Cuando las calles se vuelven estrechas y el rough comienza a determinar el resultado de un hoyo, Jim Furyk parece frotarse las manos, ávido de birdies e impaciente por salir a jugar. Su ascenso al primer puesto del Tour Championship tras finalizar la segunda jornada se explica a partir del rough de bermuda del East Lake Golf Club y algunos porcentajes de acierto desde el tee de sus competidores. Justin Rose y Robert Garrigus cogieron el 28% de calles, mientras que Rory McIlroy, Zach Johnson o Luke Donald no pasaron del 42%. No se trata del rough típico del U.S. Open, sino de uno lo suficientemente blando como para que las bolas siempre se queden asentadas, haciendo imposible predecir el posterior vuelo de la bola.
Un escenario como en el que Furyk aprendió a jugar y el americano cogiendo el 72% de las calles, mientras que el 28% restante terminaba en el primer corte de rough. Es el modo que tiene Jim de ordenar sus vueltas, desde el tee de salida da el primer paso para salir con el birdie, y ayer lo hizo en siete de las primeras diez ocasiones que se produjo. Había pasado de finalizar la primera jornada con menos uno a encontrarse con siete golpes bajo el par en diez hoyos, justo la clase de situación que durante esta temporada se le ha escapado de las manos.
Furyk no solo tuvo una gran ocasión de ganar el U.S. Open sino que estuvo también muy cerca en el Bridgestone Invitational, en recorridos con características muy similares a las que tiene East Lake. En ninguna de las dos ocasiones gestionó bien la ventaja que se había generado durante tres días y terminó perdiendo los torneos, si es que ese concepto existe en el golf, y en ambas ocasiones bajo el mismo patrón. Furyk se crea tantas oportunidades de birdie flagrantemente claras que termina fallando alguna de ellas y desconfía, como cuando se pone a hacer swings de prácticas impulsivamente después de un mal impacto. Le conocemos, sabemos que no tendrá problemas en coger la siguiente calle, pero la próxima oportunidad de birdie puede que sí se le resista, y nadie puede mantenerse fallando birdies durante muchos hoyos.
El final de su vuelta en la segunda jornada tuvo algo de aquellas conclusiones de torneos. Furyk, menos siete en el día, finalizó con tres bogeys y dos birdies en los últimos seis hoyos del recorrido, más inseguro y dubitativo. Y como si de una advertencia para el fin de semana se tratara, falló un putt de metro y medio para par en el 18. Él vio su su segunda jornada así: “Se trata de poner la bola en calle. Calles muy estrechas, una vez las coges, es la mitad de la batalla. Los greenes son muy severos y algunas posiciones de bandera son complicadas, obligándote a mantener la bola antes de bandera. No siempre se puede hacer eso. Escuché un comentario de Rory McIlroy ayer diciendo que había que poner la bola en calle, si no, la vida es dura”.
Un guión mucho más desordenado siguieron Justin Rose y Bubba Watson. El primero porque, como adelantamos, cogió solo el 28% de las calles; el segundo porque su forma de jugar no entiende de automatismos. El inglés finalizó a un solo golpe de Furyk tras entregar una tarjeta de 68 golpes, en lo que podría bautizar como “el día en que mis hierros me salvaron un torneo”. Con menos cinco, a dos del liderato, se encuentran Bubba y el eterno aspirante de la temporada, Bo Van Pelt, que suma ya nueve top10 desde comienzos de año.
El duelo Woods-McIlroy queda aplazado a la espera de que ambos reaccionen. Rory no encuentra el camino desde el tee de salida y sus tiros a bandera se resienten. En general, debe sentir todo distinto al no poder atacar todas y cada una de las banderas del recorrido. Se encuentra con menos tres, a cuatro golpes de Furyk. Por su parte, Tiger pasó de liderar el torneo a ocupar la decimosegunda posición, en lo que se está convirtiendo en la larga despedida de su putter. No estuvo tan mal de tee a green comparado con otros jugadores, la razón por la que Woods finalizó su vuelta con mas tres es porque en este recorrido es inevitable fallar algunos greenes, y en esas ocasiones es fundamental mostrarse certero con los putts para par. Con cuatro bogeys en los últimos ocho hoyos, Woods no lo estuvo durante su segunda vuelta.
Sergio hizo el mismo número de golpes que Tiger y pasa a un global de mas dos, vigesimoquinta posición.
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