The Master by Decathlon

Jordan Spieth, maestro de maestros

Óscar Díaz | 13 de abril de 2015

Las cifras confortan por su contundencia, aunque a veces se conviertan en el refugio de los inseguros, que tienen que echar mano de su sequedad para reafirmar o rebatir argumentos. No saben de sentimientos, circunstancias ni azares, pueden ofrecer un punto de vista sesgado y les falta el calor del detalle, pero no suelen mentir. En el Masters de Augusta 2015, las cifras no han sido más que el aderezo y la guarnición de una victoria histórica, el triunfo de un joven texano de maneras comedidas, Jordan Spieth.

Seríamos injustos si nos dejáramos deslumbrar por el abanico de récords igualados o batidos por Spieth (mejor resultado final junto al de Tiger Woods en 1997, mejor resultado a 36 y 54 hoyos, mayor número de birdies en una edición) y nos olvidáramos del espectáculo que ha dado a lo largo de los cuatro días, una exhibición de la que los números no son más que una sombra llamativa. Quedarán en los libros y serán referencia ineludible, pero no reflejan el dominio del estadounidense, su sorprendente aplomo, la aparente tranquilidad con que ha transitado por uno de los campos más tensos del mundo (por mucho que las condiciones del recorrido y las decisiones de los rectores de Augusta hayan favorecido el espectáculo), el carácter que lleva tres años paseando por el mundo profesional y que exhibió en su principal escaparate, la Ryder Cup, en territorio hostil, la calidad que le lleva a apabullar a los mejores en las pruebas más exigentes.

Partía Jordan Spieth con cuatro golpes de ventaja con respecto a su más inmediato rival, Justin Rose, y acabó con esos mismos cuatro golpes sobre el inglés y Mickelson después de atajar cualquier atisbo de reacción de sus adversarios. Hubo fallos contados, sí, pero jamás descompuso la figura ni dejó de jugar el golpe más inteligente. Así, tan inexorable como el tiempo, fue haciendo mella en la psique de los mejores jugadores del mundo, que no lograban reducir distancias ni amenazar a quien debería haberse sentido amenazado.

Ni Rose, con dos birdies tempraneros, ni Mickelson, con sus arreones intermitentes, llegaron a meter el miedo en el cuerpo a Spieth. Por detrás, Woods no arrancaba y McIlroy, que acabó con un gran 66 (mejor vuelta del día junto a la de otra joven estrella, Hideki Matsuyama), estaba demasiado lejos como parece hacer daño. Antes de empezar su vuelta declaraba que le haría falta un 61 o un 62 (lo que sería un récord en los majors) para meter presión, pero ni siquiera ese resultado estratosférico le habría valido para alcanzar a un Spieth imperial. Al final, la élite del golf tuvo que conformarse con luchar para «colocado» y salir lo mejor posible en la foto final del torneo.

El español Sergio García, convertido en mero comparsa por la brillantez de Spieth como el resto de la concurrencia, firmó un buen 68 final y se va de Augusta decimoséptimo con 283 golpes, el mejor resultado de su carrera, y con tres vueltas bajo par, algo que solo había logrado en 2002. Sin duda un gran rendimiento para una semana siempre dura para él por su falta de sintonía con el campo de Georgia.

Volviendo con Spieth, el triunfo en el Masters le ha llevado al número dos del mundo y a heredar el título de principal aspirante al trono de McIlroy. Llevábamos meses hablando de relevos generacionales y del paso del testigo de Tiger Woods a Rory McIlroy, jugadores unidos por el destino y por la misma marca comercial, y por la derecha y a toda velocidad se ha colado un golfista de 21 años que también cuenta con el respaldo de una multinacional deportiva de relumbrón, Under Armour, convertida en alternativa a las todopoderosas Nike y Adidas y que decidió poner casi todos sus huevos en el cesto del texano al ofrecerle un contrato multimillonario por diez años.

Pero del mismo modo que deberíamos dejar a un lado los guarismos que embellecen el triunfo de Spieth, olvidémonos por un momento los relacionados con asuntos pecuniarios, ya que más allá de cualquier otra consideración el texano es un jugador superlativo. Un maestro entre maestros… y con solo 21 años (¡ay, al final se coló un numerito…!).

1 comentario a “Jordan Spieth, maestro de maestros”

  1. El 14 de abril de 2015 Ricardo Pérez ha dicho:

    La historia del golf dejara reseñado un jugador extraordinario,y lo mejor esta por venir con este gran emperador.

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