Martes por la noche, Torrey Pines. Los máximos mandatarios del PGA Tour se reúnen para dilucidar el futuro del Nationwide Tour y, por ende, de la escuela de clasificación. Programan el cambio más radical que se ha hecho desde que hace seis años se implantara la FedEx Cup, una decisión controvertida que aún cuenta con partidarios y detractores casi por igual. Las razones de este cambio son dos. Por un lado, el patrocinador de los últimos años del circuito secundario de Estados Unidos, Nationwide, termina contrato a finales de este año sin intenciones de renovarlo. Por otro, se intenta dar importancia a un circuito que vive a la sombra del PGA Tour y que apenas tiene peso en los medios de comunicación.
La estrategia, impulsada por la finalización de ese contrato, es dar vida al Nationwide Tour en detrimento de la Q-School. Como ya os indicamos el pasado diciembre, la escuela de clasificación que lleva dando acceso al PGA Tour desde 1965 podría desaparecer, y las últimas noticias que nos llegan desde Torrey Pines parecen confirmarlo.
Son tiempos duros para encontrar patrocinadores, pero el golf estadounidense siempre se ha caracterizado por saber sacarle partido al espectáculo ofrecido por los jugadores. La doctrina oficial para justificar los cambios se basa en una estadística esgrimida por los mandamases del PGA Tour: el porcentaje de jugadores procedentes del Nationwide que mantienen su tarjeta del PGA Tour al año siguiente es superior al porcentaje de jugadores salidos de la escuela de clasificación que lo logran. Por ello, afirman que su propuesta es un sistema más justo para acceder al circuito y que asegura un porcentaje superior de éxito de los golfistas que utilizan esa vía, aunque en la práctica sea muy difícil imaginar un cambio de estas dimensiones si no hubiera que negociar un nuevo contrato de patrocinio. Ese es el principal gancho para los posibles patrocinadores futuros del Nationwide: un sistema remozado que les aporte visibilidad y justifique su inversión.
Si bien es cierto que los jugadores del Nationwide pueden estar más acostumbrados a viajar y jugar cada semana en un lugar distinto, es difícil no fijarse en los nombres que han salido de la Q-School en los últimos años: Rickie Fowler, J. B. Holmes, Webb Simpson, Dustin Johnson, Nick Watney, Hunter Mahan, Robert Garrigus, Bill Haas, D.A. Points… Aunque hay quien piensa que su situación es más injusta que la de un jugador que ha pasado todo el año viajando de torneo en torneo, también convendría revisar casos como el de Y.E. Yang, quien también consiguió su tarjeta a través de la escuela y no del Nationwide Tour. El surcoreano pagó la inscripción (4.500 dólares) y consiguió clasificarse, vía que le habría estado vetada si llega a tener que jugar veinte torneos alrededor de Estados Unidos. Con el nuevo sistema, se da un portazo a los golfistas extranjeros y a esas maravillosas historias heroicas de los jugadores que empiezan desde la base y superan las tres fases de la escuela de clasificación.
El caso opuesto es el de Bubba Watson, que pasó nada menos que tres temporadas en el Nationwide Tour.
“Siempre he pensado que la Q-School debería ofrecer unos cinco puestos para que los jugadores que llegan de la universidad o de los minitours tengan la oportunidad de acceder al circuito. Pienso que Nationwide, o el patrocinador que sea, debería otorgar todas las plazas. Es algo parecido al béisbol. Empiezas en las ligas menores y trabajas hasta que asciendes. Obviamente, si juegas bien, llegarás arriba muy rápido.”
Ambas partes, tanto los defensores de la escuela como los del nuevo modelo, parecen contar con buenos argumentos. Lo que parece inevitable es que el circuito se ha hecho consciente de la necesidad de que necesita una “segunda división” más relevante y atractiva, y sobre todo, que se pueda vender mejor. Para ello ha formado un nuevo modelo de acceso al PGA Tour consistente en una competición en distintos campos y en tres torneos, en los que participarán:
• Los jugadores que se encuentren entre el número 126 y 200 de la lista de ganancias del PGA Tour antes del inicio de la FedEx Cup. El último torneo regular sería en el calendario de este año el Wyndham Championship (disputado del 16 al 19 de agosto).
• Los primeros 75 clasificados en la lista de ganancias del Nationwide Tour.
En esta fase de clasificación se ponderarán las ganancias de todos los que accedan a ella, de modo que el jugador 126 en la lista de ganancias del PGA Tour tendrá las mismas ganancias de partida que el primer clasificado en la lista de ganancias del Nationwide, del mismo modo que el 127º partirá del mismo punto que el segundo. De este modo se premia la regularidad durante el año y se evita que un jugador que ha estado muy cerca de conseguir mantener la tarjeta tenga las mismas oportunidades que otro situado en el puesto 190 de la lista de ganancias. Los cincuenta que combinen más puntos entre la temporada regular y la serie de clasificación conseguirán la tarjeta para el PGA Tour, mientras que el resto irá directo al Nationwide Tour. Además, se mantendría una versión similar a la escuela de clasificación actual, aunque solo otorgaría plazas para el Nationwide, con lo que la inmensa mayoría de los jugadores extranjeros o universitarios se verían obligados a pasar, en el mejor de los casos, un añito en el infierno antes de ascender al PGA Tour.
