Cuando Jordan Spieth llega a casa de sus padres después de un torneo se tiene que someter al escrutinio de su hermana Ellie, una niña deliciosa a la que considera su heroína. Ellie le pregunta si ha ganado, y las más de las veces, pese a su espectacular racha de juego, Jordan le dice que no. Ellie no se conforma y le pregunta por qué. «Porque no me he esforzado bastante», responde Jordan para salir del paso. «Pues esfuérzate», sentencia su hermana con un laconismo reduccionista y genial. Ellie nació con un trastorno psicológico cercano al autismo que le hace ver la realidad desde un punto de vista curioso y no concibe que haya nadie mejor que su hermano. La diferencia, para ella, la marca el esfuerzo… y esfuerzo no escatima el texano ganador del Masters.
Llegaba Spieth al RBC Heritage después de una gira mediática inverosímil durante los tres días previos al torneo y nadie iba a exigirle gran cosa. Ya era bastante que cumpliera con su palabra y se acercara a Harbour Town, un campo que se adapta a las cualidades del chaqueta verde. La primera jornada parecía confirmar la «mortalidad» de Spieth, ganador dos veces y segundo en otras tantas ocasiones en sus cuatro últimos torneos, pero el de Dallas necesitaba apenas 24 horas para recuperar el resuello y salía con hambre a su segunda vuelta. Adiós al resacón del Masters.
Spieth destrozó sus últimos catorce hoyos en el Harbour Town Golf Links para finalizar con 62 golpes (-9 en el día) y ascender desde lo más profundo de la clasificación hasta la séptima plaza, a solo cuatro golpes de la cabeza. Regresaron las salidas seguras, los hierros precisos, los putts milimétricos, y eso que se le escaparon tres putts para birdie relativamente francos en los prolegómenos de su vuelta. Spieth, además, se vio reforzado por la competencia de Matt Kuchar, vigente campeón, que también tuvo un día magnífico aunque se hubo de conformar con un buen 66 para ascender a la segunda plaza con -8 en el acumulado.
«Está jugando un golf fantástico. Es un imán tremendo para la afición y tenerle luchando por el título es espectacular. Creo que es genial para el torneo. Seguro que no le cuesta demasiado mantener el ritmo», declaraba Kuchar, que el año pasado se adjudicó el título en el último hoyo con una salida de búnker inverosímil.
La remontada de Spieth llegó a eclipsar, tal vez injustamente, la mejor vuelta del día en el RBC Heritage, el sensacional 61 que se anotaba Troy Merritt para igualar el récord del Harbour Town Golf Links y ascender a la primera plaza con -12 en el global.
«Cuando consigues igualar golpe al golpe al campeón del Masters, tal como está jugando, te deja una sensación magnífica», declaraba Merritt, que aún busca su primer triunfo en el PGA Tour.
Aun así, Merritt tendrá que estar atento a una pléyade de aspirantes en la que destacan los mencionados Kuchar y Spieth, sn olvidarnos de otros jugadores como John Merrick, segundo con Kuchar, o los ganadores de majors Graeme McDowell, Jim Furyk y Louis Oosthuizen, metidos los tres entre los diez mejores.
El único español presente en el torneo, Gonzalo Fernández-Castaño, se va del torneo con un buen 68 que no pudo compensar el lastre acumulado en la primera vuelta. Aun así, buenas sensaciones finales para el madrileño, pese a que le hayan valido de poco en esta ocasión.
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