US Open 2015

Jordan Spieth, toda una realidad

Óscar Díaz | 22 de junio de 2015

Jordan Spieth, con el trofeo de campeón en Chambers Bay (foto © USGA/Darren Carroll)

Antes de que la mecánica cuántica se pusiera de moda, antes de que tuviéramos noticia de la existencia del pertinaz y esquivo gato de Schrödinger, la teoría de los universos paralelos entraba en nuestras vidas de la mano de nuestros progenitores resumida en una contundente frase: «Y si mi abuelo tuviera ruedas, sería una bicicleta». El golf, deporte de alternativas y de posibilidades frustradas, es una disciplina ideal para abundar en esta hipótesis física. Cada decisión abre un sinnúmero de posibilidades; cada golpe ejecutado, una cascada de consecuencias. En otro universo, seguramente Dustin Johnson ya tenga un buen número de majors en su morral; en este, Jordan Spieth se ha hecho con los dos primeros de la temporada después de adjudicarse el US Open de Chambers Bay.

Quien gana siempre lo merece, pero no hay que hacer de menos la capacidad que tienen algunos jugadores para autodestruirse a su pesar. Como Sergio García, Adam Scott y Rory McIlroy, por ejemplo, divorciados de los greens-coliflor de Chambers Bay durante todo el torneo pese a sus zarpazos finales. Como Branden Grace, que no se había visto en otra igual y llegaba al tee del 16 empatado con Jordan Spieth en el liderato y mandaba una bola a explorar las vías del ferrocarril Burlington Northern Santa Fe. Y, sobre todo, como Dustin Johnson, que se las apañó para perder un torneo que durante la última jornada siempre tuvo en sus manos.

Ya son cuatro veces que se le escapa un major al longilíneo estadounidense, todas por circunstancias más o menos atípicas. En Pebble Beach, en 2010, una mala decisión en las barbas de un bunker en el hoyo 2 desencadenaba una serie de catastróficas desdichas que lo relegaba a la octava plaza; en Whistling Straits se interpuso un bunker camuflado y pisoteado y la consiguiente penalización por apoyar el palo; en Royal St.George’s, un fuera de límites extraño desde la mitad de la calle.

En Chambers Bay, Johnson comenzó cogiendo todas las calles y acribillando todas las banderas. A nadie le habría extrañado que hubiera salido de los cuatro primeros compromisos con un -4, pero solo consiguió convertir su cuarto putt para birdie, por acoso y derribo. A partir de ahí, más solidez y control hasta llegar al hoyo 10. De repente llegaron las grietas al juego del estadounidense de rostro inescrutable, con su eterno gesto que aúna concentración y despiste. Casi sin enterarse, Johnson cometía tres bogeys en cuatro hoyos y se veía relegado en la clasificación, superado por un Jordan Spieth que seguía haciendo su trabajo.

Cambiaban las tornas y el foco se centraba en el astro texano, el joven que batió todos los récords en el Masters de Augusta y que amenaza el status de un buen número de estrellas presentes y pasadas. Spieth lograba un gran birdie en el hoyo 16 y se colocaba en el tee del 17 con tres golpes de ventaja sobre sus inmediatos perseguidores, pero Chambers Bay tenía la intención de seguir dando juego. El penúltimo coletazo del campo fue un inesperado doble bogey para Spieth en este par 3 después de una mala salida, cuyo efecto se magnificaba con el birdie posterior de Johnson, que llegaba en el último partido.

Aun así, Spieth demostró en el hoyo 18 que por las venas le corre hielo y jugó este último compromiso de libro, convirtiendo el birdie después de dejarse un putt claro para eagle. El estadounidense superaba a Louis Oosthuizen, mejor resultado en casa club con -4 después de su 67 del día y un final de ensueño, con seis birdies en los siete últimos hoyos.

Por detrás solo faltaba por llegar el partido estelar, el de Dustin Johnson y un maltrecho Jason Day, que finalmente claudicó ante la acumulación de circunstancias adversas. El bombardero estadounidense siguió los pasos de Spieth y se dejó un putt de poco más de tres metros para eagle. Con un putt, ganaría el torneo; con dos, forzaría el desempate a 18 hoyos. Hizo tres. En otra realidad, posiblemente el abuelo de Johnson tenga ruedas y el estadounidense esté ahora mismo celebrando su triunfo junto a su mediática pareja, Paulina Gretzky. En este plano de existencia, el que cuenta para nosotros, es Spieth quien sigue en pos del Grand Slam gracias a su segundo major de la temporada.

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