Zona Pro
Jason Dufner parece invencible
Enrique Soto | 26 de mayo de 2012
Una semana más, Dufner parece no tener rival en el campo
Hacía mucho tiempo que un jugador del PGA Tour no se encontraba en un momento de forma tan dulce. Jason Dufner, con un swing casi robótico, se coloca una semana más como líder tras la segunda jornada y ya no sorprende a nadie, no es noticia. Cuanto más estrecho y técnico se muestra el recorrido, mayor es la efectividad de un jugador que, de aguantar este ritmo durante unas semanas más, podría quedarse solo en la carrera por ver quién es el mejor jugador del año.
“Hace que parezca sencillo”, comenta Rickie Fowler sobre él. Matt Kuchar dice que, simplemente, “no está fallando golpes”. Y con eso basta. En un deporte tan complejo como el golf, el simple hecho de no fallar te deja sin rivales. Dufner no necesita embocar ni la mitad de las oportunidades que se crea porque sabe que, en el siguiente hoyo, tendrá otra más. Está jugando de un modo tan autómata que más que ante un jugador en forma parece que estamos ante el mismo “Iron Byron”.
En la segunda jornada del Crowne Plaza Invitational firmó una vuelta de seis bajo par, que unidos a sus 65 golpes del jueves le dejan, una vez más, como líder del torneo con menos once; dos golpes menos que un buen Zach Johnson. Sin embargo, aunque al verle sus golpes parezcan rutinarios, no conviene olvidar que estamos ante un fenómeno extraordinario. Solo un jugador en la historia del PGA Tour ha ganado los dos torneos que se disputan en el norte de Texas de forma consecutiva (Byron Nelson y el Colonial) y su nombre era Ben Hogan, en 1946. Curiosamente, Dufner puede igualar su marca en su propia casa, en Fort Worth.
Él lo tomo como la consecuencia más lógica del mundo. “Eso estaría muy bien. No me había dado cuenta de que nadie había ganado estos torneos seguidos”, comentaba al finalizar su vuelta. Y probablemente sea uno de los mayores aciertos del americano durante las últimas semanas: no hacer un mundo de sus victorias. Dufner terminó el pasado año con el sabor de la derrota, concretamente en el PGA Championship, y ha sabido convertir la experiencia de perder un major en los últimos hoyos en parte del aprendizaje, una piedra más en el camino. Lo que era difícil presuponer entonces no era que consiguiera ganar, sino que lo hiciera como una etapa más de su carrera, que fuera capaz de aceptar los éxitos del mismo modo que aceptaba las derrotas.
Ahora tiene la posibilidad de enfrentarse a la historia y poner, aunque sea tan sólo en una estadística, su nombre junto al de Ben Hogan. Y no es la única similitud que hay entre ambos. Hogan tampoco solía fallar muchos golpes y no es de extrañar que el Colonial, el campo donde se disputa esta semana el torneo, penalice tanto los malos impactos. Dufner está siendo capaz de hacer con la bola lo que quiere y en la segunda jornada no cometió un solo bogey (dos en la primera), pero hay un dato aún más demoledor para describir su estado de gracia: ayer hizo seis bajo par sin meter un putt de más de tres metros.
El destino del torneo depende de él. Tiene a Zach Johnson a dos golpes y a Bo Van Pelt y Tommy Gainey a cuatro, pero no parecen entrar en juego. “No espero verle jugar sobre el par”, comentaba Rickie Fowler, que se encuentra con un global de menos cuatro. Solo parece haber una opción para que el americano no inscriba su nombre en su tercer torneo esta temporada: que se confíe. Si en algún momento de las dos vueltas que tiene por delante comete el error de creer que lo tiene hecho, Colonial puede llegar a ser muy cruel. Sergio García puede contárselo. Después de terminar con 66 golpes la primera jornada, el español llegó a colocarse con un global de menos seis en la segunda; entonces llegó al hoyo 9 y firmó un cuádruple bogey. Dos errores más le costaron una vuelta de tres sobre el par y le dejan en la vigésimo primera posición, con las opciones de ganar muy lejanas.
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