Si hubiera que definir de algún modo a Matt Kuchar es muy probable que la palabra “insistencia” tuviera constantes alusiones. De algún modo, a lo largo de toda su carrera, ese hombre alto de uno noventa ha parecido estar aspirando siempre a las cotas más altas, desde que perdiera con Tiger Woods en las finales del US Amateur de 1996. Le ha costado mucho transformar el talento en resultados, tanto en sus primeros años en el PGA Tour, donde no superaba un corte, como posteriormente en los majors, donde ahora parece que compite con la naturalidad de quien acude al trabajo. Kuchar ha insistido tanto que parece estar muy cerca de lo que un día pensó merecer.
No parecía haber muchos hombres que, después de disputar el Masters el pasado domingo, se animaran a viajar a Carolina del Sur para un evento regular del circuito. Pero este evento, el RBC Heritage, se disputa en un campo que todos los profesionales alaban con insistencia, tanto por concentrar a dos grandes mentes del diseño (Dye y Nicklaus) como porque, probablemente, el dejar a un lado esas ondulaciones del Augusta National debe ser una redención, el final de un largo castigo. Y Kuchar, que finalizó quinto en el Masters, a pesar de terminar su última jornada sobre par, tenía que venir aquí a jugar de nuevo. Quizá hubiera una espina clavada, porque estos han sido sus resultados durante el último mes de competición:
Valero Texas Open: cuarto
Shell Houston Open: segundo
The Masters: quinto
Y ahora, tras solo dieciocho hoyos, lidera en Harbour Town con una vuelta de menos cinco. “Ciertamente, pasas un examen tan duro en el Masters, y tienes que ser tan preciso en los majors, que pienso muchas veces que los jugadores están un poco más alerta la semana siguiente, algo más afilados por la precisión que requerían”, dijo Kuchar. “Creo que vais a ver a muchos jugadores venir aquí esta semana y hacerlo muy bien, al menos si no están muy cansados”.
Él fue la prueba, empatando con un 67 en casa club con Scott Langley y William McGirt. Harris English es cuarto con menos tres, mientras que un gran grupo de jugadores les siguen con menos dos. Entre ellos, se encuentra el chico que casi se viste de verde el domingo. “Estaba ansioso por volver ahí fuera y jugar otra ronda competitiva de golf”, declaró Jordan Spieth. “Para mí iba a ser como una terapia, de algún modo, por lo de la semana pasada. Volver ahí fuera e intentar hacer algunos birdies”.
El viento pasó factura a muchos contendientes, entre los que estuvo Gonzalo Fernández-Castaño, que firmó tres bogeys y un doble bogey a lo largo de su vuelta. Un par de birdies, sin embargo, maquillaron su 74 final (más tres) y le dejan con buenas opciones de llegar al fin de semana.
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