a ser vicecapitán, se caen de la convocatoria tras no lograr clasificarse y rendir lejos de su mejor nivel durante los últimos meses.
No ha habido sorpresas en las elecciones de Olazábal. Tanto Poulter como Colsaerts eran los primeros clasificados por detrás de Martin Kaymer, que ocupaba el último puesto de acceso a través del Ranking Mundial. El español ya lo anunció al ser nombrado capitán del equipo europeo: “Irán los mejores”, y tras reducir a dos sus elecciones para la competición en el Medinah Country Club. Con ello se desvanecen las opciones de otros jugadores que sonaban como posibles candidatos. Rafael Cabrera-Bello, David Lynn, Padraig Harrington o Gonzalo Fernández-Castaño tendrán que depositar sus esperanzas en la próxima edición, que se disputará en Gleneagles en el año 2014.
Rory McIlroy. Ha sido el mejor clasificado para competir en la Ryder Cup. Rory es el número uno del mundo, y ha ganado dos majors (U.S. Open y PGA Championship) en las dos últimas temporadas. Debutó en Celtic Manor hace dos años y consiguió dos de los cuatro puntos que disputó, formando pareja en foursomes y fourballs junto a Graeme McDowell. McIlroy es una garantía para el equipo europeo y en esta edición pasa de ser rookie a tener que afrontar gran parte de la responsabilidad y esperanzas europeas. El equipo cuenta con una certeza: si Rory alcanza su última velocidad, esto es, su mejor versión, nadie es capaz de alcanzarle.
Justin Rose. Algo debió de provocar la última victoria europea en la Ryder para que Justin Rose surgiera de un lugar que no correspondía a su talento. La temporada que ha llevado a cabo el inglés ha sido una oda a la constancia y a la regularidad, consiguiendo la victoria en un World Golf Championship y firmando hasta otros ocho top 10, entre los que se encuentran un octavo puesto en el Masters y un tercero en el PGA Championship. Rose no solo ha recuperado su mejor versión, si no que ha madurado hasta el punto de motivarse de cara a las grandes citas. La Ryder debe ser la última confirmación de esta evolución. Debutó en 2008 en Valhalla y, junto a Ian Poulter, consiguió tres de los cuatro puntos que disputó, logrando también la victoria en los individuales.
Paul Lawrie. Del mismo modo que la vuelta al equipo de Justin Rose vino en forma de una regularidad sostenida a lo largo de toda la temporada, Lawrie se ha hecho un hueco en el equipo de la única forma posible: rindiendo a su mejor nivel desde que ganara el Open Championship en 1999. La suya es la gran sorpresa del año en Europa, no solo por conseguir la victoria en Qatar sino por la confirmación de su gran nivel la pasada semana en Escocia, donde volvió a ganar. Su presencia en Medinah sorprende pero está avalada por importantes garantías: experiencia y grandes resultados a lo largo del último año y medio. Su última aparición en la Ryder data de 1999, donde consiguió tres de los cinco puntos que disputó, emparejado junto a Colin Montgomerie y ganando su partido individual del domingo.
Graeme McDowell. Un lema ha acompañado las apariciones de Graeme McDowell desde que ganara el U.S. Open en el año 2010: “G-Mac siempre vuelve”. Porque cuando un recorrido se torna cruel con los participantes o un viento feroz azota las posibilidades de los mejores jugadores del mundo, McDowell surge en la clasificación como si de una consecuencia natural se tratara. No ha ganado esta temporada, pero ha finalizado segundo en el U.S. Open, en el Volvo World Match Play Championship y en el Arnold Palmer Invitational. El héroe de Celtic Manor supondría un seguro de vida para cualquiera de los dos equipos por una simple razón: compite hasta que la razón desafía a la probabilidad, y por eso le temen sus rivales. En Celtic Manor ganó dos puntos y medio de los cuatro disputados, los mismos que cuando jugó en Valhalla en 2008.
Francesco Molinari. Solo hay un motivo que explique cómo un jugador que solo ha ganado el Open de España esta temporada se haya clasificado holgadamente para jugar la Ryder Cup: la regularidad. Molinari no ha fallado un solo corte en toda la temporada y ha finalizado seis veces entre los diez primeros, dos de ellas en segunda posición. Además, ha finalizado otras cinco veces entre los veinte mejores, por lo que no son muchos torneos al año los que ven al italiano bajarse de los primeros puestos de la clasificación. Su debut en la Ryder junto a su hermano Edoardo en 2010, no fue la mejor posible, ganando solo un punto de tres disputados, pero la experiencia adquirida hace esperar una mejora sustancial en esta edición.
Luke Donald. El paradigma de la regularidad, el hombre que no necesita destrozar la bola desde el tee para hacer birdies o la capacidad innata para leer cualquier green del mundo y llevar su bola hasta el hoyo. Así es el juego de Luke, el que le ha llevado a ser número uno del mundo durante más de cuarenta semanas y dar una sensación de liderazgo que no sentíamos desde que Tiger Woods encabezara el Ranking Mundial. Luke es una referencia en el golf actual como lo debería ser en el equipo europeo, donde ya ha jugado tres Ryder Cups con unos números impactantes: once partidos disputados, ocho victorias, dos derrotas y un empate. Está invicto formando pareja junto a Sergio García.
