Cuatro victorias en cuatro años es el registro que marcó Ross Fisher entre el 2007 y el 2010. Era un jugador joven, muy regular en el Circuito Europeo y parecía tener por delante un futuro prometedor, por lo que su convocatoria para la Ryder Cup en Celtic Manor no sorprendió a nadie. Se había ganado ese derecho. Fueron los mejores cuatro años de su carrera. Otros cuatro después, todavía busca ese quinto triunfo.
Han sido tiempos difíciles, en los que ha pasado de competir en los grandes a un lugar más oscuro de la élite; de acumular victorias a luchar por entrar en la final de la Race to Dubai. Esta semana, en el Tshwane Open, el inglés no solo jugaba contra Simon Dyson, Michael Hoey o Carlos del Moral. Fisher estaba jugando también contra Fisher, su mejor y su peor cara frente a frente en el campo. Se había situado líder del torneo tras dos jornadas y afrontaba el día del movimiento con la obligación, una vez más, de alejar a sus fantasmas y crearse una ventaja representativa de cara a los últimos dieciocho hoyos. Su respuesta ha sido formidable.
Ni un bogey en el uno pareció desdibujar la concentración de su rostro. A partir de ese error, Ross comenzó a desplegar su versión más competitivo sobre el Copperfield Golf & Country Estate, el tipo de golf que le encumbró como uno de los mejores de Europa. “Siento que estoy jugando tan bien como nunca”, declaró. “Probablemente como cuando competía en los majors y me metí en el equipo de la Ryder”. Fueron cinco birdies por los primeros nueve hoyos y otros dos por los segundos pero, sobre todo, una consistencia de tee a green que no se le recordaba. Fisher nunca pareció pasar por problemas.
“Si gano aquí aumentaría mucho mi confianza y sería un paso en la dirección adecuada”, continuó. “Mi primer objetivo es llegar de nuevo a los primeros cincuenta del Ranking Mundial (ahora mismo es octogésimo segundo). He estado antes ahí y siento que es al lugar al que pertenezco. Llegué a ser decimoséptimo por mi rendimiento en los grandes pero como muchos otros me vine abajo después de la Ryder. Quizá sufrí de ‘Ryder Cupitis’, como yo lo llamo”.
Sus 67 impactos le mantienen en lo más alto de la clasificación, con cinco de ventaja sobre su más inmediato rival, Michael Hoey. “Ves a jugadores que se sobreponen a las adversidades, caen y se levantan. Lee Westwood es otro ejemplo, aunque mi caída no fue tan drástica como la suya. Hecho de menos estar entre los cincuenta mejores y jugar los majors; es donde quiero estar. Espero que esto solo sea el primer paso”.
A falta de 18 hoyos, Fisher será las verá de nuevo contra sí mismo en Centurion, ya que el resto de participantes parecen relegados a la lucha por la segunda posición. Entre ellos se encuentra Carlos del Moral, que entregó una tarjeta con 71 impactos para mantenerse tercero, en un acumulado de menos doce. Su lucha, sin embargo, no tiene tanto que ver con ganar mañana, sino con asegurar una tarjeta que hace bien poco parecía perdida. Si mañana consigue finalizar segundo en solitario, dejaría prácticamente asegurada su presencia en el circuito en 2015, superando los doscientos mil euros en ganancias.
Simon Dyson, también desde el menos doce, le pondrá ese reto a una buena altura, mientras que Bremner, Phelan, Otto, Van Tonder, Fisher Jr., Molinari y Fichardt esperan desde el menos once también su oportunidad. Nacho Elvira firmó un 72 que le sitúa trigésimo cuarto, en un global de menos seis, mientras que Alejandro Cañizares es sexagésimo tercero con el par.
Adrián Otaegui Alejandro Cañizares Carlos del Moral Danie Van Tonder Darren Fichardt Dawie van der Walt Edoardo Molinari Erik Van Rooyen European Tour George Coetzee Jared Harvey Jorge Campillo Morten Orum Madsen Nacho Elvira Oliver Fisher Pablo Martín Race to Dubai 2014 Robert Rock Ross Fisher Scott Jamieson Simon Dyson Thomas Aiken Tommy Fleetwood Trevor Fisher Jr. Tshwane Open
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