La temporada en que Suzann Pettersen cumplió veintiséis años ganó seis veces alrededor del mundo. Era una joven llegada de Europa con las miras muy altas, potente desde el tee, agresiva en sus tiros a bandera y muy fiable en sus mejores semanas, por lo que no parecía extraño que se impusiera a jugadoras como Lorena Ochoa, Karrie Webb o Laura Davies. La noruega era muy ambiciosa y estaba decidida a triunfar. Fueron tiempos felices y productivos, en los que obtuvo su primer grande, el LPGA Championship.
Durante aquellos meses de 2007, Suzann alcanzó el número dos del Ranking Mundial y tenía ante sí un futuro de lo más prometedor en la élite. Sin embargo, como viene siendo habitual, los problemas comenzaron a surgir. Las dudas poblaron su contundencia en los greenes y tuvo que trabajar arduamente para despejarlas; primero con un grip inverso, más tarde, incluso pateando con los ojos cerrados. Volvió a ganar cuando vio claramente el camino hacia el hoyo, pero no con la misma asiduidad que antes. Les sucede a muchas jugadoras que alcanzan su máximo potencial: un área del juego se debilita y no siempre es fácil rehabilitarla.
Pero si por algo se ha caracterizado durante toda su carrera es por ser una trabajadora incansable. Pettersen ha sido un ejemplo de compromiso tanto en la preparación de su físico, fuerte y robusto como su swing, como en la parte mental del golf, en la que le ayudaron Pia Nilsson y Lynn Marriot con su programa Vision 54 (el resultado que se obtiene al firmar 18 birdies en una vuelta). Poco a poco, como una lluvia fina, volvió a reencontrarse con su mejor versión. En 2012 llegaron dos triunfos. En 2013, otros tres (dos en el LPGA Tour y otro en el LET), pero lo más significativo estaba detrás de ellos: había firmado otros ocho top 10, cinco de ellos entre las cuatro primeras.
Así llegó al Evian Championship, con la confianza de haber finalizado tercera en el Nabisco y el LPGA o cuarta en el British. Suzann estaba muy cerca y era consciente de que los pequeños detalles decidirían el resultado, que el trabajo y la preparación darían sus frutos. Partió a un golpe de la cabeza en la última jornada con la única intención de desarrollar el plan establecido para esta semana: no meterse en problemas, aprovechar que el campo estaba empapado por las continuas lluvias y clavar las distancias en sus golpes a green; ser de nuevo segura con el putter en las manos.
Mika Miyazato era la líder del torneo tras dos días de competición. Se había mostrado implacable hasta entonces, pero la presión de aspirar a su primer gran torneo hizo mella desde muy pronto: en siete hoyos, la japonesa marchaba más seis; solo había cometido tres errores en sus primeros 36. Fuera de juego y aprendiendo valiosas lecciones, la competición quedó en manos de Pettersen y una adolescente, Lydia Ko, que bien podría considerarse una rival temible a pesar de sus 16 años. Mientras la primera clasificada se hundía, la neozelandesa no dio la más mínima impresión de titubear ante la oportunidad que se abría ante ella. Marchaba menos uno tras sus nueve primeros hoyos.
Fue Pettersen, sin embargo, la que mejor aprovechó la situación. Habían pasado cinco años desde su último grande, lo suficiente como para echar de menos otro gran triunfo con impaciencia. Tres buenas oportunidades este año, tres victorias alrededor del globo, un cuantioso puñado de top 10… El que Suzann se impusiera era la consecuencia lógica al enorme trabajo que había puesto detrás de los focos. Sus 68 impactos (menos tres) le permitieron alcanzar el menos diez en el acumulado y superar por dos golpes a Ko (70), segunda clasificada en solitario. “Espero que esto sea solo el comienzo”, declaró. “Ha sido un gran mes, cinco semanas en realidad, comenzando por la Solheim. Fue una gran salida para lo que ha sido el mejor mes de mi carrera”.
Beatriz Recari firmó su mejor resultado en un grande hasta la fecha (novena) gracias a sus 72 golpes en esta última jornada, cada vez más cerca de redondear una trayectoria impoluta en América. Azahara Muñoz fue decimonovena, Belén Mozo trigésimo séptima y Carlota Ciganda quincuagésimo segunda.
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