Avalancha de birdies en el comienzo de la nueva temporada del PGA Tour. En un TPC Summerlin proclive a los resultados bajos, J. J. Henry marcó el paso en la primera vuelta del Shriners Hospitals for Children Open con un espectacular 60 que batía su marca personal en el circuito y el récord del campo en Las Vegas, para colocarse con un golpe de ventaja sobre el argentino Andrés Romero.
Henry firmó una vuelta impecable en la que solo falló un green y necesitó únicamente 24 putts, y terminó con un espectacular putt para eagle de casi 17 metros en su último hoyo. Aun así, Henry es consciente de que tendrá que mantener el alto ritmo de birdies ya que la media del ganador siempre ha estado por debajo de los veinte golpes bajo par en los cinco últimos años que el torneo ha recalado en exclusiva en el TPC Summerlin.
«Es de esas semanas en las que tienes que hacer tarjetas muy bajas. Evidentemente queda mucho, pero es estupendo conseguir una al principio del torneo y ver si es posible utilizarla como base», explicaba Henry.
A un golpe, el argentino Andrés Romero, otro de los que habitualmente rinde bien en el campo de Nevada, batió su mejor marca con un 61 que le deja en la segunda plaza en solitario, con dos impactos de margen sobre el terceto estadounidense compuesto por James Driscoll, Jonathan Byrd y Jeff Overton.
Con setenta jugadores con menos de 70 golpes, huelga decir que una vuelta sobre par supone una losa tremenda y sorprende ver entre los damnificados a algunas de las estrellas de la última Presidents Cup, como Graham Delaet, Ángel Cabrera o Brendon de Jonge.
Deja un comentario