Lee Westwood. No ha sido la mejor temporada del que probablemente sea el jugador más consistente de tee a green del mundo. El gran objetivo que tiene pendiente es ganar un major y a pesar de no desplegar su mejor versión durante los últmos meses, finalizó tercero en el Masters y décimo en el U.S. Open. Es la versión que esperamos ver en Medinah, pero corremos el riesgo de encontrarnos con la que rompió con su entrenador de los últimos años tras la disputa del PGA Championship. Westwood ha pasado por una mala racha de resultados por problemas con su swing, hasta llegar esta semana The Barclays, donde finalizó quinto. Parece una vuelta a la normalidad de un jugador presente en siete Ryder Cup. Ha disputado 33 partidos, de los que ha ganado 16, empatado seis y perdido once. Formó pareja junto a Martin Kaymer en Celtic Manor.
Sergio García. El jugador más en forma del equipo con diferencia. La Ryder ha sido la luz en el túnel en el que se encontraba el español, y eso significa dos cosas: la primera, que no existe ninguna otra competición que le motive más; la segunda, que lleva preparándose todo el año para rendir a un buen nivel en Medinah. Sergio gana, pierde y entrena para jugar semanas de Ryder, y cuando no se siente en buena forma, como en 2010, se descarta. El equipo está siempre por encima de sus intereses, lo que hace que tenga un récord en esta competición destinado a crecer en esta edición: 24 partidos jugados, 14 victorias, cuatro empates y seis derrotas. Es toda una garantía, sumando puntos en el 83% de partidos que lleva disputados.
Peter Hanson. Desde que disputara por primera vez la Ryder en 2010, Hanson no ha dejado de crecer. El sueco aspira a rendir bien en los majors y esta temporada quedó tercero en Augusta, llegando a liderar el Masters, y finalizó séptimo en el pasado PGA Championship. En Celtic Manor jugó junto a Miguel Ángel Jiménez, y consiguió sumar un punto de los tres que disputó, perdiendo en los individuales frente a un Phil Mickelson inalcanzable.
Martin Kaymer. El jugador que más controversias ha levantado en las semanas previas a la rueda de prensa de Olazábal. Kaymer es una sombra del que fuera número uno del mundo y ganar el PGA Championship, y sus resultados este año hablan por sí solos: ninguna victoria, tres top10, el último de ellos en el mes de abril. Martin lleva teniendo problemas con su swing desde comienzos de año, intentado buscar un draw que le permitiera ganar en el Augusta National. Los resultados no han llegado y ha estado a punto de perder su puesto frente a jugadores como Nicolas Colsaerts, que sin tantas victorias en su palmarés ha demostrado estar en mejor momento de forma. En 2010 jugó tres partidos y sumo un punto y medio, jugando junto a Lee Westwood y perdiendo su partido individual frente a Dustin Johnson por un contundente 6&4.
Ian Poulter. El rey del match play por excelencia. Desde que en la última jornada del pasado PGA Championship Poulter comenzara la última jornada contando hoyos por birdies y encendiendo las gradas, era fácil imaginar a Davis Love III pensando: “Vaya, ha vuelto”. Tener a Poulter como rival en una Ryder es sinónimo de día complicado en el campo. Cuando peor parece estar jugando deja su bola al lado de bandera, cuando no hay opciones mete putts kilométricos. Es totalmente imprevisible, y si consigue encadenar un par de birdies es capaz de mantener el ritmo hasta que anula a sus oponentes. Ha jugado once partidos de Ryder, de los cuales ha ganado ocho y perdido tres. En Celtic Manor jugó junto a Donald, Fisher y Kaymer.
Nicolas Colsaerts. El único debutante en el equipo, pero con antecedentes muy positivos en el formato de competición. Ganó el Volvo World Match Play el pasado mayo y rindió bien en la última Copa del Mundo. Nicolas llega siendo el jugador que más ha luchado las últimas semanas por llegar a Medinah, jugando en Estados Unidos y Europa en semanas consecutivas e intentando sumar la mayor cantidad de puntos posible para desbancar a Martin Kaymer de la última plaza disponible. Lo más seguro es que debute junto a un jugador veterano, como Westwood o McDowell.
3 comentarios a “El uno por uno del equipo europeo de la Ryder Cup”
Es buen equipo.
Hace un par de semanas no daba un duro por la victoria viendo el momento de unos (los nuestros) y de otros (los yankees, con TW de vuelta entre otros motivos), pero en estas cosas, como en los partidos de fútbol importantes, cuando se acerca el momento no puedes evitar creer que vas a ganar sí o sí.
Las victorias de Rory, Sergio y Lawrie, junto al buen momento de Poulter en el PGA y alguna otra señal más me hacen ser positivo.
Ya veremos…
Muy buen repaso, como casi siempre, Enrique… 🙂
Para el futuro cercano me gustaría ver un paso adelante muy claro a Rafa Cabrera-Bello, a Manassero…
Saludos
@10JTorres
Gran análisis Enrique. Deseo con todas mis fuerzas la victoria europea en esta edición que se disputará en suelo americano pero no soy optimista. Si bien es cierto que en las filas europeas hay grandes figuras, también detecto ciertas carencias. La escandalosa baja forma de Kaymer no es ningún secreto. Por otro lado la regularidad de Molinari, interesante en el formato de medal play, no lo es tanto en match play. Unido a sus problemas a la hora de convertir putts no demasiado largos, hace de este jugador un eslabón débil del equipo azul. Lawrie no me acaba de convencer y Donald. No está en su mejor momento. En fin, ojalá me equivoque y gane Europa. GO EUROPE!!!
Tienes razón Javi, no debemos olvidar que esto al final se dedice en los partidos individuales del domingo, y ahí puede pasar de todo. Cualquiera de los 24 son muy buenos y dependerá mucho de cómo jueguen ese día, y de la capacidad que tengan de creer que son capaces de ganar. Por eso la Ryder es siempre tan emocionante. Go Europe y un abrazo!!
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