También se ha contemplado el caso de jugadores que acceden a través de la universidad, como ha sido el caso de Webb Simpson o Rickie Fowler en los últimos años. Al no ser profesionales, se contarán las ganancias “ficticias” de estos golfistas (dado que todavía no cobran premios) y si superan al número 200 de la lista de ganancias del PGA Tour o al número 75 del Nationwide, podrán jugar las fases de clasificación para el circuito. Su acceso a los torneos dependerá de las invitaciones que consigan a través de los patrocinadores de los torneos o a través de los torneos de clasificación de los mismos, aunque este año hemos tenido el ejemplo de Patrick Cantlay, amateur que se habría metido en esta fase de clasificación con el dinero que “habría ganado” en el PGA Tour.
Esta fase comenzará cuando finalice la FedEx Cup, a mediados de septiembre, y se espera que el nuevo modelo atraiga a un mayor número de espectadores y, por ende, que tenga más repercusión mediática. El concepto es claro. Pasamos de tener las Fall Series, compuesta por jugadores que compiten por mantenerse en el circuito, a la fase de clasificación, formado por los que luchan por un puesto entre los mejores.
El final de temporada para los mejores jugadores pasaría a ser el último torneo de la FedEx Cup, es decir, el The Tour Championship, disputado este año del 20 al 23 de septiembre, lo que equivaldría a prácticamente tres meses sin competiciones oficiales del PGA Tour. Por eso se ha confirmado que los dos torneos asiáticos del PGA Tour, el CIMB Asia Pacific Malaysia Championship y el WGC–HSBC Champions, pasarán a ser oficiales para el circuito y es posible que se busque otro par de pruebas en la zona para hacer una especie de “Asian Swing”. Se dejarán entre seis y ocho semanas de descanso y se volverá a comenzar la temporada en enero, aunque también se ha confirmado que el Hyundai Tournament of Champions no será el torneo inaugural.
“A decir verdad, tengo el corazón dividido”, comentaba Charley Hoffman, miembro del consejo asesor de jugadores con el que cuenta el circuito. “Veo ambas partes. Me rijo por el principio de que si no está roto, es mejor no tocarlo. Creo que de la escuela de clasificación salen grandes jugadores. ¿Pero hay un sistema mejor? Quizá no lo sepamos si no lo ponemos a prueba”.
Hemos podido ver opiniones más radicales al respecto. Dustin Johnson comentaba en Twitter nada más salir de la reunión: “Acabo de salir de la reunión en San Diego. ¡No me gusta ninguna de las ideas sobre los cambios en el circuito! ¡No hay por qué hacerlo!”
Joe Ogilvy, que también consiguió su tarjeta a través de la Q-School, declaraba: “Sinceramente, la gente pensaba que la FedEx Cup era un follón. Espera a que vean esto. Las cosas van bien y Tim Finchem declara que ha sido la mejor temporada que hemos tenido nunca, ¿pero necesitamos cambios? ¿Necesitamos cambiar como si hubiera algo malo? No lo entiendo.”
La complejidad del sistema ha sido una de las principales críticas que ha recibido este nuevo formato. El mismo Ogilvy declaraba: “Acabo de salir de la reunión con la mente bloqueada, y estoy seguro que a muchos otros les pasa lo mismo. Ahora mismo me planteo por qué estamos haciendo esto en lugar de pensar, «Eh, si termino fuera del top 125, tengo que ir a la Q-School y consigo una oportunidad de recuperar mi tarjeta»”.
No han sido muchas, por otra parte, las declaraciones a favor. Harris English, que ganó en el Nationwide Tour como amateur y consiguió su tarjeta para este año en la Q-School, indicaba después de su primera reunión de este tipo: “Funciona de ambas maneras. Estoy seguro que los miembros del consejo asesor de jugadores tomarán la decisión correcta”.
La gran pregunta que se cierne sobre Tim Finchem la planteó J. J. Henry, ganador tanto en el PGA Tour como en el Nationwide: “¿Te preocupan más los patrocinadores que los jugdaores?” Y no será la última vez que se la hagan. Si algo ha motivado este cambio ha sido el final del patrocinio de Nationwide.
Quitar la escuela de clasificación del circuito repercutirá directamente en el calendario de todos los jugadores. No sabemos si esta fórmula será la definitiva o si se introducirán cambios posteriores, pero parece que se ha dictado sentencia y la temporada que viene será distinta en muchos aspectos.
1 comentario a “Época de grandes cambios para el PGA Tour”
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