Si tiramos del término «maratoniano» para definir a un día de golf en el que hay que encajar más de 18 hoyos, no sería descabellado acordarnos del famoso Iron Man hawaiano, la prueba definitiva de resistencia, para definir una jornada con 26 hoyos en un campo preparado para el US Open. Eso le ocurrió el viernes a Gonzalo Fernández-Castaño, que tuvo que recuperar los ocho hoyos que le quedaron pendientes del jueves para después afrontar la segunda vuelta, y el español no se limitó a sobrevivir a la trituradora de Merion, sino que superó su primer corte en un US Open y se encuentra bien colocado para luchar por el título durante el fin de semana.
En una jornada de supervivencia frente a un Merion demoledor, con solo tres tarjetas por debajo del par ya entregadas en la casa club, el madrileño supo defenderse cuando era preciso y atacar cuando el campo daba una pizca de margen, y salió bien parado del trance en una jornada que se llevó por delante con estrépito a muchos ilustres (incluidos ganadores de majors como Cabrera, McDowell, Bradley, Furyk, Toms o Zach Johnson). Pero no todo fue ir a la contra: Fernández-Castaño dejó muestras de su precisión con los hierros y firmó dos espectaculares birdies en el hoyo 3 y el 8 (en el que casi consigue el eagle desde la calle).
Por desgracia, sus esfuerzos se vieron levemente emborronados por un putt de poco más de medio metro que falló en su último hoyo, un error que le dejaría mal sabor de boca pero que seguro que no tardaría en relativizar. No tenía más que fijarse en las tarjetas de sus compañeros de partido (Olesen, +18 en dos días; Jaidee, +13) para ver lo que le puede hacer al alma de un jugador un campo preparado según las directrices de la USGA. Al final, su +2 de la última vuelta le permiten ocupar la decimoséptima plaza, que probablemente mejore cuando finalicen los jugadores que aún tienen trabajo pendiente en la segunda vuelta.
Por detrás de Fernández-Castaño, en el turno de tarde, Sergio García afrontaba la segunda jornada después de lograr un aprobado alto en sus primeros 18 hoyos, y más si tenemos en cuenta su comienzo atribulado (+7 en ocho hoyos) y las puyas ocasionales del público estadounidense.
Su +3 ya estaba metido en el top 30 antes de empezar su vuelta, y el de Borriol salía bien parado de los cinco primeros compromisos que le planteó Merion, aunque su irregularidad desde el tee le impidió procurarse buenas opciones de birdie. Y después de cinco pares, llegaron las dificultades al encadenar bogey-doble bogey-bogey en el tramo que va del 6 al 8. Duro golpe en una zona inesperada, ya que el 7 y el 8 son de los pocos hoyos que dan cierta cancha a los jugadores… si es que se puede utilizar esta expresión en un US Open.
Por suerte, García consiguió rehacerse con dos buenos birdies en los hoyos 10 y 12 que emparedaron otro bogey en el 11, y firmó tres pares consecutivos que le dejan con +3 en el día y +6 en el acumulado con tres hoyos por jugar, dado que la jornada quedó inconclusa por falta de luz. El corte parece establecido en el +7, con lo que el español podría tener un golpe de margen para afrontar esos hoyos y pensar, por qué no, en una posible remontada durante las últimas dos vueltas.
Menos suerte tuvo José María Olazábal, que «tocó 80» en el Campo Este de Merion en un día aciago para el de Hondarribia. Al menos el vasco ha vuelto a un US Open después de seis años, aunque sea magro consuelo para un jugador tan competitivo como él.
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