La escuela de golf indoor Golf Vídeo Escuela, situada a pocos minutos del centro de Madrid, ofrece a los jugadores de golf un completo y personalizado método de enseñanza que, unido al trabajo y el entrenamiento, les llevará a elevar al máximo su nivel de juego.
Diferenciándose de la enseñanza convencional desarrollada en las canchas de prácticas al aire libre, Alfredo Fernández, director de Golf Vídeo Escuela, pone a disposición del alumno la más avanzada tecnología y sus amplios conocimientos tanto teóricos como prácticos para eliminar, al máximo posible, el sufrimiento al que todo golfista está expuesto en un campo de golf. Esto pasa por el conocimiento de uno mismo, de su swing y de las limitaciones del mismo para, de la mano del experimentado instructor, conseguir un swing sólido y mecánico.
«En un espacio abierto el análisis se basa en el vuelo de la bola y aquí lo que hacemos es “adiestrar” al alumno para que utilice sus músculos grandes evitando en todo momento que sean las manos las protagonistas sobre el movimiento del palo», nos explica Fernández.
Lo novedoso de una escuela indoor puede asustar y cohibir a un alumno acostumbrado a identificar los fallos mediante el vuelo de la bola, pero con el apoyo de la tecnología en Golf Vídeo Escuela se puede hacer un análisis del swing mucho más profundo. La clave de este tipo de entrenamiento es que el vuelo de la bola no condiciona ni distrae a un alumno que, guiado en todo momento por el instructor, comienza el entrenamiento del swing basado en el trabajo de los músculos grandes del cuerpo, dejando en un segundo plano a los brazos y manos, protagonistas del swing en algunos métodos de enseñanza convencional. De esta manera, los alumnos dejan de ser marionetas guiadas por un profesor que mueve los hilos sin un criterio fijo y terminan identificando y corrigiendo sus propios errores, a la vez que obtienen u swing sólido.
“En quince años hemos ayudar a generar veinte campeones de España con un método de enseñanza que da identidad al jugador”, afirma Alfredo Fernández.
Por medio de un cuestionario inicial, el instructor se hace una idea del nivel del conocimiento que tiene el alumno de su swing y de su juego. Al preguntar por la frecuencia de entrenamiento, el instructor se hace una idea de la viabilidad de la mejoría que se puede esperar de sus alumnos, ya que al igual que todo método de trabajo, este requiere del esfuerzo de ambos para dar frutos. En este cuestionario también se incluye un apartado en el que el alumno fija el objetivo que desea alcanzar tras ponerse en manos de la escuela. A continuación, se da paso al calentamiento previo a cualquier entrenamiento al que Alfredo está atento y aprovecha para ofrecer consejos sobre la preparación física óptima para entrenar y jugar.
El análisis inicial es gratuito y, si el alumno está satisfecho, comienza la fase más importante: el trabajo duro para conseguir resultados. Este análisis se basa en un estudio detallado del swing con tres palos que son clave en la bolsa de todo jugador: el pitching wedge, un hierro medio, como puede ser el siete, y el driver. La información del alumno se va guardando en la base de datos de la escuela con el fin de conocer su evolución.
Tras pegar una serie de bolas con cada uno de los palos, el radar FlightScope xi+ recoge los datos de vuelo, trayectoria, efecto, altura y distancia, que serán muy útiles para diagnosticar a simple vista los posibles fallos. Tras el uso del radar, que es un elemento importante pero no fundamental, pasamos a un análisis visual. La toma de imágenes del grip y stance desde cuatro ángulos diferentes, igual que con el swing completo, ayudará a conformar el dibujo completo del swing y a detectar los posibles fallos que puedan presentarse.
El entrenamiento suele consistir en una clase de 50 minutos a la semana en el que, capítulo a capítulo, se van repasando los fundamentos del swing y corrigiendo los fallos diagnosticados en el alumno tras la primera toma de contacto con la academia. Con una enseñanza estructurada, en la que Alfredo respalda con una firme base teórica sus apuntes técnicos, el alumno va aprendiendo paso a paso los fundamentos del swing.
«Hay que enseñar los fundamentos paso a paso. El grip y el stance formarían parte del capítulo uno. Luego vendría el movimiento del cuerpo, una vez decidido si se hace sobre uno o dos ejes. A partir de ahí, empezamos a sincronizar los brazos y el palo para conseguir que esos eslabones formen una cadena y se convierta en un movimiento rítmico, fluido, potente y, sobre todo mecánico, un acto reflejo», explica Alfredo Fernández.
Semana a semana se va trabajando en un swing que podemos asemejar a una casa en la que se necesitan unos sólidos cimientos que sustenten el peso del resto de los pisos, en los que trataremos de poner los ladrillos hasta el nivel más alto posible para llegar algún día a construir un tejado sólido. Pero como bien dice el director de Golf Vídeo Escuela, «todo el mundo quiere tener el tejado antes de hacer la obra. Y hay que entender que es un trabajo arduo y para el que se necesita tiempo y, sobre todo, implicación por parte tanto del alumno como del profesor».
Como complemento a las clases impartidas se recomienda también un trabajo diario de al menos media hora para adquirir memoria cerebral del movimiento. Este método no garantiza resultados a corto plazo pues requiere de un trabajo continuado en el tiempo, pero los jugadores que adoptan este método de entrenamiento terminan disfrutando plenamente de un deporte caracterizado por la frustración que genera en muchos golfistas que no consiguen colocar la bola donde quieren o, incluso, pegarle de manera sólida y repetitiva.
La atención personalizada es la clave de un método de enseñanza en el que nos encomendamos al instructor para ser conscientes de nuestro nivel de incompetencia y reducirlo al máximo. Alfredo Fernández nos ofrece una estadística interesante: solo un 15% de los jugadores federados dan clase, y de ellos apenas el 15% consigue bajar de hándicap 18 debido a una metodología de entrenamiento que en muchos aspectos ha quedado obsoleta y que está formando jugadores sufridores.
Con cerca de dos décadas dedicadas a la enseñanza del golf, Alfredo Fernández ofrece en Golf Vídeo Escuela el mejor método posible para construir un buen swing a todos los amateurs dispuestos a trabajar para mejorar, una senda que implica dedicación y compromiso, pero que ofrece satisfacción y resultados.
Para poneros en contacto con Golf Vídeo Escuela, podéis llamar al teléfono 91 413 35 62 o enviar un email solicitando información a golfvideoescuela@yahoo.com.
Deja un comentario