Mikko Ilonen ha elegido una manera inmejorable de celebrar su torneo 300º en el European Tour, con victoria incluida en una de las joyas del calendario continental, el Irish Open. Aun así, el finés tuvo que sufrir más de lo que le hubiera gustado para hacerse con su cuarto triunfo en el circuito, quizá por ser infiel por un breve instante a su manera de afrontar el campo.
Ilonen ponía tierra de por medio desde el principio con dos birdies en los cuatro primeros hoyos y luego conseguía mantener las distancias con respecto a sus perseguidores. Willett, a priori su principal rival, no arrancaba, y por detrás solo Edoardo Molinari iba limando poco a poco el margen que le sacaba el finlandés.
Sin excesivos vaivenes, y con un juego sobrio y seguro, Ilonen llegaba al último tee con dos golpes de margen y decidía ser «infiel» a su planteamiento de los días previos en un hoyo al que le había sacado muchos partido, con tres birdies en otras tantas vueltas. Con hierro desde el tee, el finés mandaba la bola entre los árboles y posteriormente se cruzaba al rough con su segundo golpe, con lo que se veía obligado a conservar y a tirar a green con su cuarto golpe en el par 5. Pese al sobresalto, volvió la calma e Ilonen pegó un gran golpe a green y solo tuvo que asegurarse de hacer dos putts desde poco más de tres metros para certificar su triunfo, una victoria de principio a fin inspirada por Martin Kaymer.
«Desde luego, la victoria la ha inspirado Martin Kaymer. La semana pasada le mandé un mensaje para decirle cuánto había disfrutado viendo el golf. Rara vez me gusta ver golf en la televisión. Prefier jugar, pero la victoria de Martin me inspiró», explicaba Ilonen.
Edoardo Molinari, que parece recuperar poco a poco la forma que le llevó a jugar la Ryder de Celtic Manor, Matthew Baldwin y Danny Willett se llevaron el premio de consolación del torneo, una plaza para el Open Championship que estaba reservada para los tres primeros clasificados que aún no estuvieran exentos. Kristoffer Broberg, tercero junto a Baldwin y Willett, se quedó sin esta recompensa por tener peor ranking mundial.
Entre los españoles, los mejores fueron Rafa Cabrera-Bello y Pablo Larrazábal, vigésimo sextos, y por detrás acababan Alejandro Cañizares, trigésimo octavo, Álvaro Quirós, cuadragésimo cuarto, y José María Olazábal, quincuagésimo cuarto.
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