Como cada año desde 1979, la PGA of America organiza el supertorneo con los cuatro ganadores de majors de la temporada. Aunque lo de enfrentar a los mejores de una disciplina para que se batan entre ellos y así saber quién es el rey de la colina tiene mucho de espectáculo típicamente americano, la realidad es que es bastante entretenido y, en este caso, reúne a auténticos primeras espadas del golf mundial, ya que a Martin Kaymer, Bubba Watson y Rory McIlroy se les ha unido Jim Furyk para completar las cuatro plazas. Esto es debido a que, por si hay todavía algún despistado que no lo sabe, el amigo McIlroy se agenció dos de los majors de este año y no está permitido ni bien visto hacer mulligan todo el rato para compensar, así que con mucho acierto han escogido a Furyk para cerrar el listado.
De momento, en la primera ronda jugada en el campo Port Royal Golf Course de las Islas Bermudas, Martin Kaymer ha empezado aplicando la fórmula que le valió para llevarse el PGA Championship en 2010 y el US Open de este año, que viene a ser el “que me quiten lo bailado”. El alemán empezó como si no fuera a jugar más al golf, como Indurain en las contrarrelojes, tomando distancia y marcando un ritmo que no puede seguir cualquiera. Al paso por el hoyo 10 ya se había agenciado cuatro birdies y un eagle en el hoyo 7 tras un hierro maravilloso que le dejaba hecho el putt, en total seis bajo par y la perspectiva de poder dejar liquidado el torneo el primer día.
Sin embargo, los últimos ocho hoyos se le hicieron un poco más cuesta arriba y, tras hacer bogey al 13 y un último birdie en el 17, terminó con 65 golpes (-6). No pudo batir el récord del torneo que tiene Adam Scott en su poder con 64, pero empieza liderando con comodidad. Como señalaba el jugador alemán “es importante que no me relaje e intente seguir igual, porque no estoy compitiendo contra jugadores del Challenge Tour».
A dos golpes de Kaymer ha terminado Bubba Watson, ganador este año de su segundo Masters, que ha entregado una tarjeta con cinco birdies y un solitario error en el par 3 del hoyo 16, aunque nada que reprocharse ya que, excepto Kaymer, todos sumaron un golpe en ese punto del recorrido de Port Royal. De momento está en la misma posición que en 2012 cuando terminó la primera vuelta a dos golpes de Harrington, aunque su 72 posterior le dejó sin opciones de levantar el trofeo.
Rory McIlroy es el tercero en discordia aunque a una distancia de cuatro impactos de la cabeza, todo debido a los dos bogeys consecutivos que firmaba el norirlandés en los hoyos 8 y 9. Hasta entonces, Rory acumulaba un -3 que competía en eficacia con Kaymer, pero a partir de ahí perdió el ritmo y dejó de encontrarse cómodo en el campo, terminando con un 69 (-2) que le sitúa a una distancia importante del alemán. Aun así, si de alguien podemos esperar que levante cuatro abajo ese es Rory.
Y por último Jim Furyk, que ha sido el único jugador en acabar por encima del par del campo. Y no es que haya jugado mal, de hecho, como él mismo comentaba “he jugado mejor de lo que dice mi tarjeta. Obviamente los dos bogeys al final la hacen parecer peor de lo que es y también el no meter el putt para birdie en el 17”. La realidad es que ver jugar sobre el par a Furyk es realmente complicado y, aunque parece que está fuera de la pelea, por lo menos puede presumir de ser el único de los que están en Port Royal que ha ganado el torneo, y no solo una vez sino dos, en 2008 y 2003.
En cualquier caso, en las Bermudas se está viviendo un torneo en un ambiente más relajado y festivo ya que como señalaba Watson, “estamos a final de año, o a principios si lo ves desde el punto de vista del PGA Tour, así que lo que más hacemos es hablar entre nosotros: ¿qué torneos juegas ahora?, ¿qué tal la familia?, ¿qué haces en las navidades?, cosas como esa”. Todo esto está muy bien pero estamos seguros que cuando lleguen a los últimos hoyos jugándose el torneo, las caras, los gestos y las bromas pasarán a un segundo plano y aparecerá el animal competitivo que todos llevan dentro, porque de aquí saldrá el campeón de campeones.
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