Una de las principales razones por las que el primer torneo del año se juega en Maui es su espectacular temperatura. “El paraíso”, suelen llamar a estas islas del Pacífico. Las dificultades que ha tenido Hyundai, patrocinador del Tournament of Champions, durante los últimos tiempos para atraer a los mejores jugadores del circuito se han visto acrecentadas con lo que se vio ayer en el Kapalua Plantation Course: vientos de más de cincuenta kilómetros por hora, lluvias racheadas que atravesaban el recorrido de lado a lado y un montón de jugadores incapaces, siquiera, de protegerse bajo su paraguas. Así abrió la temporada 2013 en el PGA Tour, con una jornada que pudo iniciarse pero que fue rápidamente suspendida por la evidente imposibilidad de practicar algo parecido al golf.
Incluso los jugadores que pudieron disputar varios hoyos vieron cómo su resultado era anulado, y volverán a comenzar la competición el sábado, desde cero. Cuando Webb Simpson finalizó sus siete primeros hoyos del día, contaba un espectacular global de menos tres (sin bogeys), y mientras varios de sus compañeros se preguntaban si era un resultado neto otros llegaban al vestuario calados hasta los huesos. “No me ha venido bien”, declaró el campeón del U.S. Open. “Conseguí un gran comienzo pero es lo que hay. Estoy seguro que tomaron la decisión que es mejor para el resto”.
Las opiniones a favor de la suspensión, sin embargo, se acrecentaron rápidamente. “Estaba muy mal. Me refiero a que soplaba (el viento) a 50 millas por hora. Estaba al límite de poder pegar el primer golpe del día”, comentó Ian Poulter. Una impresión más real de lo que pudieron encontrarse fue Kyle Stanley: “La combinación entre el viento y la lluvia es de lo peor que he podido ver. Ni siquiera podía poner mi paraguas recto, y soy bastante fuerte”. Y de este modo, mientras Hawái recibía la versión más agresiva de los vientos de Escocia, el PGA Tour se veía obligado a declarar nula una vuelta por primera vez desde la segunda jornada del The Players Championship del año 2005.
“Estábamos bromeando con los amateurs (en el Pro-Am del jueves) con que no necesitábamos jugar”, explicó Zach Johnson. “Después de seis o siete hoyos, no bromeábamos para nada. Les decía: ‘Podemos ir a comer y hablar’. Pero ellos querían jugar. Ha sido una de las peores experiencias que he tenido en un campo de golf en lo que a tiempo se refiere, pero hoy podía haber sido incluso peor. No puedes usar paraguas porque hace demasiado viento. Cuando lo combinas con la lluvia es muy duro. No puedes mantener la bola en green, aunque están lentos”.
Lo que parecía un apacible comienzo de temporada, acompañado de birdies, eagles y un gran número de resultados bajo par, ha desembocado en unas condiciones más duras que las del último Open Championship. El Hyundai Tournament of Champions se viene ganando durante los últimos años con más de veinte golpes bajo el par del campo pero todo lo que sabemos de esta edición es que los pronósticos meteorológicos anuncian más viento y más lluvia. “Quizá tengamos suerte”, declaró Slugger White, Vicepresidente de Reglas y Competición del PGA Tour. O un milagro. Mientras tanto, en 2013 los jugadores tendrán que optar, por primera vez, por la piscina cubierta del hotel.
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