Sergio García, Gonzalo Fernández-Castaño y Miguel Ángel Jiménez son, ahora mismo, la cara del golf español ante los ojos del mundo. Están entre los cincuenta mejores del Ranking, tienen plaza para esta semana en el Augusta National y han ganado en numerosas ocasiones a lo largo de su carrera en el Circuito Europeo. Cuando una hornada de talento está tan asentada como la suya es normal preguntarse si sus triunfos encontrarán un relevo en el tiempo, si existe vida más allá de su futura retirada. Sucede en cualquier deporte por equipos y también para el hipotético conjunto español: cuando varios de sus hombres acumulan victorias, es fundamental que otros aprovechen su impulso.
El NH Collection Open fue un gran escaparate en el que fijar los ojos y responder a estas preguntas. Lo hemos dicho en numerosas ocasiones: cuando el European Tour hace parada dentro de nuestras fronteras se abre un buen abanico de oportunidades para todos los profesionales españoles. Tienen la oportunidad de acceder por el ranking nacional y, sobre todo, de medir su nivel ante lo que se supone sus máximos rivales, ya sea en el presente o en un futuro cercano. Lo hemos visto en Sudáfrica durante las últimas temporadas: victorias, confianza y pasaportes para triunfar por todo el globo. Van der Walt, Coetzee, Aiken, Sterne, Fichardt, Grace…
Muchos de ellos ya no son jóvenes promesas y puede que no lleguen nunca a ganar uno de los majors, pero no dejan de asentar la élite del golf de su país y ser una referencia para aquellos que vendrán en el futuro, incluidos posibles talentos descomunales. Se trata, simplemente, de cultivar poco a poco para que el golf siga creciendo. En el caso de España, llegaron a La Reserva de Sotogrande cinco integrantes del Pro Spain Team: Pedro Oriol, Jorge Campillo, Nacho Elvira, Adrián Otaegui y Jordi García Pinto. Todos superaron el corte.
Y lo hicieron a pesar de que dos de ellos (Jordi y Pedro) apenas cuentan con un calendario competitivo que podría considerarse completo. Tienen la tarjeta del Challenge Tour, sí, pero en cuatro meses solo han podido disputar un torneo de un circuito en tiempos difíciles y, además, en Kenia. Podríamos compararlo a las oportunidades que tienen los jugadores del PGA Tour, que van eligiendo torneos para prepararse para el Masters como quien señala una fecha en el calendario. Para llegar a triunfar en esto hace falta madurar lentamente en la competición, al menos si no uno no se llama Tiger Woods o Rory McIlroy.
El segundo puesto de Jordi es una bocanada de esperanza para ellos. Otaegui sigue creciendo cada semana a base de una disciplina férrea, Campillo se ha instalado en el circuito como quien lleva una década buscando ese primer triunfo, Elvira está esperando agarrar unas semanas como las que le llevaron a levantar el puño en China… Es muy probable que no lleguen a igualar los hitos de Olazábal o Severiano y tampoco que exploten como lo hizo Sergio en aquel PGA, pero esta semana, en un torneo que se ha organizado en dos meses, se ha visto que dentro de ellos hay golf y, sobre todo, victorias. Hay cantera. Existe relevo en el golf español.
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