Después de recordarnos la anécdota del desayuno con Michael Campbell en el Open Championship de 1995 en St. Andrews, Javier Pinedo nos habla de apuestas, rachas y ganadores inesperados en su segunda columna de la semana.
El Open de 1995 de St Andrews iba a marcar para mí el arranque de una increíble racha en las apuestas, pues iba a acertar tres de los cuatro siguientes ganadores. Paren y procuren que no se les dispare la imaginación, ya que no me hice rico; de lo contrario, estaría bajo un cocotero en las Maldivas. No fue el caso. Mi intención no era, ni mucho menos, hacerme rico, sino vivir el Open con algo más de emoción. El resto del año no vuelvo a apostar pero, eso sí, durante la semana del Open es obligatoria una visita a Ladbrokes para, a lo sumo, jugar en total unos 50 euros.
Pero volvamos al Open de 1995 y a ese momento de efectuar las apuestas. Los que siguen estas crónicas ya saben que mi apuesta fuerte siempre ha sido José María Olazábal, 10 libras a ganador y 10 a colocado, y luego Ernie Els 5 y 5. Luego llegan los riesgos, esas apuestas locas de una libra, entre las que jugué a un nombre al que nadie le daba mucho crédito, John Daly.
El bueno de John ya se había forjado una mala reputación, pero para mí seguía siendo un ídolo y además Nacho, durante una charla previa, había explicado que podía ser una buena opción en St Andrews ya que pegándole fuerte y hacia la izquierda se eliminan los peligros del campo. Y Daly le pega muy fuerte, entonces el que más, y su fallo suele ser por la izquierda.
Así que le puse una libra a ganador y otra a colocado, ya que uno tiene ídolos pero no se vuelve loco por ellos y dos libras me parecía ya un buen regalo para Ladbrokes. Otros cuantos nombres a una libra hasta llegar a las 40 libras pactadas y asunto arreglado, a vivir la emoción. Y claro, cuando el domingo Daly se disparó en la tabla comprenderán la emoción que sentía, aunque eso no me impidió elevar el tono cuando Constantino Rocca la metió desde el Valle del Pecado para forzar el desempate. Eso sí, la emoción del playoff fue breve, pues desde el principio Daly tomó el mando y su paseo en el 18 fue triunfal. Yo pude ir a cobrar 120 libras, con lo que mis ganancias de la semana fueron de 80. ¡¡Una fortuna!!
Dos años después, tras haber apostado fielmente a José María Olazábal y Els, una de mis apuestas locas fue Justin Leonard, y ganó. Al siguiente le tocó el turno a Mark O´Meara y de nuevo bingo, aunque ninguno superaba la libra en juego con lo que las ganancias fueron escasas. Y desde entonces se acabó la racha. No me he vuelto a arrimar pero no desespero de ver ganar a Sergio, que ahora es el sustituto de Olazábal en mi apuesta fija. Espero verle el domingo levantar la jarra de clarete para luego contárselo el año que viene.
Un desayuno casi con diamantes
Javier Pinedo es la voz del golf en nuestro país. Este periodista especializado atesora un currículum inigualable y lleva en el «zurrón» innumerables majors, Ryder Cups y competiciones de primer nivel. Gracias a su experiencia y conocimientos, se ha convertido en una referencia ineludible tanto en las retransmisiones televisivas de Canal+ Golf como en su columna en la revista Golf Digest. Esta semana Javier Pinedo nos acompañará con una serie de artículos acerca de sus recuerdos y vivencias asociados al Open Championship en St. Andrews.
Deja un comentario