Esta mañana la mayoría de las webs de golf han publicado la foto de la Cena de Campeones del Masters, esa selecta reunión del martes de la semana del torneo que reúne a los propietarios de la chaqueta verde. He reconocido a casi todos (incluso a quienes ya tienen algún kilillo de más o algún pelillo de menos), he echado en falta a alguno, a Seve Ballesteros especialmente, y más o menos he recordado a quien he visto ganar en directo (en directo por la tele quiero decir, lo de pisar Augusta National es un asunto pendiente). Me ha venido a la memoria la victoria de Txema Olazábal, el último major español y el último triunfo europeo en Georgia.
Era mi primer año en la universidad, hacía unos meses que había dejado Gran Canaria para aterrizar en Madrid e iniciar la licenciatura en Biología. Residía en el Colegio Mayor Elías Ahúja, una de las experiencias más enriquecedoras que he podido disfrutar, un batiburrillo de estudiantes, compañeros y amigos. Recuerdo que la semana del Masters apenas pude ver algunos hoyos sueltos, estaba en plena época de exámenes de prácticas y el poco tiempo libre no se lo podía dedicar al golf, y menos acantonarme en un sofá para verlo por la tele. Sabía que Txema partía líder del torneo y con muchas opciones en la última jornada, así que le deseé toda la suerte del mundo ya que la batalla se presentaba complicada. El plantel de candidatos era de alto nivel (Greg Norman, David Duval, Davis Love III, Lee Westwood, Steve Pate, Lee Janzen y alguno más) y confié en despertarme a la mañana siguiente con una buena noticia. Pero no pude resistir la tentación de encender la radio por si García comentaba algo.
Y vaya que si comentó algo. Domingo noche, jornada de Liga recién concluida, Madrid y Barça copando la actualidad informativa, y Jose María García dedicándole toda la atención a su tocayo al otro lado del charco. Resultaba curioso escuchar “green”, “birdie”, “golpes”, “Augusta” o “Txema” en lugar de “balón”, “Nou Camp”, “puntos” o “Raúl”, algo que sin duda hizo que muchos españoles supieran que existía el golf y que, oye, parece que uno de los nuestros va a hacer algo importante. Después de unos minutos de tensión y sin poder dormir claudiqué, me vestí con lo primero que encontré en la silla y bajé a la sala de televisión. Era un momento que podía ser histórico, que debía serlo, y no podía perdérmelo. En lo que bajaba escalones a saltos pensé que ojalá alguna de las dos salas estuviera libre, o al menos que alguno de los veteranos fuera comprensivo y que pudiera cambiar al Plus para ver los últimos hoyos. Tenía claro que estarían viendo fútbol, pelis o Friends, así que igual me llevaba un chasco y me quedaba con la miel en los labios.
Sorpresa. No una sino las dos salas de televisión tenían el Masters en pantalla, y allí no cabía un alfiler. Tuve que verlo de pie cerca de la puerta. ¿Quién iba a pensar que medio Mayor tendría interés por el golf? Bueno, había quien tenía interés por el golf, otros por el deporte en general, alguno porque podía ganar un español, y otros porque todavía estaban de resaca o porque al día siguiente no tenían clase. El caso es que ví ganar a Txema bien acompañado, haciendo piña, celebrando birdies, gritando ¡vamos! e incluso comentando aspectos técnicos e históricos con más de uno. Todos los presentes lo disfrutamos y lo celebramos, tuvimos la suerte de vivir uno de los momentos más importantes de nuestro golf. ¿Será este fin de semana cuando Olazábal deje de ser el último español en ganar la chaqueta verde? El domingo lo sabremos.
Alejandro Nagy
Founder & manager golfindustria.es
Coordinador cgolfsostenible
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