Este muerto está muy vivo

Óscar Díaz | 08 de octubre de 2014

Hasta la fecha a Roberto de Vicenzo, que se disputa el título honorífico de mejor golfista argentino de la historia con el Pato Cabrera, muchos aficionados solo lo conocían por aquel incidente que le llevó a perder el Masters de Augusta de 1968 por el error que Tommy Aaron cometió al anotarle cuatro golpes en el hoyo 17 de la última vuelta en lugar de los tres que había dado. El argentino encajó el revés, no le echó la culpa a su compañero de juego ni al comité, que se limitó a aplicar las reglas y validó ese resultado superior que le dejó a un golpe del ganador, Bob Goalby, y se limitó a decir «¡Qué estúpido soy!», por no haber revisado la tarjeta. No sabemos si, pese a la flema exhibida, en aquel entonces quiso morirse (metafóricamente), pero sí estamos seguros de que no le gusta que le maten antes de tiempo.

Eso es justamente lo que sucedió en un acto celebrado el 20 de septiembre con ocasión del Día del Jubilado en el Centro de Actividades Roberto de Vicenzo. Allí, el vicepresidente argentino Amado Boudou se dirigió a las tres mil personas reunidas que, sorprendidas, escucharon lo siguiente:

«Imagino a ese adulto mayor de Berazategui, que tiene su nombre este predio, don De Vicenzo hoy debe estar mirando desde el cielo y diciendo ‘la pucha, quedó chico'», dijo Boudou, refiriéndose al lleno hasta la bandera registrado en el pabellón. Pero mientras pronunciaba estas palabras con las que daba por fallecido al golfista argentino ya se oían voces que decían «¡Está vivo! ¡Está vivo!».

Y está mucho más que vivo. Con sus 92 años y enterado del desliz vicepresidencial, De Vicenzo se lo tomó a chufla y, en declaraciones a Radio del Plata, dijo.

«El cielo está claro y tranquilo. Pero nunca te podés confiar porque en cualquier momento se larga un chaparrón. Habría que ver cuando llegue, qué me dice San Pedro, si no me manda al diablo».

Pese a su edad, De Vicenzo todavía juega nueve hoyos de vez en cuando y mantiene una actitud optimista ante la vida, aunque cada vez se le haga más cuesta arriba. «Ya no se disfruta; se vive, nomás, no es fácil disfrutar a los 90. Levantarse, bañarse, ponerte las medias… Es mejor morirte antes, no es lindo vivir tanto».

En cualquier caso, papelón (como dicen los medios argentinos) del vicepresidente Boudou y ocurrente salida de De Vicenzo. Genio y figura…

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