Son muy pocos los españoles que pueden alardear de haberse enfrentado mano a mano a Tiger Woods. El último, Gonzalo Fernández-Castaño en el WGC Accenture Match Play en el pasado mes de febrero, 14 años después de que Santi Luna venciera al exnúmero 1 del mundo en la Dunhill Cup de 1998 por 71 a 72. Sin embargo, muy pocos saben que el primer español que plantó cara a Tiger Woods fue Jorge Rubio. Su historia es tan atípica como, a priori, puede parecer el propio enfrentamiento TIGER WOODS-JORGE RUBIO en un campo de golf.
El duelo se dio en 1992 en el Wilson/Dixie Amateur que se jugó el día de Nochebuena en el Bonaventure Country Club de Fort Lauderdale, un campeonato amateur de Estados Unidos en el que nuestro protagonista fue avanzando eliminatorias hasta llegar a los cuartos de final donde esperaba en el tee del 1 un chaval de 16 años con visera plana y con el físico que se presupone para un chico de esa edad. «Me ganó en el hoyo 17 y yo creo que a raíz de ese enfrentamiento se separaron nuestros futuros».
Su risa suena fuerte al recordar el que, sin saberlo, sería el partido más prestigioso de su carrera. Una carrera que empezó a destacar con su presencia en los equipos nacionales de menores de 18 años de la Real Federación Española de Golf por los que pululaban jugadores como Jesús Arruti o Ignacio Garrido. Con un Campeonato Internacional Junior de España a sus espaldas, Rubio veía su futuro académico y golfístico fuera de nuestras fronteras.
Fue uno de los pioneros en cruzar el charco. En aquel entonces se puso en contacto con uno de los pocos que ya había probado la experiencia, Nacho Gervás, actual director deportivo de la RFEG y comentarista de Canal+ Golf, para informarse sobre las becas de Estados Unidos.
«En esa época no era como ahora, que hay mucha información. Al final recalé en la universidad de Miami Dade. Estudié y jugué ahí dos años y luego vinieron a buscarme de la universidad de Tennessee, que ya era de la Primera División del NCAA. Coincidí en algunos torneos con gente de Georgia Tech como Stewart Cink, David Duval y el español Carlos Beautell».
Acabada la formación académica, había que tomar una decisión: ¿hacerse profesional o trabajar? «O eres un absoluto crack o lo de ser profesional es muy difícil y en ese momento decidí hacer un MBA y dedicarme a trabajar. El golf adquirió a partir de ahí un papel secundario». Dicho y hecho: Rubio se centró en el mundo empresarial y optó por dejar en segundo plano su pasión.
En las pasadas navidades, Rubio regresaba a España a sus 42 años, todavía como jugador amateur. Su nueva vida también le ha posibilitado competir más. «En Estados Unidos jugar a nivel aficionado implica mucho gasto y viajes muy largos. En España está todo más a mano». Y bajo esta premisa y, sobre todo, la de ser un auténtico «enamorado de este deporte», Rubio tiene claro cuál es su máxima aspiración: «Seguir siendo competitivo y poder jugar dentro de España al nivel amateur más alto. Es el objetivo que yo me marco».
La semana pasada, Rubio concluyó en el cuadragésimo cuarto puesto en el Campeonato de España Individual Masculino Amateur en Pedreña. Pasó el corte pero «no venía jugando bien». A pesar de ello, disfrutó cada golpe, cada hoyo, cada minuto de una experiencia más vivida junto a jugadores a los que, literalmente, dobla en edad.
«Me encanta que el golf te dé armas diferentes para que esto no se convierta en potencia contra potencia. Mis compañeros de partido hacen 30 metros más que yo, pero luego veo que mi hierro 5 cae más cerca de bandera que sus hierros 8. Y también tengo la madurez a mi favor. Aunque parezca un tópico. Hay jugadores de 19 años que fallan un golpe y del enfado que cogen acaban fallando cuatro o cinco más y a mí eso no me pasa», comenta Rubio.
Hace unos meses jugó en Sant Cugat un torneo en el que uno de sus compañeros de partido tenía 13 años. Recordándolo, vuelve la carcajada. «¡A ese chico sí que le superaba desde el tee!». No deja de sonreir tampoco cuando asegura que, en los campeonatos, sus rivales de 20 años no se atreven a hacer bromas con su edad. «Me miran y ven a sus padres. Aunque la mayoría son encantadores. Chicos que con 16 años son auténticos señores en el campo de golf».
Su alegría al comentar el nivel de juego y educación de los españoles contrasta con la pena con la que habla de la escasa participación de jugadores de su edad en los campeonatos amateurs a nivel nacional y europeo. «En EE. UU., está muy extendida la figura del amateur de gran nivel de 40 ó 50 años. Es algo genial. Te aseguro que en España hay mucha gente de nivel, pero es una pena. La gente de mi edad me confiesa que les da pereza jugar con los chavales», lamenta.
Con hándicap +0,5 y a sus 42 años, a Rubio le encantaría que su historia animara a otros amateurs de su edad a participar en los torneos. Tampoco descarta que los devenires de la vida le lleven a seguir los pasos de Gary Wolstenholme, exitoso jugador aficionado inglés que se pasó a profesional a los 48 años y está teniendo una prolífica carrera en el European Senior Tour. «Sigue siendo un sueño y quien sabe si algun día podré permitírmelo. Me encantaría y me hubiera encantado desde un principio, pero no lo vi viable».
Hace tres meses, vivió una pequeña experiencia entre profesionales cuando pasó el corte del Peugeot Tour Alps de Barcelona, superando en la clasificación a jugadores del Challenge Tour con una primera vuelta de -2 para el recuerdo.
Quién sabe si dentro de unos años Rubio podrá darle la revancha a Tiger Woods en el Champions Tour. Sería la mejor manera de cerrar la atípica historia de este atípico y magnífico jugador amateur.
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