Día de mucha brega para los tres españoles presentes en el Masters, complicado por el viento y por unas posiciones de bandera que dejaban claras las intenciones de los rectores de Augusta: el campo no se queda indefenso dos días seguidos. Pese a las dificultades, los tres se encuentran en disposición de luchar por el título. García y Fernández-Castaño comparten la decimocuarta plaza, mientras que José María Olazábal ocupa un discreto segundo plano en la trigésimo séptima posición con +2, a la espera de un fin de semana mágico que le propulse en la clasificación.
A Sergio García apenas le salió nada en la segunda vuelta. Después de empezar como colíder la jornada, el de Borriol se topó con dificultades, muchas de ellas generadas por el viento, aunque por momentos tuvo la sensación de jugar mejor que el día anterior.
“Hoy ha habido muchas más dificultades, con vientos muy racheados. No es tanto la fuerza del viento, porque si es constante puedes hacerte a la idea, sino que ha sido muy racheado. En algunos golpes le pegabas bien y te quedabas con cara de tonto, como lo que me ha pasado en el 15 en el que pegué un gran hierro 3. Cuando Ángel y Adam le pegaron estaba prácticamente en calma, pero cuando yo pegué lo que creía que era un golpe perfecto al centro de green, cogió una racha fuerte y acabó corto y en el agua”, explicaba el español. “Esas cosas no se pueden controlar, pero con todo lo que ha pasado hoy seguimos en buena posición para hacer algo el fin de semana”.
García tenía claro que no era cuestión de actitud ni de juego. “He intentado jugar todo lo agresivo que he podido, pero las cosas no han querido salir. Como he dicho antes, lo bueno es que pese a todo lo que ha salido mal, creo que he pegado buenos golpes”.
Gonzalo Fernández-Castaño ya sabía lo que era superar un corte en el Masters, pero en esta ocasión no está lejos de la cabeza y afrontará una nueva experiencia en su segunda visita a Augusta. El madrileño acabó con el mal sabor de boca que dejan dos bogeys consecutivos en los hoyos finales, una muestra más de lo que puedes llegar a sufrir en Augusta al menor descuido.
“Ha sido un día de altibajos. Empecé bien con un birdie y luego hice tres bogeys. Esta mañana los nueve primeros hoyos se complicaron con el viento y los chaparrones. Pero luego reaccioné con un par de birdies en los segundos nueve, aunque acabé la vuelta con dos bogeys. Aun así, sigo en buena posición de cara al fin de semana, tengo mucha confianza en mi juego largo con el que estoy muy regular y espero poder hacer mañana una buena vuelta y disputar el título el domingo”, explicaba el madrileño.
Fernández-Castaño tiene claras las diferencias entre su primera experiencia en Augusta y este año. “El año pasado fue un torneo de aprendizaje. El primer Masters lo es para todo el mundo. Eres como un niño que va a Disney World. Es lo que sentía el año pasado; intentaba disfrutarlo porque no sabía si iba a ser la primera o la última vez, y ahora que estoy aquí creo que he mejorado como jugador. Soy más maduro. He aprendido un poco desde el año pasado y le estoy pegando bien a la bola, algo importante si se quiere hacer resultado en este campo”.
Con dos chaquetas verdes, el de Fuenterrabía no tiene que demostrar nada a nadie, pero su carácter indómito le hace ir a por todas en un campo que le ha dado gran parte de lo que es. Lo conoce, sabe dónde nadar y dónde guardar la ropa, porque “hay que ser paciente, hay que saber dónde llevar la bola y no hay más”. Pese a todo, se siente afortunado por pisar de nuevo las calles de Augusta. “Sonrío porque este lugar me ha hecho muy feliz, y cada vez que piso este campo de golf no puedo quejarme”.
De momento, Olazábal se une a la batería de veteranos ganadores del Masters (Couples, Langer, Cabrera…) con posibilidades de luchar por el título el fin de semana.
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