Estados Unidos ha conseguido su vigésimo cuarto título en la Copa del Mundo después de imponerse por dos impactos a los conjuntos inglés y alemán en una jornada de foursomes caracterizada por el buen juego y los resultados bajos en la que los estadounidenses acabaron con -24.
Los nombres de Matt Kuchar y Gary Woodland no tienen la misma resonancia que los de Tiger Woods y David Duval, últimos ganadores estadounidenses de la Copa del Mundo hace once años ya en el Buenos Aires Golf Club argentino, pero su triunfo en el recorrido Blackstone de Mission Hills puede servir de espaldarazo a una competición cuyo futuro se tambalea ante la marcha de su principal valedor, Omega, que va a centrar sus esfuerzos de patrocinio en Estados Unidos (sin abandonar sus citas en el Omega European Masters y el Omega Dubai Desert Classic).
Además, la victoria de esta curiosa pero compenetrada pareja, de gestos contenidos y gran actitud, también reivindicará la importancia de esta competición en un país que desde las participaciones de Furyk, Duval, Mickelson y Woods en los primeros años del siglo XXI solo había enviado equipos de segunda fila, en las que encontramos a jugadores tan poco memorables como Bob Tway, J. J. Henry, Heath Slocum o John Merrick.
Kuchar y Woodland, Woodland y Kuchar (tanto da el orden, como han demostrado con su compenetración durante el torneo) han hecho un notable esfuerzo para adecuar su calendario al compromiso en la isla de Hainan, acudiendo Kuchar tras la Presidents Cup australiana y Woodland después de haberse preparado en Japón, y renunciando ambos a la festividad del Día de Acción de Gracias.
Y han logrado el triunfo a costa, fundamentalmente, de un equipo irlandés difuminado en la vuelta final, el único equipo que no ha conseguido bajar del par del top ten del torneo, con los “Macs” frustrados en los greenes y sin demasiado acierto en su juego largo.
Al final, las principales alternativas llegaron de la mano de un equipo inglés que rozó la proeza en foursomes lograda por los argentinos Cabrera y González en Vilamoura en 2005 (-9 de Poulter y Rose en esta última vuelta, a un solo golpe del récord de los argentinos) y del combinado alemán, que acabaron a dos golpes del equipo de las barras y de las estrellas.
Álvaro Quirós y Miguel Ángel Jiménez acabaron con buen sabor de boca y dos birdies consecutivos para despedirse de la competición y ascender a la novena plaza final, cerrando una buena actuación solo lastrada por la plana jornada del sábado. Su -5 de la jornada final de foursomes, tercera mejor vuelta del día, da fe de que las malas sensaciones de ayer se quedaron en el campo y hoy han dejado claro que es una pareja con recorrido en estas competiciones.
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