Bobby Jones y Clifford Roberts construyen su campo y fundan Augusta National en plena Gran Depresión. Ante la práctica bancarrota del club, inician una campaña de captación de socios enviando formularios de inscripción por correo a numerosas personalidades del país, con escaso éxito.
Por sugerencia de Prescott Bush, padre y abuelo de dos futuros presidentes de Estados Unidos, Jones y Roberts se mueven para intentar albergar el US Open, pero saben que el aplastante calor de Augusta en verano hace imposible celebrarlo en junio, por lo que pretenden celebrarlo en mayo u octubre, pero la USGA se niega a abandonar sus habituales fechas. Esa negativa es la que les impulsa finalmente a crear su propio torneo.
Durante los cinco primeras ediciones el Masters se llamó Augusta National Invitational Tournament porque a Bobby Jones le sonaba demasiado pretencioso llamarlo Masters. A partir de 1939 pasó a llamarse Masters oficialmente, con las bendiciones de Bobby Jones. Sin embargo, el cambio de nombre no varió su carácter de torneo en el que se participa por invitación. Es cierto que hay una serie de criterios que rigen quién puede ser invitado, pero en último término esos criterios sólo facultan al jugador. La invitación sigue siendo un acto graciable de Augusta National. Y así le quedó claro a Bernhard Langer.
Langer había ganado el Masters por primera vez en 1985 y por tanto podía ser invitado de por vida. En la primavera de 1989, Langer llegó unas semanas antes a Augusta para preparar el torneo. En cierta ocasión jugó una ronda pegando varias bolas y pateando desde distintos ángulos. La parsimonia habitual de Langer, junto con el carácter eminentemente preparatorio de aquella ronda, molestó soberanamente a una partida de socios que venía por detrás, que presentó sus quejas a la dirección. Una vez en la casa club, el entonces presidente de Augusta National, Hord Hardin, llamó a capítulo a Langer recordándole destempladamente que el ser un ganador del Masters no significa necesariamente volver a ser invitado.
Hoy día cualquier jugador, amateur o profesional, vendería su alma al diablo por una invitación para el Masters. Sin embargo, en los primeros años el Masters era solo un torneo más y hubo quien rechazó el ofrecimiento de jugarlo. Willie Klein, profesional de Miami Beach, rechazó la invitación alegando que estaba demasiado ocupado. De forma similar, Olin Dutra, ganador del US Open y el PGA Championship, se excusó diciendo que las obligaciones en su club le forzaban a quedarse en casa. El mismísimo Gene Sarazen rechazó la invitación a jugar el primer Masters, aunque por motivos distintos. Sarazen recibió la invitación por carta remitida por Clifford Roberts. Pensando en que sería algún tipo de oferta para invertir en bolsa o para participar en algún torneo patrocinado por alguna inmobiliaria, negocios ambos en los que se movía Roberts, tiró la carta a la papelera sin siquiera abrirla. Al año siguiente la carta venía remitida por Bobby Jones y esa sí la abrió.
Resulta difícil fijar la fecha en la que el Masters pasó a ser considerado un Grande. Se suele aceptar, de forma vaga, el final de los años 50 y el principio de los 60, por la consolidación del torneo en televisión y la llegada de la arrolladora figura de Arnold Palmer. Quizás fuera el propio Palmer el primero que hablara en ese sentido al decir, tras ganar el Masters y el US Open de 1960, que se veía capaz de ganar “su propio Grand Slam”, para diferenciarlo del que consiguió Bobby Jones en 1930.
Los ganadores de la chaqueta verde pasan a ser socios honorarios del Augusta National, pero están un escalón por debajo con respecto a los miembros de pleno derecho y ni siquiera alguien tan importante para la historia del Masters como Arnold Palmer quedaba exento de los rigores del club. En una ocasión, tras haber ganado el Masters, Palmer llevó a su padre a jugar una ronda a Augusta National. A mitad de ronda les abordó Clifford Roberts y le recordó a Palmer que los no socios, refiriéndose a su padre, sólo podían jugar acompañados de un socio de pleno derecho. Palmer y su padre tuvieron que abandonar la vuelta, aunque no le resultaría difícil a Arnold Palmer encontrar a un socio dispuesto a jugar con la figura del momento… y con su padre.
Rae’s Creek es un arroyo tributario del río Savannah que discurre por detrás del green del hoyo 11, el frontal del green del 12, el margen izquierdo de la calle y el frente del green del 13 y frente al green del 15, antes de abandonar los terrenos del club y desembocar en el lago Olmstead. El lago del hoyo 16 se creó artificialmente en 1947 con la reforma de Trent Jones. Hasta 1763 el arroyo se conocía como Kenyon’s Creek y fue río aurífero y lugar de asiento para fundiciones y aserraderos. A partir de esa fecha el arroyo pasó a conocerse en Augusta como Rae’s Creek en honor de John Rae, un comerciante de pieles de origen irlandés que llegó a Georgia en 1734 y que se asentó en su ribera donde construyó un molino de grano y regentó un ferry. La propiedad de John Rae fue de gran importancia en esa zona de la América colonial porque era frecuente sitio de refugio de los colonos ante el acoso de los indios, al ser el punto más alejado de Fort Augusta aguas arriba del río Savannah. John Rae murió en 1789.
El Masters fue el primer torneo donde se dieron los resultados como golpes por encima o por debajo del par en lugar de como golpes totales, para facilitar el seguimiento de los jugadores. Además, para hacerlo visualmente más sencillo, los resultados bajo par se mostraban en los marcadores en rojo y los sobre par en verde. Alguien llamó la atención de Roberts sobre el hecho de que esos colores eran indistinguibles para aquellos que sufrieran daltonismo, a lo que Roberts contestó con su habitual retranca que en ese caso siempre podrían pedir la asistencia de uno de los miembros del club, claramente identificables por el color de verde de su chaqueta.
Lo que Roberts no podía imaginar es que el más grande campeón del Masters sería daltónico. En el último día del Masters de 1963 Jack Nicklaus, Tony Lema, Sam Snead y Julius Boros se jugaban la victoria por un margen de golpes muy estrecho. Al llegar al 18, Nicklaus vio en el marcador su nombre acompañado de un dos y el del resto con un uno. Entonces le preguntó a su caddie, “¿cuántos están en rojo?”. “Solo usted, jefe”, dijo el caddie.
2 comentarios a “Historias de Augusta National”
cuantas veces se ha modificado el campo de augusta y cuando fué la última vez?
Augusta National sufre pequeños cambios todos los años. Para un análisis de los cambios de Augusta National puede leer este artículo que se publicó hace un par de años:
http://www.cronicagolf.com/lo-que-queda-de-mackenzie/
Deja un comentario