Poco después de firmar un gran birdie en el hoyo 8, el penúltimo del día, el guion de la segunda jornada del US Open cambiaba radicalmente para Jason Day, que caía al suelo en los alrededores del green del 9 y tenía que ser atendido por los servicios médicos. El australiano finalizaba a duras penas el hoyo (firmando un meritorio bogey) y acababa con un buen 70 para terminar noveno, pero su presencia este fin de semana no está asegurada.
«Están monitorizando su estado y espera poder competir este fin de semana en las vueltas finales del US Open», declaraba su agente. «Jason quiere dar las gracias a todos los que le atendieron en el Franciscan Medical Group y a todos los fans y amigos que se han preocupado por él y por su familia».
A Day se le ha diagnosticado un ataque de vértigo posicional, la variante más común de esta dolencia, y no es la primera vez que le ocurre. El australiano ya se sintió mareado durante la última vuelta del Zurich Classic en Nueva Orleans, y el mes pasado se retiró del AT&T Byron Nelson después de sentirse mareado durnate el pro-am. Después de un sinnúmero de pruebas (análisis de sangre, estudios del sueño y varias resonancias magnéticas), Day declaró a principios de semana que estaba en condiciones de competir.
El décimo mejor jugador del mundo atribuyó en principio sus problemas al cansancio, pero los médicos del estado de Washington tendrán la última palabra.
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