Zona Pro
Jim Furyk revienta la banca en el BMW Championship
Óscar Díaz | 14 de septiembre de 2013
Así se reclama la atención del público y la prensa: a golpe de birdie, con brillantez, haciendo historia. Así se aparta el foco de la precisión en los greens de Snedeker, del desparpajo del joven Jordan Spieth, de los altibajos de Tiger Woods, del penar por el campo de Rory McIlroy… Todo eso lo consiguió Jim Furyk con el sexto 59 de la historia del PGA Tour, una hazaña multiplicada por el escenario y la entidad de los rivales, un BMW Championship que congrega a los 70 mejores del circuito en el Conway Farms Golf Club de Chicago.
El 59 y el estallido mediático que lleva aparejado casi parecen impropios del espigado jugador del swing imposible, un Jim Furyk de gestos contenidos, siempre correcto y con el discurso medido. Un 59 parece más propio de otros jugadores de carácter explosivo, ya que es un resultado casi circense que se aleja del carácter de «obrero especializado» del estadounidense… y somos conscientes de que esta definición es absolutamente injusta con un ganador de major que bien podría llevar otros cuantos si llega a estar más acertado en el tramo final de unos cuantos compromisos.
Pero Furyk comenzaba el sábado por el hoyo 10 con los mejores nueve hoyos de su vida, un 28 que presagiaba una faena de gala. Seis birdies y un eagle después de embocar un magnífico hierro 9 en el hoyo 15 (Furyk salía por el 10). Después de concederse una leve tregua en el hoyo 1, el estadounidense volvía a encadenar tres birdies seguidos y se colocaba con -11 a falta de cinco hoyos, a un solo birdie de la mítica cifra.
Sin embargo, en el 5 llegó un inesperado tropiezo con tres putts y un bogey que parecía acabar con las esperanzas de gloria de Furyk. No en vano, ninguno de los cinco autores anteriores de un 59 en el PGA Tour había cometido un bogey. Pero el jugador con el «swing que parece un pulpo cayéndose de un árbol», en palabras de David Feherty, recuperaba otro golpe en el hoyo 7 y jugaba un último hoyo de libro para provocar un estallido de júbilo en el repleto green del hoyo 9. Tiger Woods acababa en ese momento por el hoyo 18, pero quedaba absolutamente eclipsado por lo que estaba haciendo Furyk no muy lejos de su green.
«Me dije: ‘¿Cuántas oportunidades vas a tener en la vida de volver a hacer esto? Tienes que aprovecharlo. Intenta dejarla cerca y póntelo todo lo fácil que puedas’. El instante que más me conmovió fue en el 9, cuando dejé muy cerca el tiro con el wedge y el público estalló. Empecé a mirar a m alrededor y me di cuenta de cuánta gente había ido a ese lado para verme acabar y vi lo emocionados que estaban. Era como ganar un torneo, si te soy sincero», explicaba Furyk al acabar la vuelta.
No obstante, su histórico 59 no le ha proporcionado el título y aún tendrá que batallar con gran parte de la plana mayor del golf estadounidense para hacerse con el título. De momento comparte el liderato del torneo con el sólido Brandt Snedeker y ambos sacan tres golpes a su compatriota Zach Johnson.
Más lejos quedan Tiger Woods y Sergio García, ambos con -4, que se verán emparejados en la tercera jornada en un partido con mucho morbo después de los repetidos incidentes que han unido sus destinos a lo largo de la temporada (desde el encontronazo en The Players al famoso comentario del «pollo frito» en la previa del BMW PGA Championship).
El español estuvo muy acertado de tee a green y llegó a colocarse tercero en la clasificación durante una buena parte del día, pero un par de errores puntuales le llevaron a cometer dos bogeys en el tramo final y tuvo que conformarse con un buen 68 final, para acabar en la decimotercera plaza junto al número uno del mundo.
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